034

269K 19.5K 6.6K
                                    

Thomas: No traten de recordar ese personaje, nunca apareció en la historia; solo lo puse en este cap porque es complementario.

🔸🔸🔸

Sus ojos estaban puestos en los de él. Su corazón retumbaba en su pecho y sus manos hormigueaban por poder tocarlo.

     Estaba sumamente feliz por tenerlo así, de esa manera.

     Pero una parte dentro de su cabeza le recordaba todos sus llantos, su dolor.

     Su sufrimiento.

     Suspiró con pesadez.

    —¿Y cómo... cómo me lo vas a demostrar?

     Los labios ajenos se posaron sobre los suyos por segundos. Se alejó después y le sonrió de manera genuina... haciendo que Lucía apretara sus puños por no poder controlar sus sentimientos por él.

     Por incluso una sonrisa, su cabeza y corazón eran un desastre.

    —Te vas a sorprender, preciosa.

    Y volvió a unir sus labios, y aunque ella trató de alejarlo; en instantes se rindió.

    ¿"Se rindió"? ...

     El hecho de que ahora, estaba jadeando, con sus piernas alrededor de Nicolás, atrapándolo, mientras él besaba y chupaba con avidez la piel de su cuello, no significaba nada.

    Sí, eh, nada.

    Unos toques insistentes en la puerta se hicieron presentes.

     Ella trataba de respirar con normalidad, y él simplemente comenzaba a desabrochar su camisa...

     —¡Nicolás! —exclamó en voz baja. ¿Estaba mal si quería reírse?—. Alguien está-

    Él, por supuesto, la calló besándola.

     Y de nueva cuenta Lucía estaba cayendo en la tentación.

     Pero quien se hallaba en la puerta insistió, por lo que tomó una decisión:

    Se movió un poco con el fin de liberarse y, sin querer, rozó la entrepierna del contrario, haciéndolo soltar un leve gruñido.

    Ups...

    —¡Nicolás, sé que estás ahí!

     Lucía se tensó al reconocer la voz de Eva. Se acomodó rápidamente la ropa y caminó a abrirle; Nicolás...

     Nicolás sólo resopló con molestia.

     —¡Lucía! —saludó alegremente la mayor en cuanto la vio—No esperé verte aquí —Sonrió, y entrecerró los ojos al verla fijamente—. ¿Por qué tienes los labios tan hinchados y rojos? —Posó sus ojos en Nicolás y frunció el ceño—. ¿Y tu camisa?

     Entonces, al ver el sonrojo en las mejillas de ella, y la molestia en el rostro de él, lo supo.

     —¡Oh! ¿¡Los interrumpí!?

     —No, ¿cómo crees? —respondió él con sarcasmo. La mujer mayor negó con la cabeza mientras sonreía; Nicolás era tan adorable a sus ojos.

Vendida A Un Playboy © | Libro 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora