Capítulo 37

231 19 0
                                    

Después de aquello, he vuelto hacia el lugar de residencia. Específicamente aún no estoy en mi casa, sino en la de Steve.

El cuerpo de Adam será enterrado hoy, al recordarlo mi alma queda inmersa en el mismo dolor que cuando lo vi morir frente a mí.
Estoy en un sillón viendo hacia la nada, en un cuarto que queda al lado de la habitación donde Gideon se recupera, con la ayuda de Kiara, me enteré por mera coincidencia, ya que, no he querido que alguien se me acerque, no he querido saber nada de nadie, ni de alguna otra cosa. Estoy algo así como en shock, no he querido probar comida alguna, no tengo ganas, podría decir que a duras penas me he bañado. Tan sólo de recordar cada palabra de Adam hace que lágrimas vuelvan a mis ojos. He querido saber de Gideon, pero de igual forma no quiero que alguien se me acerque o hable conmigo. En algunas veces la soledad se vuelve nuestra aliada, testigo de nuestros sufrimientos, se convierte en una amiga fiel e implacable. No nos abandona sino hasta el momento justo, nos suelta de la mano para que podamos seguir, pero cuando más la necesitemos estará allí, para escuchar nuestras lágrimas, cada vez que hacen eco en nuestra alma, para escuchar nuestros silencios, y para darnos un abrazo frío y a la vez cálido.

Alguien me saca de mis pensamientos, escucho que tocan la puerta, pero ni me inmuto. Por el rabillo de ojo veo un par de pies caminando y acercándose hacia mí.
—Vete, no quiero a nadie aquí —digo con voz monótona

—Metzaly yo también... Te amo —la voz que hacía mucho deseaba escuchar hace encender una chispa en mi cuerpo —y aunque me duele aceptarlo, sé cuánto lo querías, y lo quieres. Sé que para ti no es nada fácil entender todo esto, hasta para mí lo es un poco.
Y aunque parezca imprudente y egoísta debo agradecer que él haya salvado tu vida y te haya protegido tantas veces. —da un suspiro largo —Esa arma con la que le dispararon está prohibida usarla ya que es meramente experimental aún, está hecha de material nocivo, en ti hubiera causado la muerte instantánea. —no quiero seguirlo escuchando es como seguir echando limón a una herida. Él se pone en cuclillas ante mí al tiempo que toma mi mejilla entre sus manos, me ve fijamente y sus ojos grisáceos con ese algo de etéreo que hacían perderme en ellos desde el primer momento, se ven algo opacados —El punto es que si él dio tu vida por ti, es porque te amó de verdad, no soy el más indicado para decírtelo, pero estoy seguro que le gustaría que cuidaras de tu vida como él lo hacía, no dejes que la tristeza y el desasosiego  te gane, todos te queremos con vida, y más yo. Eres mi vida, tus ojos me llenan de paz. Eres Mí ojitos. Esa que llena de alegría a cualquiera, y que irradia rutilantes rayos de luz, así como la luna, que alumbra aún en las penumbras. —logra salir de mis labios una pequeña sonrisa —Te quiero conmigo, en mi vida que ahora y siempre fue tuya, y nunca dejará de serlo. Vivo por ti y para ti. No desearía existir en un mundo en el que tú no estuvieras, y aunque si tú decides ya no estar conmigo y ser feliz fuera de mí, trataré de entenderlo, pero siempre lucharé por ti, por este amor que tengo dentro de mi pecho, y que es más fuerte que todo, aún así que digan que los vampiros no tenemos corazón, yo sí lo tengo y late por ti. —mis ojos quedan entrelazados con los suyos y un silencio nos inunda, no es un silencio incomodo, al contrario se siente bien este silencio.

Él tiene razón, no puedo echar el esfuerzo de Adam a la basura, y aunque en mí no se refleje felicidad, pues sería meramente una quimera inadmisible, trataré de vivir, donde quiera que esté Adam, quiero que sepa que viviré cada momento con intensidad, siempre estarás dentro de Mí.

Si bien es cierto que por quien hay un mayor sentimiento es por Gideon, algo que aún no puedo explicar, pero que no puedo negar, sé ahora más que nunca que Adam será ese impulso para seguir adelante. No lo defraudaré, y aunque aún no puedo evitar pensar que todo esto ha sido por mi culpa, y que al recordarlo mi ser se envuelve en un lúgubre manto, sé que tengo que vivir por él, y apreciar lo que él hizo por mi.

Gideon sin previo aviso me abraza, y yo solo dejo que él me envuelva en sus brazos, la verdad necesitaba esto. Se separa un poco de mí, y me ve a los ojos
— Te dejaré para que te vistas, en unos minutos saldremos hacia el cementerio. —Me ve fijo, acuna mi rostro en sus manos y sin esperar respuesta sale y cierra la puerta.

Ya en el cementerio, a punto de ser enterrado completamente dejo caer sobre su féretro una rosa roja y una blanca al lado de una color morado, igual a la que él me dio aquel día, luego echo sobre el ataúd un puñado de tierra, mientras me arrodillo sobre el suelo, la lágrimas salen con dificultad, pues mis ojos han sido atacados por muchas de esas gotas saladas que ya cuesta que salgan por la gran cantidad de tiempo que he pasado llorado.
En un susurro me despido de él no es un despido para siempre, si no un hasta pronto.

Decidí que lo visitaré cada semana si es necesario. Aunque siempre estará en mi corazón.

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora