004

269K 19.1K 8.5K
                                    

Aún dolía.

     A pesar de que ya habían pasado dos días, dolía.

     ¿Por qué tenía que darse cuenta de eso justo cuando le diría toda la verdad?

     Observaba atentamente a Ethan jugar con otros niños y sintió sus ojos picar... Estaba cansada de que pasara, pero no lo podía evitar.

     No se había dado cuenta de que su pequeño iba corriendo hacia ella, y se sorprendió del abrazo repentino que le dio.

     —También te extrañé —Sonrió, sin dejar de corresponder el abrazo. Observó su reloj, se separó y besó la mejilla de su hijo—. Debo irme —lo besó en la frente—. ¿Te portarás bien como siempre? —El pequeño se lanzó a abrazarla otra vez y se separó rápidamente.

     —Sí —sonrió.

     —Te amo, cariño. Ve con tus amiguitos —Ethan asintió, y corrió hacia los demás niños.

     Lucía sonrió enternecida, y se giró para volver a su puesto, pero paró en seco y simplemente se quedó observando a Nicolás; éste entraba recién, observando la pantalla de su celular.

     Entonces él levantó la vista, observando a su alrededor evaluativamente, y... y Lucía contuvo el aliento, porque se detuvo al verla.

     Sólo se miraban ahora.

     Sólo se miraban.

     Una punzada de dolor se hizo presente en su cabeza y dejó de mirarla para seguir su camino.

     ¿Por qué últimamente este jodido dolor de cabeza?

     Avanzó al ascensor y la observó una última vez, antes de que las puertas se cerraran.

🔸🔸🔸

     —Hey... ¿Qué te pasa? —Sandra la observó extrañada.

     No respondió.

     Su compañera de trabajo se aproximó más.

     —Lu-

     —Seguro está pasando por un mal momento y no quiere hablar al respecto —Esta vez habló Natalia, compañera también de Lucía—. ¿Eso es? —cuestionó observando a la menor, y ésta asintió—. Aw, cosita.

      Lucía pegó en su rostro una sonrisa.

     —Estaré bien, no es nada importante.

     Mentira.

     —Bueno... —Ninguna le creía—. Oigan, tengo una idea.

     Sandra tanto Lucía la observaron confundidas.

     —¿Qué tal una fiesta? —propuso sonriendo.

     —¿Una fiesta, dices? —Sandra se cruzó de brazos, considerándolo.

     —No, bueno... sí. Es de esas que se realizan en un club super famoso a unas calles, ya saben —Observó sus uñas y luego a sus compañeras—. ¿Qué? Somos jóvenes aún y... ¡es para pasarla bien un rato! ¿No es genial?

     —Cuenta conmigo entonces —anunció Sandra; ahora ella y Natalia observaban atentamente a Lucía. Era claro que esperaban su respuesta.

Vendida A Un Playboy © | Libro 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora