My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●

7. Medidas de un Tío Sobreprotector

Todo está en blanco, no hay imagen, no sé si es real, si es un sueño, una pesadilla o un recuerdo, lo único que sé es que estoy asustada y siento como una fuente de energía poderosa en mi interior, además siento piquetes que duelen, grito muy fuerte, después escucho un foco rompiéndose y la risa de Alistair, una risa como satisfecha. Estaba segura de estar en HYDRA. Estaba aterrada y el dolor era insoportable.

[...]

Abrí los ojos y me quedé mirando al techo como un zombie, me sentía horrible, era un recuerdo pero sin imagen, como si estuviera ciega. Estaba muy confundida y todo era insoportable, ya no pude dormir en toda la noche.

Estuve inmóvil durante horas y de pronto el tiempo me pareció eterno hasta que de repente volví a dormirme.

Finalmente me desperté cuando ya había amanecido y levanté de la cama.

A pesar de que dormí un par de horas, no descansé para nada.

Me dirigí al baño y me miré al espejo.

¡Diablos!

Parecía payaso de película de terror; estaba horrorosa y me pregunté cómo era que el espejo todavía no se había roto.

Lo que ahora necesitaba era un buen baño con agua caliente así que tomé una toalla y me metí en la regadera después de desvestirme.

¡Dios! Me sentí en el cielo en estos momentos, sí que me hacía falta un buen baño de agua caliente para destensar mis músculos, podía quedarme así todo el día, sin embargo no podía.

Saliendo de la ducha caí en la cuenta de que aquí no tenía ropa y de que tendría que usar lo mismo de ayer, tal vez antes de ir al trabajo podría pasar a cambiarme.

¡El trabajo!

¡¿Qué hora era?!

¡Mierda! ¡MIERDA!

¡Ya era tarde!

Me apresuré a vestirme y no cepillé mi cabello, no tenía tiempo ni humor. Solo me puse un poco del labial que mejor me iba y corrector para mis ojeras horribles, tomé mi bolso y salí de la habitación.

Me sentí totalmente desubicada pues no conocía el lugar en lo más mínimo. Di como dos vueltas como estúpida antes de darme cuenta de que debía ir a la derecha.

Me topé con una figura alta y levanté la vista.

No mires sus ojos... ¡no mires sus ojos, te distraerás!

¿No son hermosos sus ojos?

Sonreí y mordí mi labio inferior.

—Amelia, ho... hola.

—Hola Steve...—dije sintiendo golpecitos acelerados en mi pecho, estábamos demasiado cerca el uno del otro.

Al momento de mirarlo fue como si todo lo malo desapareciera.

— ¿Dormiste bien? —me preguntó.

Solté un respingo.

—Tuve una pesadilla y ya no pude dormir bien.

—Lamento escuchar eso.

—Sí; yo también—nos quedamos callados por algunos segundos—Steve... quiero agradecerte por no decirle nada a mi tío sobre ayer.

—No hay de qué, pero debo admitirte que fue muy confuso para mí.

—Para mí también... me sentí tan estúpida... entonces, eres el Capitán América... aunque ¿sabes? Por alguna razón yo te veo solo como Steve.