Canción 15

4.1K 558 145
                                    

Vas a verme llegar

Y vas a oír mi canción

Vas a entrar sin pedirme la llave


—Buenas noches, Córdoba. Están escuchando, Stereo Hearts, el programa más dulce del país —dije al micrófono, dando comienzo a al programa algo más desanimada que otras veces.

—Ponele un poco más de onda, Celeste —se quejó Casiano desde la cabina de audio, aunque él tampoco estaba muy animado... Bueno, mucho menos animado de lo normal. Y no podía culparlo, el estado de Patricio era algo que nos había afectado a todos.

♥ ♥ ♥

Esa mañana, cuando llegué a la sala de hospital en la que se encontraba Pato, Guido ni levantó la mirada de su primo. Y hasta su usualmente brillante cabello rojo parecía apagado.

—Percy me pidió que les trajera algunas cosas —dije tímidamente, dejando en la mesita de luz una bolsa con comida y una muda de ropa para Guido—. ¿Cómo está? —pregunté viendo a Pato acostado en la cama, inconsciente.

La noche anterior, luego de comprobar que Patricio se había escapado con mi motocicleta, Guido, Casiano y Renzo lo habían rastreado hasta hallarlo tirado en un callejón junto a un bar. Para cuando llegaron al hospital, Pato estaba inconsciente y el veredicto de los médicos fue que sufrió una contusión, la rotura de la tibia y peroné y de algunas costillas; una de ellas había perforado un pulmón. Uno de los doctores dijo que los agresores seguramente lo dejaron pensando que estaba muerto y que lo estaría si los chicos no hubieran llegado a tiempo.

—Está mejor— respondió Guido con un suspiro—. Lamento lo de tu moto.

—No te preocupes, eso es lo de menos. Lo importante ahora es que él despierte —dije. Aunque me dolió saber que esos hijos de puta habían robado mi amada Vespa, eso no me importaba tanto como la salud de mi pequeño compañero.

Patricio aún no despertaba. Y acostado en esa cama y con la bata de hospital, sin sus ropas rudas y cabello rubio en picos, él parecía más pequeño e inocente. Solo un chico de dieciocho años que no toleró las injusticias hacia sus amigos.

♥ ♥ ♥

Por suerte, aquella noche no había demasiados llamados y nadie me pidió consejos, porque no creía estar de humor.

—No fue tu culpa —dijo Casiano mientras sonaban las últimas canciones del programa.

—No me leas la mente —respondí, haciendo un puchero.

—No necesito ningún superpoder, lo tenés escrito en toda tu cara —replicó—. En serio. Esto no es tu culpa. Si Pato no hubiese agarrado tu moto hubiera tomado la mía o se hubiera ido en taxi, colectivo o hasta se hubiera ido caminando. Lo que pasó fue pura responsabilidad de Pato y su imprudencia. Él es el único responsable de sus decisiones.

—Lo sé, pero...

—Pero nada. Dejá de hacerte la cabeza por cualquier cosa. Un día de estos te vas a volver loca por meterte en los problemas ajenos —me regañó con el mismo tono que había usado con su hermana.

Un momento de silencio cruzó entre nosotros antes de que él agregue:

—¿En qué te vas a ir a tu casa?

—Alec me viene a buscar —respondí, sorprendida por su pregunta y él me respondió con un simple "Ah".

♥ ♥ ♥

Las canciones de CelestinaWhere stories live. Discover now