Capítulo 3

6.2K 507 80
                                    

Me separé lentamente de él, como quien no quiere la cosa.

—Perdona eso, Paul —susurré, avergonzada—. Creo que mis emociones se descontrolaron un poco...

—No te preocupes, Bi —su sonrisa despreocupada hizo que me estremeciera ligeramente, recordando que aún me encontraba entre sus brazos—. ¿Ya estás mejor?

Asentí moviendo afirmativamente mi cabeza de arriba abajo. —Sí.

—Vamos, te daré un pequeño recorrido por la playa, ¿te parece? —Aún no borraba la sonrisa de su rostro, tenía los ojos brillantes y recargaba ligeramente su mano izquierda en mi clavícula—. ¿Si vienes?

Hice una pequeña inclinación con mi cabeza, dándole a entender que estaba bien. Él se separó unos centímetros de mí, sin apartar sus ojos de encima de mí, pareció meditar algo por unos cortos segundos y, rápidamente, aferró su mano derecha con mi mano izquierda. Sentí que mi cara se sonrojaba, con un repentino calor debido a su acción.

—Pues vamos, linda.

[...]

—Entonces, ¿estudias en el mismo instituto que yo? —Me preguntó él mientras caminábamos por la orilla del mar, con los pies descalzos rozando la arena húmeda y mojada. Llevábamos unos cuantos minutos en silencio, sólo teniéndonos a los dos, disfrutando de nuestra presencia—. ¿Eres la prima de Quil Ateara, Bianca?

—Puedes llamarme Bi, Paul —murmuré, esbozando una suave sonrisa. Le vi temblar ligeramente y sus dedos se aferraron un poco más a mi mano—. Sí, Quil es mi primo. Veo que estuviste investigando, chico maniático. Y sí, estudio en el mismo instituto que tú.

—No me culpes, tenía que estar segura de que no eras una loca secuestradora vendedora de órganos en el mercado negro —se burló él, riéndose de mí. Solté una risa escandalosa, que se habrá escuchado hasta en la India. Separé mi mano de la suya y me tapé el rostro, dándome cuenta que había reído como psicópata—. Eh, no te tapes el rostro —retiró mis manos de la cara, me sonrió otra vez—. Lo mejor de la risa es cuando la disfrutas. Además, me gusta tu risa. Es original.

Me quedé sin palabras. Le miré a los ojos, aquellos bonitos ojos oscuros que me tenían hipnotizada desde la primera vez.

— ¡Bianca Snow Ateara! —di un pequeño bote al escuchar la voz de mi primo, gritando—. ¿Dónde demonios te habías metido? ¡Se suponía que no te moverías del lugar donde te habíamos dejado! ¿Quieres que muera de un infarto? ¿Qué diría el abuelo Ateara cuando le contara que su nieta había sido devorada por la nada? ¿Cómo se te ocurre...? —se calló de inmediato, dándose cuenta de que no estaba sola. Su ceño se frunció aún más—. ¿Qué diablos haces tú con mi prima?

Su pregunta estaba totalmente dirigida a Paul, que había comenzado a sonreír socarronamente.

—Tranquilízate, Ateara, sólo le estaba mostrando la playa...

—Ella no necesita que seas su guía turístico, Lahote —medio gruñe Jacob, apareciendo detrás de mi primo, junto a Embry. Paul lo mira con cara de pocos amigos.

—Eso debería decirlo ella, no tú, Black —gruñe Paul, soltando una risa breve. Se gira hacia mí, sus ojos se vuelven menos turbios y se inclina hasta posar sus labios sobre mi mejilla derecha, causando que mi rostro se encienda en calor. Escucho una especie de ronroneo proveniente del interior de su pecho antes de que él se separe definitivamente—. Nos vemos mañana, Bi.

Se aleja a paso confiado, caminando como si fuera el rey de la playa. Cosa que me parece graciosa y adorable, pero a mi primo y a mis amigos les parece totalmente reprochable.

Out of the WoodsWhere stories live. Discover now