•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟗•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟓.

—¡Blair, teléfono! —la chica salió de su habitación y bajó al salón, donde su madre la estaba esperando—. Es para ti.

—¿Diga?

¡Hola!

—¿Max? ¿Pasa algo?

¡No, no! Es que te necesito.

—¿Para qué exactamente?

Ce y yo queremos ir a Starcourt, ¿nos puedes llevar?

—Eh... Sí, pero no sé si voy a poder recogeros cuando queráis volver.

No pasa nada, podemos coger el autobús, ¡gracias, te quiero! —sin darle tiempo a responder, colgó el teléfono.

—¿A dónde vas? —le preguntó su padre cuando la vio agarrar las llaves del coche.

—Tyler y yo vamos a ir a la heladería, y ya de paso vamos a acercar a unas amigas que quieren al centro comercial.

—Blair, te voy a hacer una pregunta y quiero que seas completamente sincera —se quitó las gafas y miró a su hija. La joven tragó saliva—. ¿Tienes... Algo con ese chico?

—¿Con quién?

—Con el hermano de Tyler. Steve.

—¿Qué? No, claro que no. ¿Por qué?

—No sé. Llevas desde que volvimos de California yendo a diario a Scoops Ahoy y por lo que tengo entendido trabaja ahí, ¿no?

—Somos buenos amigos, nada más. ¿Me puedo ir ya? —no muy convencido con la respuesta, Joseph asintió con su cabeza y Blair abandonó la vivienda. Condujo hasta la de Tyler y tocó dos veces el claxon, lo suficiente para que la menor de los Harrington saliese de su casa y se montase en el coche.

—Me estoy muriendo de calor.

—Lo sé. Pero antes de nada tenemos que ir a la casa de Max.

—¿Para qué?

—Once y ella quieren ir al centro comercial.

—¿Desde cuándo se llevan bien?

—No tengo ni idea, pero se agradece esa amistad.

Fueron hacia la casa de Mayfield, donde las niñas las estaban esperando sentadas en el porche.

—¿A qué vienen esas caras largas? —preguntó Blair cuando se montaron en el coche.

—Mike es un capullo —respondió Maxine.

—¿Y ese ataque gratuito? —indagó Tyler cuando su mejor amiga volvió a arrancar el vehículo.

—Le ha dicho que su abuela está enferma, ¡y es mentira! Estoy segura de que él y Lucas están jugando a la Atari —dijo la pelirroja.

—Pero los amigos no mienten —añadió Once.

—Pero los novios sí mienten, constantemente. ¿Es o no es cierto?

—Mi primer novio era un mentiroso compulsivo —contestó Blair, que estaba concentrada en la carretera.

—Y el mío un gilipollas —agregó Harrington.

—¿Ves? — Max miró a la chica que estaba sentada a su lado—. Deja de llamarlo cuanto antes, y luego ignóralo si te llama. Por lo que a ti respecta, ya no existe.

—¿No existe?

—¡Te ha tratado como a basura! Pues tú lo tratarás igual. Que pruebe de su propia medicina —las dos adultas de ese grupo se miraron y sonrieron.

Agápē ||Steve Harrington||Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin