Capítulo 2

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BIANCA SNOW ATEARA

—Ya basta, no coman frente a los pobres, encima si los pobres están todos solos, solínes y solitos —la jocosa voz de mi primo hizo que me separara del fuerte y reconfortante abrazo de oso que me estaba dando Paul. Sonreí, sintiendo mis mejillas algo rojas por la vergüenza de estar siendo observada por todos los presentes—. Y, ahora que recuerdo, ¿por qué rayos lo saludaste a él primero? ¡Se supone que yo soy tu familia, Bianca Snow Ateara! ¡Siento la traición hasta aquí! ¡Y apesta!

No pude evitar reír con alegría. Definitivamente había extrañado al tonto de mi primo.

Justo cuando estaba por darme la vuelta para poder saludarle con propiedad, un carraspeo fuerte llamó por completo mi atención.

—Estoy seguro que el que debería estar haciendo una escenita dramática soy yo.

Con completo entusiasmo, corrí en dirección del abuelo Ateara, fundiéndome en un abrazo ni tan fuerte ni tan suave, para que no lo hiciera dañito. No me gustaría lastimarlo sin querer.

—Uy, nietecita estás algo más tostadita por el sol, siento un poco de confusión porque se supone que vives en la playa...

—Una playa sin nadita de sol y que nadie visita, ¿cierto? —jugueteé con voz burlona.

—Bueno, bueno, tú puedes controlar los elementos, podrías hacer que el sol salga por acá de vez en cuando —me contestó igual con burla, haciéndome reír.

—Lo tomaré en consideración, abuelo —volví a sonreír—. En serio te extrañé mucho. ¡No sé cómo pude haber vivido los primeros años de mi vida sin tenerte en ella!

—Lo mismo me pregunto, nena —sacudió mi cabello con dulzura—. Y mi respuesta favorita es y siempre será: todo es culpa de Derek.

Una risa colectiva se hizo presente hasta que una tos falsa resonó por encima de la bulla. Papá estaba recostado en uno de los poderosos troncos que pertenecían a las anatomías de los árboles.

—Y sí, te escuché perfectamente —parecía querer quitarle la cabeza a mi abuelo de un solo salto—, pero lo ignoraré para no generar una masacre frente a mi hija. Que tengas buen provecho y no olvides cerrar la puerta con seguro esta noche. No sé si has escuchado pero los lobos acechan estas tierras.

Sonrió con algo de altanería y comenzó a andar hacia el lugar donde se estaban preparando los perros calientes.

Sentí los brazos de Paul rodearme con ternura, permitiéndome el acurrucarme contra su pecho, percibiendo su bonito corazón latir en contacto a mis omoplatos.

— ¿Cómo es que tu padre da bastante miedo y tú eres un pollito suavecito y amoroso? —susurró en mi oreja, haciéndome estremecer por su aliento cálido—. Tú eres como un osito cariñosito y él un lobo feroz. Como tu novio guapo, ¿lo conoces?

— ¿Estás seguro de eso, corazón? —Me giré entre sus brazos, arqueando una ceja con vanidad—. Creo firmemente que mi novio es tan osito como lo soy yo. Hasta en ocasiones me gana el primer puesto de la categoría.

—Tienes un mal discernimiento de los hechos, nena.

Sus palabras me hicieron reír con cariño.

—Vaya, de verdad has estudiado muchas palabras nuevas en estas vacaciones sin mí. Ya Jared no te podrá llamar hombre cavernícola.

Sus orejas se colorearon y eso hizo que quisiese reír por el encanto que me generaba Paul. Definitivamente él también era un osito cariñosito.

—Tenía que estar al nivel de mi preciosa novia, por supuesto, no puedo quedarme en segundo plano con semejante monumento —lo dijo súper rápido como si fuera un secreto, provocando más risas en mí—. Ven, amor, vamos a comer.

Out of the WoodsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora