La última canción

Start from the beginning
                                    

Los leí a todos y acepté cada una de las llamadas que pude. En este programa ellos serían los protagonistas.

—Muchísimas gracias a cada uno de ustedes —dije al aire—. Desde que empecé este programa, ustedes siempre me han dado mucho amor. Agradezco cada mensaje y cada llamada que hemos recibido. Durante este tiempo aprendí mucho. Conocí a nuevas personas y experiencias que me han enseñado mucho. Ustedes me enseñaron a ser mejor persona.

♥ ♥ ♥

—Deberías irte —le dije a Casiano cuando él tomó su chaqueta, antes de irse de mi departamento—. A la gira, quiero decir.

—Celeste...

Los dos estábamos solos en mi departamento. Marlene estaba fuera; solamente D'Artgnan nos hacía compañía.

Aunque habían pasado un par de días desde el anuncio de Guido, Casiano no había decidido nada aún. O al menos no me lo había dicho a mí. Yo no tenía ni la menor idea de lo que pasaba por su mente.

—Tenías razón —insistí—, esta es la oportunidad con la que todos ustedes habían soñado. No tenés que desaprovecharla.

Él no me dijo nada. Sólo se quedó parado junto a mi puerta, mirándome con una mezcla de confusión y preocupación. A veces no soportaba que él se quedara tanto tiempo viéndome con esos ojos azules que tenía. Y menos si no decía ni una sola palabra.

—Aun no decidí nada—dijo finalmente.

—Pero deberías aceptar —insistí una y otra vez—. Será solo un año.

—Sí, solo un año.

—Sí. No es tanto tiempo, ¿verdad? —contesté, intentando sonar animada—. Estarás acá antes de que pueda extrañarte. En realidad, creo que ni te voy a extrañar...

¿Pero qué estaba diciendo? Ni siquiera yo entendía por qué estaba siendo tan terca al respecto. Por qué estaba mintiendo tanto.

—Dejá de hablar pavadas, Celeste —me interrumpió de pronto. Por alguna razón, él parecía estar molesto.

—No estoy hablando pavadas —mentí—. Solo estoy diciendo lo que es obvio. Que deberías ir a la gira. Cassidy dijo que se quedará para estar pendiente de su abuela. Incluso si querés yo misma puedo ir a visitarla de vez en cuando para ponerla al día. El trabajo en la veterinaria seguro podés hablarlo... No hay nada que te retenga acá. Nada por lo que debería preocuparte.

—¿Y vos? —preguntó.

—Yo voy a estar bien, ya te dije —respondí con un gesto despreocupado.

—Ya basta, Celeste —exclamó, realmente molesto—. Si querés que me quede, solo decímelo. Ya dejá de usar la psicología inversa o como puta se llame. ¿Por qué no me decís de una vez lo que querés decirme?

—Mirá quien habla sobre ser honesto —repliqué, también enojada. Aunque no sabía por qué.

—No seas sarcástica, Celeste.

—Y vos no seas tan temperamental, Casiano. Que te vas, que no —grité, intentando no largarme a llorar. Había estado aguantando las lágrimas desde que comenzamos hablar del tema. Desde que Guido anunció la gira. No las liberaría ahora, no enfrente de él—. ¡Ya decidite! ¡Hacé lo que se te cante la gana! Sos libre para hacer lo que quieras.

Me alejé de él y comencé a caminar hacia la puerta del departamento. No quería seguir hablando de esto. Tan solo quería que todo acabara ya.

—Celeste, esperá —dijo, siguiéndome ya sin rastros de enojo. Ahora solamente estaba preocupado por mí, pero eso no mejoraba nada.

Las canciones de CelestinaWhere stories live. Discover now