Epílogo

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Era el primero de marzo y a pesar de que todos disfrutaban el verano, Kirishima estaba sentado en su sillón con el suéter de Izuku entre sus brazos, aspirando ese aroma que ya se desvanecía de las fibras.

- Kirishima, ábreme -escuchó la voz de Todoroki tras la puerta por tercera vez, frunció su entrecejo y se acurrucó aún más contra el sillón, inhalando con fuerza la lana- por la mierda, es en serio, si te mataste tu madre me va a golpear

- no me he muerto -vociferó con voz ronca pero alto, cerró sus ojos tratando de buscar algún momento de paz, de esos como cuando Midoriya le despertaba para que pudieran ir a la playa.

- ajá! Sabía que estabas ahí, ahora ábreme -dijo el heterocromático desde el otro lado. Eijirou gruño y se levantó a regañadientes, sabiendo que en cuanto lo viese su amigo lo iba a regañar como hacía su madre cuando era un niño. Abrió la puerta y dejó entrar al mayor de ambos, quien llevaba unas bolsas de supermercado en sus manos.

- ¿qué quieres? -dijo alzando una ceja, en lo que veía como el bicolor dejaba las bolsas en la mesa y se giraba a verlo, apretando sus labios.

- vine a verte, me preocupa que sigas mal por lo de Midoriya -dijo bajo, viendo como el peliteñido al cual se le notaba las raíces negras, preocupándose más al notar que nisiquiera se había teñido- necesito que salgas adelante, Kirishima -dijo sentándose en el sillón y tomando el suéter de entre sus manos.

- ¿de qué me sirve salir adelante ahora? -murmuró por lo bajo y fue a la cocina, en busca de dos vasos de agua para ambos.

- vamos, la orden de alejamiento es hasta que él tenga 18, este año ya cumple 16, no es para tanto -murmuró, sabiendo que realmente sí era para tanto.

Desde esa día en que Midoriya había llegado a la policía, todo el país se había vuelto a conmocionar al ver que el caso más famoso del año 2000 se había resuelto finalmente, con el chico se que suponía muerto vivo y en buenas condiciones, nuevamente reuniéndose con su madre. Sin embargo, el caso tomó un caso totalmente inesperado, la señora al ver que su hijo había sido adoptado hace solo unos meses por un funcionario del gobierno, puso una demanda en contra de Kirishima para quitarle la custodia y pedir una orden de alejamiento del mayor hacia su hijo, ya que ella veía lo mucho que lloraba el menor cuando le mencionaban al oji carmín, pensando que este le había hecho daño.

Como se esperó, la señora Midoriya ganó el caso pero no como esperaba, el juez al ver la extraña conexión entre el pecoso y el que había sido su cuidador por esos meses, puso la orden de alejamiento hasta que Izuku cumpliese los 18, pero hasta entonces el pequeño debería recibir las atenciones psicológicas y médicas que tenía por parte de otras instituciones.

Eso había sido hace solo mes y medio, con dicho permiso, la señora Midoriya sacó a Deku de la academia y lo matriculó en otra más cerca de su casa, así cortando todas sus raíces con su vida anterior.

Aunque Todoroki tenía claro que Kirishima debía superar solo su parcial pérdida, pero simplemente no podía dejarlo solo. Se había dado cuenta de que el Eijirou y Katsuki eran igual de sentimentales, ya que ambos se vieron igual de afectados por la pérdida de Midoriya, entrando en una extraña recesión social y depresión.

- estoy bien, aunque no me creas -dijo con suavidad su amigo, estirándole un vaso con el fin de que lo tomara, Todoroki elevó su mirada hacia los ojos de sus amigos, encontrándose con esos ojos apagados, como muertos.

Al verlo así, el heterocromático se sintió agobiado, odiaba ver a la gente así, odiaba ver como Kirishima la portaba y no podía hacer nada, odiaba ver como Bakugou miraba la ventana con la misma expresión de su amiga y odiaba más que su mente volviera sola al pasado, al mismo momento en que los grises ojos de sus madres se vieran tan muertos como los que tenía al frente y dejara caer sobre el lado izquierdo de su rostro la tetera donde hervía el agua para té.

- detente, Kirishima -murmuró, tragando saliva y se levantó- necesito decirte algo -dijo suave, caminando a la ventana del apartamento mientras pensaba en si lanzarse antes de hacerle cara o solo decirle- ¿sabes que sigo siendo el asistente social de Izuku, no? -dijo dándose vuelta, miró a su amigo y este le miró confundido, lo observó tragar saliva antes de dejar ambos vasos en la ratonera- él me dijo que debo entregarte algo -murmuró, caminando solo en dirección al cuarto que pertenecía al menor, abrió la puerta y caminó incómodo entre las pertenencias que seguían en su lugar, empolvándose- me lo dijo hace mucho, pero nunca supe cuando decirte -dijo, caminando a la cama y alzó el colchón, dejando a la vista un pequeño cuaderno- es su diario, Kirishima

El peliteñido miró con incertidumbre el cuadernillo que reposaba ahí, caminó con algo de miedo en su dirección y luego lo tomó, mirándolo entre sus manos.

El bicolor dejó el colchón en su lugar y luego suspiró, llevando su mano a su nuca.

- debo irme ya, Katsuki se ha enfermado denuevo, desde anoche tiene fiebre y yo solo fui a comprar un par de cosas -dijo, estirándose a dejar un leve apretón de hombro en su amigo antes de irse con algunas de las bolsas.

Eijirou miró aquel objeto, pensando en su mente como se le había pasado algo de esa envergadura, algo tan importante como un diario. Lo abrió con un poco de miedo, comenzando a leer página por página con sumo detalle. Cuando había llegado al 30 de diciembre ya era un mar tembloroso de lágrimas.

¿cómo no se va a llorar si había escrito todos los días por cuatro meses "definitivamente, me gusta Kirishima!".

Fin

Hijos de la calle (2.0)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang