14.

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- ¿por qué estás tan animado, Kirishima? -le preguntó con confusión el chico que estaba a su lado en el auto, portando su mascarilla y con una chaqueta a pesar de que era verano, respetando las normas de sanidad que aún debía seguir. Kirishima se giró suavemente y le sonrió dulce 

- vas a conocer a los mejores señores del mundo -dijo con una sonrisa amplia, aparcando en la entrada de una de las casas de la villa que recorrían, el peliteñido apagó su auto y tomó una bolsa que tenía en el asiento trasero, haciendo una seña al joven para que lo siguiera. Deku se quedó sentado unos segundos mientras veía partir del auto al pelirrojo con su bolsa en la mano, el pecoso se quedó en silencio dentro del auto mientras sentía un extraño vacío en su interior que desapareció únicamente cuando salió y se atrevió a seguirlo, venciendo sus nervios de conocer el nuevo lugar que podía representar un peligro.

Mientras caminaban a la entrada de una casa bien iluminada, Deku no podía parar de hacerse distintos escenarios sobre lo que habría dentro, imaginando tantos a la vez que no podía dejar uno en concreto, ya que para cuando Kirishima había tocado el timbre, el pecoso en su cabeza tenía la idea que los padres del adulto eran básicamente su tutor, solo que con pelo negro y cambiaban en ropa, ya que su madre usaba un delantal y su padre llevaba camisa y cortaba.

- Eijirou, bebé -dijo una voz femenina de manera muy animada, el ojiverde alzó su vista y vió en la puerta a una mujer de unos 35 años, con cabello negro, liso y de corte disparejo atado en una coleta alta, unos anteojos de marcos rojos y detrás de ellos, unos brillantes ojos azules.

- Nemuri! -dijo su adulto cuidador, lanzándose a los brazos de la señora y estrechándose entre ellos con abrazos fuertes y risas. El rizado observó con un poco de incomodidad como se decían estupideces entre ellos y se daban pequeños empujones. Deku miró al interior de la casa que tenía en su campo de visión y como esa poseía colores claros y cálidos, sacándole una pequeña sonrisa de sus labios al recordar el departamento de Kirishima.

- oh, ¿y ese pequeño quién es? -dijo la mujer, sonriéndole y agachándose un poco a la altura del rizado, levantó su mano dejando ver unas uñas bien cuidadas y pintadas de un color oscuro; Midoriya miró como la mano llegó a su cabello y acarició los rizos con cuidado, apartándose un poco de forma instintiva, peleando con su Deku interior para no atacarla.

- él es Midoriya Izuku, es mi chico encargado desde ahora, viene del experimento -dijo el pelirrojo con una sonrisa, miró a Izuku y como ese se veía un poco indefenso, podía anotar que tenía su respiración un poco más pesada y que se había puesto rígido ante el toque de su profesora favorita- no tengas miedo, Midoriya, preséntale -dijo con un tono dulce, llevando su mano a la espalda del menor para sobarla, lo vio tragar saliva y como infló su pecho en busca de aire.

- me llamo Deku -dijo en un murmuro, mirando con firmeza a la señora que se encontraba en frente, sin embargo la señora se rió un poco y pasó un brazo por sobre los hombros de Midoriya, estrechándolo contra si de forma suave, haciendo así que Deku mirara rápidamente a Kirishima, quien solo sonreía enternecido.

- pues adentro, Deku. Mi suegra hace unas galletas maravillosas y se están terminando de enfriar -dijo la profesora de apodo Midnight, caminando con el pequeño dentro de la casa. Kirishima negó suavemente con su cabeza y entró después que ellos, cerrando la puerta y dejándose llevar por el aroma a galletas horneadas que recorrían la casa. Siguió a la mujer hasta la sala, donde se encontraba su hermano Shouta en el sillón con su celular en manos, aparentemente jugando Tetris.

- deja ese celular y párate a saludar -dijo la señora soltando al pecoso y caminando donde su esposo, en cuanto soltó al joven este trastabilló hasta chocar con Eijirou, quien lo atrapó y sostuvo. Midoriya alzó sus ojos y los clavó en el carmín, buscando algún consuelo al miedo que sentía y a su falta de experiencia al no saber como actuar, sin embargo pudo sentir calma en sus ojos, quien le iluminaba como una antorcha en medio de la oscuridad.

- estoy por terminar el nivel -dijo con voz grave el hombre que estaba en el sillón, aún concentrado en su teléfono móvil, gruñendo cuando la mujer se sentó en su regazo y comenzó a revolver su cabello. Deku podía reconocer ese gruñido, era amenaza con todas sus letras, lo que logró que las vellosidades del cuerpo del menor se colocaran en punta, haciendo así que su músculos se tensaran. Kirishima le sonrió con dulzura a Midoriya y subió su mano a su hombro, acariciando este por sobre la tela.

- tranquilo, yo te cuido -le susurró, sosteniendo su mirada un par de segundos hasta que Deku decidió apartarla, dirigiendo esta al hombre de cabello largo y negro que estaba sentado en el sillón, portaba un conjunto de ropa negro y una extraña bufanda gris en su cuello. El hombre dejó de gruñir y aflojó su expresión cuando la mujer acarició su cabello suavemente, parándose luego. 

- Shouta, párate a saludar -dijo Nemuri, quitándole el celular al señor y caminando a la cocina con este en manos. Aunque el hombre de cabellos largos berreó un poco al ver como le quitaban el aparato, se levantó mostrando sus 183 centímetros de altura. Su altura, más su contextura física y su mirada hicieron que Deku temblara un poco, llamando por ayuda con su mente de manera desesperada al sentir que no podría atacarlo solo hasta que lo tuvo al frente.

- ¿cuál es tu nombre? -escuchó la voz gruesa del hombre, Deku tragó saliva un poco desesperado ante la idea de que lo atacara o le hiciera algo. El pecoso abrió la boca y luego la cerró, preso de los nervios que lo recorrían, a los segundos de eso vio como la mano del hombre subió hasta la mascarilla, sacando uno de los elásticos que llevaba detrás de la oreja para afirmarlo y miró con atención los expansores que llevaba.- es del experimento -dijo a secas, soltando la mascarilla y bajó su mirada al collar de dientes que portaba en su cuello.

- sí, se llama Midoriya Izuku -dijo Eijirou con orgullo, sobando suavemente el hombro de su pequeño, sintiendo como este temblaba aún. Deku movió su vista al piso, sintiéndole un poco incómodo ante los extraños ojos que tenía en frente, los cuales oscilaban entre el color negro y rojo.

- ¿y sabe hablar o es mudo? -dijo serio el pelinegro, viendo como su hermano adoptivo levantaba un brazo para darle un empujón en su hombro, el hombre de aspecto desaliñado sonrió un poco y negó con su cabeza, moviendo su mano a los cabellos engominados del pelirrojo y acarició esos con suavidad.- hola, Eijirou -dijo con simpleza, bajando su mano a el hombro de Midoriya y dejando una palmadita en ese.- vayan a la cocina, Midnight ya debió comerse todas las galletas -dijo con ironía, encaminándose solo al lugar antes mencionado, dejando atrás a los jóvenes.

Hijos de la calle (2.0)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant