CAPÍTULO TREINTA Y DOS. ¿Secuelas?

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Narra Alice.

Las siguientes horas habían pasado más rápido. Les resumí a los chicos lo que había pasado con Melodie.

-¿Pero la tía esa te hizo llorar? -preguntó por novena vez Alisson.

-¿No entiendes que llora por que Jake se muere? -contestó Alexa harta de tanta insistencia. Hubo un silencio bastante incómodo- Lo siento, no quería decirlo así -dijo poniendo su mano encima de la mía y mirando también a la madre de Jake que nos ignoraba.

-Si tienes razón, cuánto antes lo asumamos antes se nos olvidara.

—No hables así Alice —me dijo Matt golpeando mi cabeza.

—Sabía que era un error cogerle cariño a alguien que estaba muriéndose...

Las lágrimas amenazaban con salir de nuevo. Me abaniqué con mis propias manos, me puse de pie intentando no llorar. Puse mi mejor sonrisa antes de girarme a mis amigos.

—Voy a por café, ¿queréis algo? —pregunté sin dejar de sonreír.

Me dolía la cara del esfuerzo que estaba haciendo por no llorar en ese mismo momento. Negaron todos y me fui rápidamente, al baño.

Mi cara seguía teniendo churretes negros por todas partes.

Me recogí el pelo en con una goma y me lavé la cara lo más fuerte que pude, intentando borrar esas manchas.

Me miré al espejo unos segundos intentando sonreír. Mis ojos húmedos y rojos de tantas lágrimas volvían a desbordarse.

Me encerré en un cubículo a llorar. Como lo hacía cuando estaba en primer curso y Sullivand se quedaba detrás de la puerta.

Joder. No puede morirse, es que es tan inimaginable no verle cada día con tu estúpida sonrisa y sus estupideces.

Va a sobrevivir. Va a sobrevirvir.

Intentaba repetir esas palabras mentalmente hasta autoconvencerme. Pero era imposible.

Unos golpecitos en la puerta llamaron mi atención.

—Alice abre por favor —susurró Alexa.

Lo pensé varios segundos y abrí la puerta sin levantarme del retrete, estaba sentada en la tapa.

Ella me dio la mano y nos sentamos en el suelo fuera del cubículo.

Apoyé mi cabeza en sus piernas mientras ella me acariciaba el pelo.

—Recuerdo cuando te escondías en el instituto siempre en el baño a llorar.

Me incorporé un poco.

El muy idiota de Sullivand antes de ayer me dijo que siempre se quedaba detrás de la puerta mientras yo lloraba. Decía que no se atrevía a entrar a abrazarme.

Alexa sonrió sin dejar de acariciar mi pelo.

—Ya lo sabía Alice. Me preguntaba siempre que debía hacer, pero le dije que hiciese lo que creyese más combiniente para ambos. No hizo nada

—Nunca lo abracé —murmuré después de unos segundos.

-¿Qué? -preguntó mi prima confusa.

—Lo golpeé, lo pateé, lo arañé, lo abofeteé, lo insulté, lo besé, aunque casi no cuenta, pero nunca lo abracé.

—Tendrás muchos años para abrazarlo.

—Alexa, Jake va a morir —dije muy segura. Ella se seguía haciendo ilusiones y no— Dicen que nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Creo que hoy perdí algo —Me levanté y ayude a mi prima a levantarse.

Tal para cual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora