My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●

52. Promesas Olvidadas

—No quiero acertijos, ¿ok? díganme por favor que mi sorpresa es Coldplay dándome un concierto privado...

—En realidad era yo deseándote feliz cumpleaños pero en vista de lo que dijiste creo que debería retirarme...—dijo una voz detrás de mí.

—Me debes un dólar por decir "feliz cumpleaños" Steve...—dije.

Esperen un segundo...

— ¡¿Steve?! —grité.

El corazón me latió con fuerza, el estómago se me contrajo y comenzó a revolverse. No supe más de mí o alguien más y es que al voltear dejó de importarme porque esos hermosos ojos azules estaban frente a mí.

Les puedo jurar que verlo al fin después de dos meses, era lo mejor que pudiese pasarme hoy.

Carajo, seguía tan guapo... lo cual no me sorprendía para nada. Lucía extremadamente atractivo con ese pantalón oscuro y esa camisa blanca y me hizo perder el control.

Quedé estática durante un par de segundos, sin emitir sonidos y conteniendo la respiración por ver su viva imagen enfrente de mí.

Sin más, al lograr reaccionar salté hacia sus brazos y él me sostuvo con fuerza, envolviéndome.

De nuevo me dieron ganas de llorar por volver a sentirlo.

— ¡Estás aquí! —exclamé emocionada— ¡Volviste! ¡Volviste!

—Te extrañé como no tienes una idea—me dijo él recargando su cabeza en mi hombro.

Al escucharlo hablarme de esa manera tan tierna sentí como mis ojos se cristalizaron y algunas lágrimas se escapaban a pesar de que traté de resistirme con toda mi fuerza de voluntad.

Lo abracé con más fuerza y no pude dejar de pensar en lo ridículamente sentimental que me estaba poniendo ahora mismo.

—Maldita sea... mi maquillaje...—me quejé.

—Tú eres hermosa de cualquier manera, mi dulce Mia.

Era la primera vez que me llamaba "Mia", y no solo a eso le puse importancia, sino a las dos palabras que vinieron antes. Nuevamente ante sentir todo su cariño pensé en un montón de cosas que me hicieron ponerme un poco más vulnerable.

—Cierra la boca, ¡Vas a hacerme llorar más...!

Steve besó mi frente y se separó de mí, fue cuando me di cuenta de que no había venido solo, sino que lo acompañaba su incondicional amigo.

—Hola Bucky—dije tratando de actuar normal y sin hacer ningún comentario idiota sobre la maldita llorona que era, y es que todavía tenía el sentimiento atravesado, aún no podía creer que Steve estaba nuevamente en la torre y que hubiera venido por mi cumpleaños.

—Hola Amelia, feliz cumpleaños—respondió el castaño.

—Ahora tú también me debes un dólar—junté las manos con malicia—. Hoy me haré rica.

—Eres una mafiosa...—dijo Clint y todos reímos.

Inmediatamente después, mi vista volvió a Steve. No dejamos de sonreírnos, y al tener la vista fija en sus ojos de nuevo, volví a confirmar que mis sentimientos por él no habían cambiado para nada.

Me di cuenta de que todos nuestros amigos nos miraban, sonreían y se cuchicheaban entre sí, pero me fijé específicamente en la mirada de Natasha, la cual era bastante clara.

—Sé lo que pasa por tu mente, ni se te ocurra pensar en eso, Romanoff...—dije tomando una pausa entre cada palabra.

Mi mejor amiga sonrió y bebió un sorbo de la copa que tenía en mano, haciéndose la desentendida.