Capítulo 8

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Al fin que acepté, realmente la Universidad no es tan grande, pero al inicio yo me perdí, ya que no tuve a alguien que me la mostrará, y por eso mismo es que acepté.

El tiempo con Adam ha sido ameno, me ha hecho reír con sus innumerables tonterías. Pero no he dejado de pensar en el porqué Gideon, no vino hoy a clases y ni siquiera sé porque pienso en él ¡Carajo! Digo, no somos nada más que amigos, pero ya me acostumbre a él.

Adam y yo hemos quedado en la tarde para iniciar con el trabajo de Historia de la psicología. A nosotros nos tocó Socrátes y Platón. Injustamente nos tocó  dos personajes. Pero qué le hago ese profesor es inflexible.

(....)

Ya en mi casa con ropa cómoda, aunque para mi madre parezca indigente, a mí me encanta. Usar camisas grandes, para mí, es el jodido paraíso.

Y bueno la tarde ya ha caído y aún estoy esperando a Adam. El problema es de que aún no le he dicho a mi mamá que vendrá un chico a casa para hacer un trabajo. Nunca había traído un chico a la casa, por ninguna razón. Y la mayoría de trabajos que me correspondían hacer con otros compañeros los hacía fuera de casa.

Me levanto de mi cómodo asiento, con gran parsimonia, y me dirijo a la habitación de mamá.

Toco con los nudillos la puerta, algo dubitativa.

—Pasa — vocifera desde adentro.

—Hola mamá, ¿qué tal tu tarde? —no levanta su vista para mirarme, ya que hace un trabajo en su laptop.

—Bien ¡Ya! dime que quieres Metzaly  —la verdad no me sorprende lo bien que me conoce mamá. –río internamente

—Bueno, estem... es que —¡ya! Dilo Metzaly, igual no es nada malo. Me digo a mi misma, para convencerme de decirle a mamá —vendrá un chico a hacer un trabajo. Y antes de que me preguntes de por qué un chico, te diré que el profesor ha formado las parejas de trabajo y no ha sido cosa mía. —utilizo mid manos, para expresarme mejor.

—¿Es tu novio o algún enamorado?

—¡NO MAMÁ! Ni siquiera le conozco bien. Es nuevo en la clase, es mi pareja para el trabajo y no por elección.

—Está bien, te creo. ¿A qué hora vendrá?

—Dentro de unos minutos, mamá —justo ahora están tocando el timbre

—Debe de ser él, voy a abrir la puerta —digo bajando las escaleras para abrir.

Cuando abro la puerta en efecto era él. Está al lado de la puerta, un poco recostado al marco. Y desde mi perspectiva parece un sexi modelo —Me doy un golpe en la frente por haber pensado eso. Él me ve con una cara de diversión.

—Hola, ¿me dejarás pasar o estudiaremos acá afuera?

Justo cuando le iba invitar a pasar, mamá va bajando de las escaleras, con una cara de pocos amigos. Pero en el momento que lo ve una sonrisa cruza por sus labios.

—¡Oh! Metzaly, pídele que pase adelante, no seas mal educada — me reprime. Y aún no puedo creer la reacción de mamá.

Adam pasa. Y saluda con toda fluidez .

—Hola señora — hace una pausa y mamá capta que él aun no sabe su nombre.

—Eryis, Eryis  Novasp—le sonríe de oreja a oreja. Ok, estoy comenzando a sentirme invisible.

Él la saluda con un beso en la mano, estilo a la época antigua. Y ésta queda aun más feliz con su galantería.

Me aclaro la garganta. A lo que ambos al parecer se dan cuenta de mi existencia.
—Adam deberíamos empezar para que no se te haga tarde —digo algo cortante

—No se preocupen por eso. Adam, puedes quedarte a cenar si quieres — abro la boca con indignación ¿Qué es todo esto? Necesito que me pellizquen. No puedo creer que mamá se comporte amable con un CHICO..

—Claro que puedo señora — él le sonríe y luego me ve de soslayo, y me guiña un ojo..

—Solo dime Eryis. Pueden ir a estudiar no los atraso — mamá me sonríe y "disimuladamente" me guiña un ojo.

Siento mis mejillas arder. Me siento avergonzada. ¿Qué pensará de esto Adam?

(...)

—Tierra llamando a Luna. Repito; Tierra llamando a... — lo corto con un golpe juguetón y él solo sonríe..

—¿Y si agregamos éstos datos? —le pregunto. Ya me siento estresada, llevamos casi una hora trabajando en la tarea que nos dejó el profesor, y es que a ese señor todo le gusta perfecto.

—Me parece bien. —contesta Adam.

—Te parece si hacemos una pausa por hoy, otro día seguimos ¿va?—le digo, haciendo algo de drama. Para que paremos de hacer el trabajo. La verdad mi prejuicio me engañó. Había pensado que era un chico con cerebro de plástico. Pero me equivoqué. Ya debería de dejar de andar de prejuiciosa.

—Me parece bien —me ve fijo y esboza una sonrisa —Le he caído muy bien a tu mamá.

—Pues sí. Me sorprende. A mi mamá no le gusta que tenga amistades con varones.

—Es que los chicos de ahora suelen ser bastantes sosos. ¿No crees?

—Eso te incluye a ti —afirmo con determinación.

—¿Tienes ese juicio de mí?—indaga

—Suelo ser prejuiciosa. Pero creo que debo conocer antes de dar un veredicto.

—Así es. — me mira con tal seriedad que me cohíbe. Desvío la mirada hacia otro lado que no sean sus ojos color azul intenso.

Sin saber en que momento, toma mi mejilla y la eleva hacia su vista. Le miro. Y no sé porqué siento que me sonrojo y trato de esquivar su mirada.

—Sabes Metzaly, tienes unos ojos hermosos capaces de hipnotizar a cualquier persona. Tus ojos son estrellas que me elevan al infinito y me llevan a otra dimensión —lo habla con tal dererminación, que si hubiera escuchado eso mismo de otra persona, me le hubiera burlado en su cara, pero lo único que me ha provocado es un jodido sonrojo  y que mis manos comiencen a sudar. No se ni que decir. Mi mente queda en blanco. Y en mi estomago se forma como un vacío que me asfixia, y no, definitivamente no es por el hambre. Es como si, eso ya lo hubiera escuchado,  como si éste momento ya hubiera sucedido.

La puerta se abre, ambos desviamos la mirada, mamá nos mira, y en sus labios se forma una sonrisa.

—¡Mamá, por qué no tocas antes de entrar! —digo a la vez que la mirada de ella se desvía hacia la mano de Adam. No me había percatado que su mano aún sigue sobre mis comisuras. Y en un auto reflejo me aparto.

—Disculpen —exclama con algo de sorna en su expresión —solo quería avisarles que ya está lista la cena. Pueden bajar.

Se retira y cierra la puerta. La mirada de Adam se fija otra vez en mi. Y ya no sé que hacer.

—¿Siempre te portas así con las chicas? —le digo con algo de molestia, para ocultar que me he puesto nerviosa ante su tacto, y sus sutiles palabras.

—No. Disculpa, solo no pude evitar decir lo que pensaba —está tan serio que me logra poner más nerviosa —Y la respuesta a tu pregunta; no suelo tener tal intrepidez ante la belleza de una mujer. Ya que ni una ha logrado causar tal efecto con su belleza en mí.

— N...no sé que decir —me ha dejado sin palabras.

Sus palabras logran causar un atractivo en su persona. Y mis mejillas me delatan.
Veo que sonríe. Y se levanta del asiento.
Me tiende la mano para que yo también me levante.

—Vamos, o si no se enfriará la comida. —yo asiento y solo le sigo el paso. He quedado algo así como en estado de shock, por lo antes sucedido.
Creo que ese estado está formando parte de mi día a día en mí.

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora