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Kirishima observaba en silencio y una sonrisa forzada como el pecoso se reía junto con el rubio, quien me había cosquillas por su torso. Muy en su interior, se arrepentía de haber invitado a Bakugou a casa de su madre, no porque tal vez fuese un chico problema y eso provocara que su hermano estuviese en completo silencio, si no porque si no estuviese ahí, tendría a Deku entre sus brazos.

¿cómo es que él, un profesional de 27 años, que tenía una buena situación económica, un buen vivir, parejas sexuales a gusto y se autodenominaba feliz había terminado así, celoso de un salvaje chico de 15 años, ya que tenía comiendo de su mano a otro niño de 15 años? Soltó un gruñido de frustración al pensarlo y luego de eso llevó sus manos a su cabello, jalando ese con algo de desesperación.

- mantén tu cabeza en tu lugar, Kirishima -dijo el bicolor mientras llevaba a sus labios una taza con café instantáneo y le daba un sorbo- realmente me sorprende que estés pasando por algo así -dijo luego de fijarse que no había nadie cerca a simple vista.

- es algo casi involuntario -le murmuró el peliteñido, apoyando sus codos en sus rodillas y luego su rostro en las palmas de sus manos- es desesperante -dijo en un murmuro, se quedaron en silencio un par de minutos hasta que el incómodo silencio fue cortado por el heterocromático.

- ¿sabes? -dijo el hombre de cabello lacio, acomodando su cuerpo en el sillón en lo que cruzaba una pierna por sobre la otra- el otro día estaba jugando en el sistema de la policía cuando fui a ver a Chisaki, ¿sabes que Midoriya sale en su sistema? -dijo este, dándole un sorbo a su taza en lo que el ojicarmín giraba su cabeza y lo miraba directamente a sus ojos bicolor.

- ¿a qué te refieres? -dijo en un hilo de voz, mirando con preocupación como el otro miraba con indiferencia el líquido oscuro en superficie de porcelana.

- ¿no recuerdas que hace años hubo un caso que conmocionó a Japón? -dijo y miró a los jóvenes, quienes hablaban de manera absorta- una mujer joven y viuda a quien le robaron su hijo, la búsqueda se extendió hasta el extranjero, el caso se cerró a los dos años de abierto al no encontrar al niño porque se le dio por muerto -dijo, mirando por unos segundos la cabellera del peliverde.

- sí, algo recuerdo -murmuró el chico y el heterocromático asintió con su cabeza, dándole un sorbo a su taza, miró a su amigo de la infancia fijamente con el fin de que comprendiera lo que le comunicaba. Eijirou lo miró por unos segundos hasta que se dió cuenta de lo que insinuaba Todoroki y se sentó, haciendo que los adolescentes se exaltaran.

- ¿me estás diciendo qu-

- sí, puedes entregarlo y no recibir cargos, no va a pasar nada, nadie te culpará y se te borrará de encima -dijo de manera frívola, dándole un trago largo al café- si la policía lo encuentra, se lo llevará y lo entregarán a su madre -dijo antes de sentir como Kirishima se debaja caer en el sillón, cubriendo su rostro con sus manos.

- ¿Kiri? -escuchó la voz preocupada de Midoriya, justo antes de sentir sus manos sobre sus rodillas y luego sobre sus hombros- ¿estás bien? Kiri -escuchó la suave voz de Izuku. El pelirrojo artificial sacó sus manos y vio frente a si como Midoriya lo miraba con preocupación, marcando esas brillantes esmeraldas en los ojos de su tutor.

De un momento a otro, Kirishima no se sintió preparado para perder a Midoriya, no estaba listo para perder esos brillantes ojos mirándoles, a perder como Izuku caminaba por el departamento con su pijama los fines de semana, a ver su cabello rizado cuando se lo dejaba secar a la temperatura ambiente y este se inflaba, a perder su cara demacrada cuando se levantaba a la escuela, a perder su suave piel y sus mejillas sonrosadas cuando limpiaban la casa juntos, no estaba preparado para perder los sollozos por la noche y su risa por las tardes.

- Kiri -dijo en un murmuro lastimero, levantando sus manos al rostro del psicólogo y pasó sus pulgares por las mejillas, limpiando unas lágrimas inconsciente que le rodaban por su rostro, luego de eso sus manos se movieron al cuello de su adulto designado y rodearon este, dejando el rostro de Kirishima en la unión del cuello con el hombro del peliverde- tranquilo, todo va a estar bien -susurró suavemente en lo que movía suavemente su mano por los hombros, tratando de imitar la forma en la que Eijirou consolaba a Izuku cuando lloraba y que, en el ojiverde, era sumamente efectiva.

A su lado, Todoroki miraba con un poco de ternura a su amigo, quien movió sus brazos para estrechar fuertemente entre sus brazos a su chico asignado y le murmuraba algo, viendo como el pecoso se reía un poco y se quedaba en silencio abrazados. Por otro lado, Bakugou estaba sentado en el piso, viendo como el adulto envolvía de manera sobrecogedora a su Deku. Si no fuera por la presencia de los otros adultos, habría saltado encima del peliteñido con uñas y todo.

Hijos de la calle (2.0)Where stories live. Discover now