•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟔•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟑.

—¿Este era tu plan de fin de semana?

—No, mi plan no era ponerme a montar una piscina infantil en el colegio.

—Está del revés —dijo Dustin.

—No, dale la vuelta.

—¿Necesitáis ayuda? —preguntó Blair.

—Pues no nos vendría mal, la verdad.

—A ver... —ambas se acercaron a Dustin y a Lucas—. ¿Cómo narices se monta?

—Así —entre los cuatro comenzaron a colocarla—. Tira por ese lado.

—Me cago en la leche —comentó Dustin.

—Tira por ese lado. Tira de él, vamos.

—¡Ya lo hago!

—Una, dos... ¡Tres! —como era de esperarse, aquella estrategia no funcionó—. ¡Mierda!

—Los dos, fuera —Lucas y Dustin se miraron antes de alejarse—. ¿Lista?

—Siempre.

—Vamos allá —en menos tiempo del esperado, Blair y Tyler habían montado la piscina—. ¿Veis? No era para tanto.

—Ya, lo que tú digas.

—¿Ya lo tenéis? —Mike y Nancy entraron con algunas mangueras.

—Sí, ya está lista.

—Pues es hora de llenarla.

Pusieron las mangueras dentro, y la mayor de los Wheeler fue la que se encargó de abrir y cerrar el grifo, además de controlar la temperatura.

—¡Más frío! —dijo Lucas, que tenía un termómetro para el agua—. ¡Más caliente! —Nancy lo reguló—. ¡Ya está!

—Deja, os ayudaré —Blair se levantó y se acercó a Jonathan y Hopper, que habían llegado con los kilos de sal que necesitaban.

—¿Segura? No hace falta.

—Que te calles y me des una navaja —Jim alzó una ceja, pero no se opuso ante aquello—. Muchas gracias —entre los tres comenzaron a romper los sacos. Dustin hizo una prueba con un huevo, pero se seguía hundiendo, y eso significaba que necesitaban más sal—. Dus, prueba ahora.

—Hecho —el niño puso otro huevo, y aquella vez sí flotó.

—Genial —comenzaron a prepararlo todo para que Once se sumergiese en el agua—. ¿Seguro que esto va a funcionar?

—Esperemos que sí.

Con la ayuda de Hopper y Joyce, Ce entró en la piscina, y todos se pusieron a su alrededor. Se tumbó, y comenzó a flotar por la sal, habían acertado en las cantidades. Las luces parpadearon un par de segundos, hasta que se quedaron a oscuras; había un silencio sepulcral que nadie se atrevía a romper.

—¿Barb... Bárbara? —aquello llamó la atención de Nancy. De nuevo, las luces.

—¿Qué ocurre? —preguntó la mayor de los Wheeler.

—No lo sé —respondió su hermano.

—¿Bárbara está bien? ¿Está bien? —dijo alzando la voz.

—Muerta. Muerta.

—Tranquila, tranquila... —Joyce agarró la mano de la niña para tranquilizarla, al igual que Hopper—. Vamos, tranquila. No pasa nada. Estamos aquí, cariño —aquellas palabras lograron tranquilizarla.

Agápē ||Steve Harrington||Where stories live. Discover now