CAPÍTULO SEIS.

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Narra Alice.

Después de la interrupción de la enfermera y de que me dijera que hacíamos muy buena pareja, llegó la madre de Jake.

— ¿Parece un angelito, verdad? —me preguntó al entrar.

Rodé los ojos sin que me viera. ¿Sabría cómo era su hijo cuando estaba despierto?

—Sólo cuando duerme —le respondí sincera.

Pasó media hora más hasta que Sullivand despertó. En ese tiempo habíamos bajado a tomar otro café, aunque no quería dejarlo solo. Su madre me había contado que le tuvieron que reanimar en la ambulancia, y eso era muy malo.

Hace un rato que me quería haber marchado, hasta me habría dado tiempo de ir a la clase de literatura. Pero entre que la profesora me caía fatal y la Sra. Sullivand era un amor, me quedé. Yo le había dicho que Sullivand ya no querría verme cuando la enfermera avisó de que estaba despierto y preguntaba por su madre.

La Sra. Sullivand había tenido una idea muy rara y nadie podía decirle no. La idea de Claire era que su hijo amaba molestarme y por eso querría que me quedase. La mujer hizo que me quedase en la puerta esperando cuando ella entrase para que me diese cuenta de que si quería que estuviese allí.

"Sabía que no aguantaría mucho tiempo aquí, es una blandengue" —había dicho él.

Entré en la habitación molesta.

—Lo dice el bebito que llora si le dan un golpecito en el brazo —me burlé de la situación de hace una hora. Él me sacó la lengua.

—Bien que te gusta este bebito —me pinchó—. Admite que estás enamorada de mí, soy irresistible.

Su actitud narcisista volvió a aparecer, aunque sabía que lo decía de broma y para molestarme, no podía evitar que me sacase de quicio.

— ¿No te has dado cuenta de que eres un incordio?

Me molestaba mucho esa actitud arrogante, demasiado y él lo sabía. No sabía por qué pero ahora cuando hacía esos comentarios tenía la sensación de que era todo lo contrario a como se sentía en realidad, como una tapadera.

—Tú sola te has delatado cuando has venido a visitarme, pequeña. Yo no te he obligado.

Mierda. Eso era cierto. Siempre acababa ganando el maldito.

— ¡Pero me has obligado a quedarme! —exclamé molesta, intentando tener la última palabra.

Tampoco había sido del todo así, pero me había hecho sentir mal para que me quedase con él. No le gustó escuchar eso porque me miró ¿dolido? Y empezó todo su acto dramático, todo ofendido.

—Vete —murmuró bajo. Sin mirarme.

Negué con la cabeza. A este chico no había quién lo entendiese. Su madre se había sentado en el sofá ignorándonos, pero sabía que tenía la oreja puesta.

—No estás obligada a quedarte, vete —me ordenó, sonando algo molesto.

¿Pero quién se creía este que era? ¿Primero me obliga a quedarme y ahora me echa? Pues no me pienso ir. Bufé enfadada.

—No me voy a ir, deja de ser caprichoso, Sullivand —lo reté.

Jake no me iba a dar órdenes a mí, antes me tiraba por la ventana. Se quedó en silencio unos segundos. Me miró a mí y luego miró a su madre.

—Mamá, échala, me molesta su presencia —hizo un puchero, suplicando a su madre. Infantil.

—A mi cada vez me cae mejor —dijo la mujer sonriéndome.

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Holaaaa :) Nunca había hecho comentario. 

Sé que es corto pero pronto subiré el siguiente.
Gracias por leer, votar y comentar.
Besooss *-*.

Tal para cual.Where stories live. Discover now