capítulo 18

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Luego de contarle a Gideon los sueños que había tenido, él se me queda viendo perplejo.
Abre la boca para decir algo, pero al instante la cierra.

—Di algo Gideon ¿Dije algo malo acaso?

—No ojitos, solo que... —parece cavilar lo que me dirá —solo que, cómo te explico...  
más que sueños son vivencias pasadas.

—Cómo, no entiendo. Explícame. —pido

—Son de tu vida pasada. —me ve como con condescendencia.

—¿Espera qué? ¿Me estás diciendo que son de mi vida pasada? ¿Qué prosigue? Brujas en escobas —hablo con una mezcla de sarcasmo y amargura —¿Me quieres tomar el pelo? —indago, esperando a que me diga que sí, solo me está jodiendo.

—Hablo en serio. A caso no te parece raro esa extraña familiaridad con Adam —ahora es él quien se expresa con dificultad, arrastrando el nombre de Adam, pues obviamente no le quise contar que él también aparece en mis sueños.

—Déjame procesar o más bien tratar de procesar esto. Ok, la cosa está así: ¿vida pasada? Vampiros =colmillos. Leen mi mente, entran a mi vida. Y ahora esto, resultó que soy una ¿reencarnación?, que normal.

—Así es... Por ende yo ya te conocía, a ti y al imbécil ese....—me da una sonrisa de lado —¿No has tenido algún sueño donde aparezca yo? —me observa inmutable.

—Sí... He tenido algunos —bajo mi rostro y empiezo a jugar con mis dedos. —Pero no sé si en realidad todo eso de verdad sean recuerdos, si en realidad eso pasó o lo viví —hago una pausa —¿Conocí a la mujer que tanto amabas? —no puedo evitar preguntar, ya que si son recuerdos, al menos quiero saber si él amó a alguien más, puede que en "mis recuerdos salga conmigo" pero no se está seguro si era yo esa mujer, o yo que sé.

—Sí, bastante bien. —escucho decir cada palabra de forma clara e indescifrable.

—Pero no la vi en ningún sueño —digo cortante. Ni yo misma me comprendo, pensar en eso en vez de lidiar con lo otro.

—Claro que sí, esa mujer eras tú.

—¿Qué? —digo casi por inercia. Ya que me encontraba sumergida en mis pensamientos.

—Sí, así es. Por ello es que te busqué. Porque mi amor por ti jamás murió, por ello estoy aquí, no pienso soltarte, no te dejaré ir, ésta vez no—me acaricia la mejilla, pero no logro reaccionar. Estoy algo así como en shock. Sí, otra vez. ¿será ya una patología en mí este estado? De repente todo se vuelve negro y ya no sé que pasa conmigo.

—Narrado por Gideon—

No quería contarle parte de la verdad a Metzaly, por esto mismo, acaba de desmayarse y no sé ni qué demonios hacer.

Abro las gavetas de su mesita de al lado y logro encontrar una botella de removedor de esmalte que es algo similar al alcohol y lo único que se me ocurrió fue ponérsela cerca de la nariz para que despierte. Nunca fui experto en tratar de reanimar a alguien, cabe destacar.

Luego de algunos minutos abre los ojos al fin. Al despertar me observa con esos ojos tan hermosos que me hipnotizan, justo cuando me ve de esa manera. Es tan jodidamente hermosa. Una chica como Metzy no la olvidas tan fácil y que lo sé yo.

—¿Qué pasó?—inquiere

—Solo te desmayaste con lo que te dije. —hablo sereno — Creo que lo mejor es que ya no hablemos de eso, no quiero que te pongas mal. Aparte ya es tarde y no has dormido nada.  —frunce el ceño

—No importa, quiero saber. Tengo tantas interrogantes. No podría dormir con tantas dudas. —una de sus tantas caracteristicas especiales en ella; siempre de terca.

—Me quedare hasta que te duermas, y di quieres puedo cantarte algo—sonríe suspicaz. Me le quedo observando cada detalle de su rostro, la manera en que su cabello se alborota, sus entrecejo fruncido al igual que sus labios, con sus ojos fijos y espectantes en mí.

—Tierra llamando a Gideon—yo sonrío —¿En qué pensabas Gideon? —inquiere demandante.

—En ti —respondo sin titubear.

—Ah, sí. Y, ¿qué piensas de mí?

—Pienso que eres demasiado terca, testaruda —le toco la nariz y luego se la guiño.
De alguna manera quisiera hacerla olvidar este asunto, pero por otro lado estoy consciente de que algún día tenía que enterarse.

—Está bien, olvidemos eso y mejor sigue respondiendo mis preguntas.

—En realidad pensaba que eres la niña más extraordinaria que he conocido en toda mi vida. —trato de evadir el tema —Y que si te volvieras a ir de mi lado te esperaría por todos los siglos necesarios, tan solo por saber que estarás conmigo. Claro está, que no dejaré que te vayas otra vez, ya no —acaricio su suave cabellera —Quiero que siempre recuerdes esto, siempre, —hago énfasis para que de verdad no lo olvide —escúchame bien: yo Gideon Albergi,  siempre encontraré la manera de llegar a ti, aún hayan miles de piedras en el camino, te juro que encontraré la forma de llegar a ti y decirte: Aquí estoy y no te soltaré. —le deposito un beso en la coronilla y me permito aspirar sus dulce olor.

Ella agacha la cabeza, y juro que en momentos como éste desearía tener el poder del imbécil de Adam. Aunque bueno, me satisface saber que él, aún con su poder, no puede entrar a la mente de Metzy cuando se le dé la gana.

—¿Qué pasa ojitos?

—Es que, no sé. Y si no soy realmente la mujer que buscas. Digo, podré tener esas "visiones" y físicamente podré ser igual, pero ella no era humana. Y pues, yo, yo no soy sobrenatural. Y mucho menos inmortal o lo que se le parezca —definitivamente, a veces las mujeres se niegan a ver lo que realmente está justo en sus narices. ¿Cómo es que aún no se da cuenta que esa mujer es ella? Es ella, y siempre lo será, simple y sencillamente ella, aunque algunas cosas cambien, es a ella a quien pertenezco.

—Te busqué tanto. Te conozco, y aunque tu mentalidad sea diferente, mi amor por ti sigue aquí —agarro su mano y la llevo hacia mi inverosímil corazón —sé que literalmente no late, pero si latiera, en este momento querría salirse tan solo para decir que Te amo Metzaly, Te amo y eso no cambia, ni cambiará.

Ella guarda silencio por lo que parece una eternidad para mí.

—Qué pasa si yo no te amo de la misma manera que tú lo haces. Sí, no te puedo negar que contigo desde que te conocí siento una extraña sensación cuando me tocas, cuando me miras y más cuando me besas, pero y... —no aguanto más las ganas y la beso, silenciando sus dudas. Tarda unos segundos en reaccionar y responder el beso con la misma intensidad, pero con una necesidad infinita, casi sedienta de sentirnos mutuamente, es de aquellos besos que te hacen sentir que vuelves a estar realmente vivo, y con fuerzas infinitas de librar batallas... Solo por ella.

Jamás olvidas los labios que te hacen sentir una y otra vez con intensidad finita e infinita, pudiendo sentir con vehemencia, pero no alcanzar a medir lo vivo que estás y lo eterno que puede llegar a ser el amor.

Ella se separa de mí con la respiración agitada, puesto que si fuera por mí no la dejaría de besar, pero no puedo olvidar que en parte es humana y necesita aire para poder vivir.
Le acaricio el cabello, y luego su mejilla, levanta la mirada y puedo notar que al observarme, por la luminosidad de la lámpara, que sus mejillas están levemente sonrojadas.
Le doy un beso en la frente y la acojo en mis brazos.
—Es mejor que duermas. Me quedaré contigo esta noche —ella asiente. Y se recuesta en mi pecho.

...

Verla dormir, y más verla dormir abrazada a mí, es de las mejores cosas.
Aunque no puedo dejar  de pensar en que Adam es un... no debió decirle nada. Aún no. No haré nada por el momento. Pero esto no se quedará así.

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora