𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝐕𝐈 - 𝐃𝐢𝐬𝐟𝐫𝐚𝐳 2

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Holis! Me emocioné por leer sus comentarios y aquí está otra actualización y el real regalo de cumpleaños para quienes disfrutaron VAUP. Advierto que este extra va de la mano con el Extra V - Disfraz 1, y recomiendo que tengan conocimiento sobre ello para que puedan gozar de este debidamente ♡

Sin más, los adoro, tomen agüita y disfruten

***

𝐍𝐈𝐂𝐎𝐋𝐀𝐒



Nicolas Cavalier amaba verla, su esposa, Lucía King, era preciosa y encantadora, una mujer excepcional. Amaba saborearla, sentir la humedad de ella en su boca mientras Lucía se retorcía por tratar de escapar de él, y su vez, montarlo con más precisión. A ella le gustaba eso, Nicolas lo sabía. El juego del atrapa y no sueltes era una de sus preferencias. Sentada en su cara, Lucía soltó un largo y dulce gemido. Todo de ella temblaba, y se movía sobre él de manera limitada debido al agarre que Nicolas mantenía sobre sus piernas.

—Nicolas —jadeó ella, y Nicolas siguió torturándola con su lengua. El manojo de nervios que acarició una y otra vez en una sensual burla tenía a Lucía halándole el cabello—. ¡Nicolas!

—¿Mhm? —emitió él contra su clítoris hinchado. Lucía soltó un sonido ahogado, trató de alejarse, pero él no estaba teniendo nada de eso. No había tenido suficiente de su sabor, y él era un puto adicto a su sabor.

—No juegues.

—No sé a qué te refieres, amada esposa.

—Oh, D-Dios, no me hagas decirlo de nuevo.

—¿Por qué no? Me gusta cuando lo haces.

—Nicolas —mencionó ella muy lentamente, como una reprimenda. Era adorable. Nicolas hizo oídos sordos y continuó con la lenta tortura.

Pese a sus reclamos, Lucía montó su cara como una campeona. Seguía sujetándole el cabello con fuerza y él no hizo ningún movimiento para detenerla. También amaba eso, amaba cuando su esposa estaba tan ensimismada en su propio placer que no se percataba de nada más. El placer de ella era el suyo. Todo suyo.

—N-no puedo. No... Tienes que entrar de nuevo.

—Puedes venirte solo con mi boca.

—No quiero tu boca ahora.

—¿Entonces qué quieres, preciosa?

El celular de Lucía sonó, impidiendo que le diera la contestación que él esperaba. Nicolas cedió a su agarre solo un poco, lo suficiente para que pudiera alcanzar el móvil que se ubicaba sobre su mesita de noche. Un hilo de viscosidad los conectó por un segundo. Los labios inferiores de Lucía lo llamaron de nuevo. Nicolas lo siguió sin esperar (por completo) que su esposa reaccionaría con un sobresalto, y que, de forma posterior, comenzara a hacer malabares con su teléfono para que este no cayera al suelo.

Ambos se quedaron muy quietos cuando escucharon una voz proviniendo del dispositivo. Sin querer, Lucía había contestado. Este cayó sobre la cama y ella lo miraba como si fuera una cosa extraña.

—¿Hola? —repitió la voz—. ¿Lucy? ¿Puedes oírme?

Esta vez, fue Nicolas quien fue observado con intensidad. Le gustaba eso, y Lucía lo supo, por eso le apretó los dientes de manera que solo pudo entrañarle, y alcanzó el móvil para contestar.

—Sí, Natalia, puedo oírte. ¿Sucedió algo?

Estaban tan cerca que él pudo escuchar.

—No, no sucedió nada. Todo va bien.

Vendida A Un Playboy © | Libro 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora