CAPÍTULO CUATRO.

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Narra Alice.

Cuando Taylor me dijo que Jake había tenido un accidente no me lo pensé dos veces. Me salté las dos últimas clases y fui corriendo al hospital.  Resultó que lo habían llevado a la Clínica Privada de mi abuelo Smith. El padre del tío Clay. El abuelo de Alexa. Esa clínica estaba a cinco kilómetros de mi instituto. 

Aunque pedi un taxi tuve que correr todo lo que pude para darme prisa y no estaba acostumbrada, casi me da un paro cardíaco. 

Cuando llegué no me dejaban pasar y tuve que inventarme que era la hermana de Jake. Por suerte, era una experta en mentir y engañar y no tardaron mucho en creerme. Subí por el ascensor y corrí por el pasillo hasta llegar a la habitación 321. 

Me apoyé en la pared del pasillo al lado de la puerta entre abierta que tenia ese número en el centro. Necesitaba tranquilizarme. Disminuir el ritmo de mi corazón.

Los gritos que provenían de la habitación llamaron mi atención y puse la oreja. No podía creer lo que escuchaba. ¿Jake Sullivand tenía problemas económicos? ¿Tan graves eran? ¿Pero cómo se pagaba la escuela privada? Respiré hondo y dejé de pensar en eso.

Entré en la habitación sin llamar. Los dos pares de ojos se clavaron en mi rápidamente. Me sentí incómoda. Busqué a Jake con la mirada. Se veía fatal. Lo que más me preocupó fue la venda de la cabeza.

—Vaya, ¿una chica de tu escuela Jake? —habló su madre en un tono que no me gustó especialmente— No me habías hablado de ninguna noviecita tuya.

¿Había dicho lo que creo que había dicho?

—No es mi novia mamá —corrigió fulminándola con la mirada— Mamá está es Alice Thompson, una chica de mi clase. Niñita Thompson, ésta es mi madre.

Nos presentó y me acerqué a saludar a su madre.

—Me llamo Claire Sullivand —me dijo antes de darme dos besos.

Tenía la misma sonrisa que Jake siempre tiene en la cara. Lo miré y me sonrió.

Me alegra saber que vuelve a tener esa sonrisa.

—Nenito, me sorprende que alguien venga a visitarte de allí que no sea Matt, ¿no que en tu escuela todas son unas superficiales atrapa ricos?

Fruncí el ceño. ¿Eso le había dicho a su madre? Menudo engendro neandertal. Gruñó incómodo en su sitio. Mandó a su madre a que se tomará un café y ésta a regañadientes se planteó dejarnos solos.

—Alice querida —me llamó— Si buscas dinero, Jake no es tu chico.

Y después de eso salió de la habitación. Ouch, eso había dolido. ¿Acaso parecía yo una chica interesada en el no—dinero de Jake?

—Perdónala, es un poco inapropiada cuando se altera —me sonrió quitándole importancia—. ¿La culpa te estaba matando verdad, Rose?

Maldito. Sabía que me iba a molestar por haber venido a verle al hospital. Pero era cierto. La culpa me mataba. Cuando venía de camino al hospital solo deseaba que siguiese con vida. Necesitaba ver esa sonrisa de imbécil que tiene una vez más. Tenía una sensación acumulada en el pecho que todavía no terminaba de desaparecer. Era raro y preocupante.

—No claro que no —mentí. No iba a perder mi orgullo delante de este primitivo—. Taylor quería que comprobase que estabas bien porque ella no podía venir.

—¿Pretendes que me crea que te has recorrido media ciudad corriendo y te has saltado dos clases solo por que tu amiguita Taylor te lo ha pedido?

Asentí con la cabeza con una sonrisa. Sabía que nunca se creería eso, pero tampoco iba a admitir que tenía razón. No podía hacer nada más, ya había conseguido mi objetivo aquí.

—Me alegro de que estés vivo —me despedí saliendo por la puerta—. Disfruta de tu estancia en el hospital.

—¿Te vas? —preguntó en voz baja apenado. Como si intentase que no escuchase eso pero a la vez queriendo que lo escuche. 

—¿Quieres que me quede? —Hasta a mi me sorprendió esa pregunta. Mi boca no era controlada por mi cerebro en este momento.

—Esperaba que jugáramos a las enfermeras —dijo con tono seductor.

Sabía lo que estaba insinuando. Eso me calentó. La ira emanaba por mis orejas.

—¡Eres un cerdo, Sullivand! —exclamé irritada.

Soltó una carcajada. Siempre conseguía picarme el muy maldito.

Lo peor de todo es que su risa sonaba jodidamente bien en esa habitación.

Tal para cual.Where stories live. Discover now