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Eijirou acariciaba con dulzura el cabello rizado que tenía en frente, mientras que la cabeza de Izuku reposaba en el brazo de él como toda la noche, solo que había permanecido despierto hasta hace 20 minutos, que fue cuando comenzó a salir el sol.

Se habían quedado toda la noche en silencio, la primera media hora Kirishima se había quedado consolando a Midoriya quien no paraba de llorar y el resto de las horas se quedaron en silencio, Deku posando sus manos con dulzura en el pecho del peliteñido y este susurrándole que todo iba a estar bien.

- que voy a hacer contigo -murmuró luego de un suspiro el hombre de curiosa dentadura, acariciando con cariño el cabello del menor frente a él, quien hacía pequeñas muecas y se removía un poco mientras soñaba. El pelirrojo soltó un gruñido ante la idea de que tendría que levantarse de la cama dentro de una hora y que no había logrado descansar nada. Había logrado dormir casi 20 minutos hasta que había sonado la alarma, despertando a ambos para darle comienzo a su día de víspera de navidad.

- Izuku -gritó con ánimo la esposa de Shouta en lo que abría la puerta de la residencia Kirishima, pero se calló al ver como el peliverde y el pelirrojo iban ambos ojerosos y el menor algo pálido- ¿se sienten bien? -dijo un poco preocupada la mayor, moviéndose para que ambos entraran.

- sí, solo dormimos muy mal -le respondió Kirishima con una sonrisa algo forzada al ver que Izuku solo se sacó los zapatos y caminó en calcetines hasta el árbol de navidad que estaba en la sala, llevando en sus manos las bolsas con regalos que habían comprado juntos.

- ¿él se encuentra bien? -susurró la ojiazul al ver al somnoliento pecoso arreglar los regalos con algo se torpeza, sintió la mano de su cuñado sobre su hombro y apretó un poco sus labios.

- sí, pero tuvo pesadillas anoche y no logró dormir nada -dijo en lo que se colocaba un calzado apropiado para andar por la casa- ¿mi mamá está en la cocina? -dijo con algo de ánimo, llevando una mano a su cabello y procurando que los picos que había formado con el gel siguieran donde debían estar.

- oh, sí -dijo la pelinegra recuperando el ánimo, entrando en la sala junto con el pelirrojo artificial- está terminando la cena junto con Shouta, a él le tocó preparar lo salado -dijo Midnight con una sonrisa- como tu padre está trabajando, lo pusimos a colaborar -dijo cómica, caminando donde Izuku al ver como Eijirou iba solo a la cocina mientras decía alto "¿dónde está mi mamá más bella?". Cuando llegó a su lado y vió que aún no le ponía atención, se puso en cuclillas a su lado.

- él tenía 14 años -susurró de manera casi inaudible el menor, tragando fuertemente saliva y se llevó una mano a su cuello, masajeando un poco este.

- ¿dijiste algo, cariño? -dijo con una sonrisa, estirando su mano al cabello del niño, enredando un rizo entre sus dedos.

- Shigaraki... -dijo e inhaló hondo, tragando saliva antes de sacar el último regalo de la bolsa y dejarlo en su lugar, luego de eso negó con la cabeza y se estiró donde Midnight, dejando su cabeza contra los senos de la mayor- no, no dije nada -dijo él, mirando con un puchero en sus labios las luces del árbol.

Midnight miró con pesar al pequeño que ella quería como un hijo, observando como este apretaba sus puños y suspiraba con molestia, tomó a Izuku de un brazos y se levantó con él, caminando a dejarlo en el sillón para luego ir a la cocina, viendo como Eijirou trataba de comerse una galleta sin quemarle en lo que su esposo revisaba la temperatura del pavo y la madre de ambos los observaba con una sonrisa.

- Eijirou -dijo ella, caminando donde estaba el chico con el fin de hablar más bajo- ¿y si llamas a Todoroki para que traiga al chico problemas? Creo que le haría bien -murmuró ella, viendo luego a su suegra, quien sonrió amplio debido al gran cariño maternal que tenía por Shouto mientras que Aizawa rodaba los ojos, ya harto de que tener que saber de Bakugou.

Casi una hora después, horas antes de que comenzara la cena y se pudiese pasar el tiempo en familia, Izuku dormitaba en el sillón abrazado a un cojín, gruñendo con suavidad un par de cosas y Kirishima seguía comiendo galletas a pesar de los regaños de su madre, tratando de distraerse antes de que sonara el timbre y se anunciara la llegada del bicolor y su hijo adoptivo. Pero antes de que se diera cuenta, el timbre había sonado ya y la señora Akemi se encontraba camino a la puerta con una amplia sonrisa.

- Todoroki! -dijo con una sonrisa amplia en cuanto abrió la puerta, viendo el chico que conocía desde sus 4 años de vida estaba parado frente a ella, con regalos entre sus manos y un chico rubio atrás. En cuanto dijo ese nombre, Izuku despertó del todo y se sentó erguido en su lugar, viendo como luego de una amena charla entre la dueña de hogar y el asistente social, entró el rubio en silencio.

- Kacchan - susurró en un hilo de voz, viendo como el ojirubí le miraba y con dulzura le devolvía una sonrisa casi imperceptible.

El rubio entró pidiendo permiso y caminó con calma hacia el pecoso, abrazándolo fuerte cuando lo tuvo lo suficientemente cerca y se sentó en el sillón con él cuando el abrazo fue correspondido, ambos colocándose a llorar.

En cuanto el heterocromático entró a la cocina le dió una mirada rápida a Kirishima, quien ya lo miraba y ambos entendieron que los dos habían tenido pesadillas, ¿ambos habían tenido el sueño sobre la misma situación? Tal vez les hacía mal recordar mucho sobre su pasado, confirmándose en la mente de cada uno que deberían hacer lo posible por que olvidaran.

Hijos de la calle (2.0)Where stories live. Discover now