•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟔•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟒.

—Mamá, me voy —Blair le dio un beso en la mejilla a Elizabeth.

—¿Volverás muy tarde?

—No creo, de todas maneras Steve me acercará.

—Es bonito que él, Tyler y tú vayáis juntos a ver una película.

—Sí, precioso —la rubia rió—. Te veo después.

—¡Ten cuidado!

—¡Lo sé! —salió de la casa y cerró la puerta tras de sí, encontrándose con Steve esperándola en su BMW—. Perdón, perdón, pero mi pelo no estaba por la labor de colaborar —dijo una vez que se subió al vehículo.

—¿Pero qué dices? Si estás preciosa —la chica sonrió—. Vale, a ver —arrancó—. Primero recogemos a Dustin, ¿no?

—Ajá.

—Y después... Vamos al cine hasta que el baile de las narices termine, y tengamos que llevarlo a su casa, ¿me equivoco?

—No, has acertado.

—¿Y ya sabes qué película vamos a ver?

—Había pensado en Footloose. Mi hermano fue el otro día a verla con una chica y dice que está bien, que le gustó.

—Pues adelante entonces —emprendió camino hacia la casa de Henderson—. ¿Has vuelto a hablar con Billy?

—Poca cosa si te soy sincera —reconoció la muchacha—. Creo que está resentido conmigo por haberme quedado contigo esa noche y por proteger a Max para que no se acercase a ella. Pero me da igual, no me arrepiento de nada.

—Somos tus favoritos, es lo que hay —la joven Sallow rió.

—Si que sois mis favoritos, sí. ¿Para qué mentirnos?

—Por cierto... —aprovechando un semáforo en rojo, Steve se estiró hacia el asiento de atrás y le enseñó a la chica el regalo que le había comprado—, Esto es para ti.

—Steve... —Blair pasaba sus ojos del ramo de rosas blancas al chico—, Te has acordado.

—Nunca me olvidaría de algo que sale de tu boca —ambos sonrieron—. ¿Te gustan?

—Son preciosas, me encantan —le dio un beso en la mejilla—. Muchas gracias, de verdad. Pero no hacía falta.

—Sí hacía falta, cállate —Blair relamió sus labios y suspiró. Le había sorprendido mucho que se acordase de ese comentario que dijo mientras dejaban carne en las vías del tren.

Condujo hasta la casa de Dustin, y cuando estuvieron allí aparcó y salieron del vehículo. Blair fue la que llamó al timbre. Se miraron al ver que no les abría nadie, y Steve llamó de nuevo.

—Ya estoy —dijo Dustin al abrir la puerta.

—Joder. Menudo pelo, ¿no? —el niño sonrió.

—Te he hecho caso —señaló a Harrington.

—Así me gusta. Venga, vamos —Henderson cerró la puerta de su casa y se subieron al coche, él en el asiento de atrás.

—¿Estás nervioso?

—Solo un poco.

—No te preocupes, irá todo genial. Tu disfruta de la noche y ya está, ¿vale?

—Y recuerda, cuando estés dentro...

—Finjo que paso de todo.

—Pasas de todo, eso es. Estás aprendiendo, amigo mío —amigo. Dustin era muy especial para Blair, era como su hermano pequeño y le encantaba la relación que se estaba forjando entre ellos dos.

Agápē ||Steve Harrington||Where stories live. Discover now