Especial de San Valentín 3° Parte

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♡ Nota ♡

¡Feliz San Valentín, mis bellos lectores! He aquí el segundo especial de San Valentín. 

Lamento no haberles podido traer las cinco citas que prometí, pero mi PC andaba malita y no me dejó terminar de escribir todas las partes de este especial. Si me es posible haré una para el Día Blanco (14 de marzo).

Esta vez tendrán una cita con Alec. Espero que la disfruten. Les deseo un bonito día y les mando muchos abrazos ❤ 

—Ya llegamos —anunció Alec aparcando su camioneta en el estacionamiento, luego de unos cuarenta minutos conduciendo

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—Ya llegamos —anunció Alec aparcando su camioneta en el estacionamiento, luego de unos cuarenta minutos conduciendo.

—¿La Serranita? —preguntaste, extrañada.

Conocías aquel lugar de algunas excursiones escolares. Aquel lugar era un parque recreativo con paseos y actividades como un mini golf y un laberinto de arbustos. La entrada estaba formada por grandes troncos de maderas y los caminos de piedra estaban bordeados por árboles y arroyos, dándole al lugar un aspecto muy natural, lleno de colores verdes y marrones. Era un lugar bonito, aunque algo... infantil, quizás.

—Sé que es un lugar un poco raro para una cita, pero pensé que sería algo original —se disculpó Alec, algo avergonzado—. Si no te gusta podemos volver...

—No, no me molesta —te apuraste—. Es solo... original.

—Te prometo que la pasaremos bien, lo tengo todo planeado —dijo el muchacho con entusiasmo. Bajó de la camioneta y se apresuró a abrir tu puerta, como el caballero que presumía ser.

Aquella cita de San Valentín con Alejando Rossi había sido una decisión impulsiva. Él simplemente había llegado un día a Brooklyn, donde vos trabajas como mesera, y te pidió salir. Como no dijiste nada, el pobre te dejó su número con la promesa de confirmarle tu respuesta.

Y es que no supiste qué decir. Conocías la reputación de galanes que poseían Alec y su hermanastro Manuel en la universidad. Salían con montones de chicas y algunas no terminaban muy bien. Eran unos completos playboys y eso, a vos, no te agradaba para nada. Pero tus compañeras, al presenciar la propuesta, insistieron en que debías aceptar. Parloteaban por dos días enteros al respecto, pero no ibas a ceder... Hasta que una dio en tu talón de Aquiles.

—Tenés miedo de que te guste, ¿verdad? —había dicho—. Te hacés la difícil, pero no podrías resistirte a un Rossi. Después de todo no sos mejor que todas nosotras.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Furiosa, tomaste tu celular y lo llamaste. Les demostrarías que ese tipo no tenía nada de especial.

Y aquí estabas ahora, en un parque con él, rodeados de niños y familias jugando. ¿En serio eso les parecía atractivo a las chicas? Pero también te diste cuenta que había muchas parejas como ustedes dando vuelta, incluso había un puesto de flores y globos de corazones y... ¿eso de allí era un tipo con un disfraz de ardilla vestida como Cupido?

Las canciones de CelestinaWhere stories live. Discover now