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Todo el mes siguiente había sido así, para comenzar su integración al mundo, Kirishima llevaba seguido a Midoriya con su familia, quien a veces lo sacaban a dar paseos por ahí y se encargaban de ayudar al pelirrojo con la difícil tarea de integrarlo. Gracias a todo ellos, Izuku había aprendido a a cuidar un jardín, a cocinar un poco, a hacer más prolija y moderna su forma de construir objetos, manejaba un poco el computador y se llevaba bien con los gatos que tenía Aizawa en su hogar. Finalizando agosto, Izuku ya sabía andar en metro y como movilizarse por la ciudad con tranquilidad, como llegar a su institución y como volver.

Sin embargo, a 3 días de finalizar el mes, había llegado la tarde tan temida por Eijirou, era hora de que Midoriya y Bakugou se reencontraran. Habían decidido que el encuentro de ellos dos debía ser antes de entrar a clases, puesto que habían quedado en el mismo salón y si se reencontraban de golpe en un lugar público, sería una locura inimaginable, al punto que debería amonestarse con una expulsión o algo similar.

Eijirou se encontraba parado en la puerta de la casa de Todoroki con Izuku a su lado, llevaban 7 minutos parados y Midoriya me miraba con intriga e incomodidad, viendo como el adulto estaba parado y pálido, sin tomar en cuenta lo que el chico le decía.

- ¿deberíamos estar acá? -dijo el rizado ladeando su cabeza, viendo como su adulto encargado estaba estático mirando a la puerta. Kirishima tragó saliva, asintió con su cabeza y movió su mano para tocar el timbre. Aunque vaciló un poco por unos segundos se armó de valor y tocó el timbre suavemente, exhalando pesadamente luego de eso. 

Kacchan estaba sentado en el sillón, mirando su cuaderno de matemáticas y con la laptop al lado, mostrando un paso a paso de como hacer un ejercicio, escuchó como tocaron el timbre y miró a la puerta, sin embargo alzó un poco su ceja antes de volver su concentración a lo que veía, volviendo su vista al lugar anterior mientras empuñaba de mejor forma el lápiz, volviendo  al integral que tenía al frente.

- Bakugou, abre la puerta -escuchó la voz de Todoroki desde la cocina, aparentemente el hombre cocinaba para una ocasión especial, tal vez iba a venir Momo y le iba a dar dinero para que se fuera al cine o algo similar. Escuchó como volvió a sonar el timbre y a los segundos escuchó los pasos firmes del heterocromático.- oye, ¿acaso estás sordo? Abre la puerta de una vez, no soy tu empleado -dijo el hombre, apareció limpiándose las manos con un paño de cocina, Katsuki movió su cabeza en dirección al bicolor y alzó sus hombros.

- ya estás acá, abre tú, además sí pareces un empleado -dijo con tono neutral, viendo como Shouto le fruncía el entrecejo y luego caminaba hasta el rubio, dándole con el trapo en la cara.

- no me faltes el respeto, Katsuki -dijo con molestia, viendo como el ojirubí tiraba su cuaderno por los aires con el fin de pararse y mirarlo de manera desafiante, sonriendo amplio mientras caminaba hacia él a un paso lento, casi peligroso.

- te estás pasando, bastardo mitad y mitad -le gruñó con una sonrisa el menor, algo que perturbada continuamente a Todoroki es que siempre podía ver en los ojos de Bakugou una sed extraña de sangre y pelear, siempre lo veía dispuesto a pelear o agarrarse a golpes con lo que se le cruzaba. El bicolor rodó sus ojos antes de que volviera a sonar el timbre.

- mejor cállate y compórtate como la gente -le dijo el bicolor, tirando el paño a la cara del rubio nuevamente y haciendo que este gruñera mientras el mayor caminaba a la puerta.

- por culpa de ustedes no me puedo comportar como la gente, ustedes y su experimento de mierda me quitaron el derecho de ser normal -gruñó con molestia, hizo que el heterocromático se girara con una mirada cansada, suspirando un poco al saber que no era primera vez que el chico le saca ese argumento en la cara.

- eso no es culpa ni responsabilidad mía, Bakugou, así que no me culpes de eso a mi -dijo, se dio vuelta y tomó el pomo de la puerta, girando este y dejando que frente a ellos estuviera Kirishima y Midoriya- hola, pasen, la maldita bestia está en la sala -dijo alto, con el propósito de que Katsuki gritara alguna estupidez.

- la bestia eres tú, que no eres capaz de repeler ni el agua, maldito hijo de -gritó con enojo, apretando el trapo entre sus manos hasta que sintió una pequeña corriente recorrerle y fijó su vista en la puerta, viendo como se asomaba con rapidez una cabellera verde y unos ojos esmeraldas que chorreaban lágrimas.- Deku -dijo en un susurro, sintiendo como su respiración se hacía más pesada.

- Kacchan -gritó con la voz quebrada, sollozando fuerte antes de comenzar a llorar. En menos de 5 segundos, los jóvenes estaban abrazados y llorando en el piso de la sala, el pecoso había corrido y saltado en dirección al rubio, por lo que había caído al piso y solo se habían quedado abrazados.

Kirishima junto con Todoroki miraban con un poco de compasión como los niños se abrazaban y lloraban, ambos temblaban con fuerza en el piso y se les quebraban las voces, mientras se murmuraban cosas inentendibles por el temblor de voz o porque tal vez iba en otro idioma que no conocían los adultos.

- dejen de lloriquear, ya -dijo el heterocromático caminando a la cocina, seguido de su amigo mientras este observaba como ellos seguían abrazados y llorando. En su pecho nació un sentimiento extraño al ver como Midoriya le lloraba que le extrañaba y que no volviera a irse.

Pasaron casi 10 minutos hasta que volvieron ambos adultos a asomarse y vieron como el rubio tenía en su regazo al rizado y tenían sus rostros encajados en el cuello ajeno, susurrándose cosas y arrancándose sonrisas.

- creo que es lindo ver como se reencuentran, ¿no? Parecieran que se quieren -dijo Kirishima con tono desanimado, viendo como los menores de edad se aferraban entre ellos. Escuchó una risa de su amigo desde atrás, Eijirou se giró y le miró, alzando una ceja.

- no digas estupideces, que tortuoso tener ese tipo de relación -dijo el heterocromático mientras abría la arrocera, examinando la comida- después vas a ver como van a andar cuando comiencen a conocer gente y se olviden entre ellos -dijo con simpleza, yendo a buscar unos platos para que pudiesen comer.

Kirishima se inclinó y vio como finalmente estaban abrazados, ambos se aferraban con las manos a la ropa, tal vez no queriendo separarse. Eran muchos meses que no se veían, casi 5 meses separados luego de pasar toda una vida juntos.

Hijos de la calle (2.0)Where stories live. Discover now