44. Más Demonios

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Sentía que el corazón se me saldría del pecho al observar la casa.

Analicé lo que estaba a mí alrededor, cuerpos de agentes muertos rodeaban la casa y me hicieron enternecer y sentir las piernas como gelatinas.

—Ok, ok—murmuré y me atreví a entrar de nuevo.

Esta casa estuvo desierta por 17 años y el polvo la tapizaba, el moho se encontraba en cada esquina. Solo me hizo recordar el lugar al que Alistair nos llevó tras el accidente de mamá, ésta casa parecía más ese lugar ahora.

Continué caminando hasta llegar al que antes era el despacho de Alistair pero al abrir la puerta y entrar me topé con un rostro que creía que no volvería a ver. Aún tenía su semblante siniestro y aterrador, ni siquiera creí que a estas alturas seguiría vivo ni que su lealtad siguiera apostando a Alistair pero se quedó mirándome de arriba a abajo.

—Un estorbo...—dijo negando con la cabeza.

—Pues este estorbo quiere ver a su "padre"—dije cerrando la puerta.

—Te entregas como una cobarde.

—Los cobardes son ustedes por ocultarse aquí, los Vengadores vendrán a terminar con ustedes ¿Crees que ustedes son rivales para ellos? Tú morirás, al igual que yo, que Alistair y HYDRA.

— ¡MOCOSA INSOLENTE! —gritó Case a punto de golpearme pero yo reaccioné de inmediato y robé la energía de las lámparas de la habitación lanzándole una fuerte descarga que lo hizo caer inconsciente, pero no estaba segura si muerto.

—Eso fue por como experimentaste conmigo, imbécil.

Caminé y me dirigí a la esquina del estudio, donde me recargué en la estantería de libros que se separó de la pared dándome acceso a un pasillo que parecía no tener fin.

Y otra vez era esa niñita pequeña que descubrió este pasadizo hace años. Caminé repitiéndome que ya no era una niña pequeña, que había llegado el momento de acabar. Bajé en unas escaleras de caracol y al terminar seguí caminando hasta llegar a la puerta que custodiaban 2 agentes que me reconocieron y estorbaban en mi camino.

—La mocosa quiere ver a Herr Moon... Eso tendrá.

— ¿En serio tenían que usar esa palabra? —me burlé, uno de ellos me tomó con brusquedad— ¡Oye! No necesitas usar la fuerza bruta, bruto! —siguió jaloneándome mientras entrábamos al cuartel.

A pesar de la manera abrupta en la que llegamos, Alistair estaba bastante tranquilo usando un uniforme de General Militar y comiendo un filete sin prestarnos atención. Claro, estaba repleto de protección con un montón de gorilas.

—Hola cielo...—dijo aún sin voltear—... sabía que no ibas a tardar en llegar...—le dio un bocado a su filete haciendo que me diera hambre—. Oh, pero qué descortés estoy siendo, ¿Gustas? Está delicioso.

—Tú sabes a lo que vine—dije cortante.

Él soltó unas risitas.

—Hijita... eres adorable... ¿ya te lo había dicho? ¿Qué tratas de hacer? ¿Ganar tiempo para que tus amiguitos destruyan todo? Debes creerme idiota...

—De hecho sí... eres idiota...

Volvió a reír y miró a sus hombres.

—Váyanse.

—Pero Herr Moon....

— ¡LARGO! ¡Protejan la casa! Mientras tendré una pequeña charla padre e hija.

Tragué saliva mientras los hombres se iban y Alistair se acercaba.

—Quiero que veas esto Amelia, venga, no temas—me quedé estática y lo sentí jalarme del cabello haciéndome mirar un collar que reconocí, con un dije de un infinito de plata—. Esto era de tu madre. Howard se lo obsequió poco antes de irse al demonio. Parece que fue ayer cuando la veía aferrarse a ésta basura pidiéndole ayuda a un muerto—me soltó—. Siempre fue un estorbo, no me sirvió para nada, ¡ahh! pero tú cariño... Tú aguantaste los experimentos que mataron lentamente a tu madre, supe que si sobrevivías llegarías muy lejos...

My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora