Capítulo 25

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Adam nos sirve la comida, Lotti y yo compartimos miradas.

—Espero les guste

La verdad la comida huele bien y se ve bien. Decido empezar a comer y ¡Dios! Está deliciosa.

Después de que él decidió que cocinaría, vio que faltaban algunos ingredientes, fue a comprarlos él mismo, ya que no dejó que fuéramos Lotti y yo. Luego cocinó él solo, mientras nosotras le ayudábamos sólo a pasar algunas cosas. Y bien, aquí estamos, probando la sazón de Adam.
Así tiene que ser, la mujer esperando que el hombre cocine, decir que un hombre no puede entrar a una cocina es machismo, y odio eso. Y a decir verdad algunos hombres cocinan aún mejor que ciertas mujeres.
En fin.

Ya íbamos terminando de comer (hablo solo de Lotti y yo, porque Adam obviamente no come) y justo ahora, cuando quiero terminar de degustar la comida, tocan el timbre. Decido levantarme, ya que es mi casa y tengo que hacerlo.

Al abrir la puerta veo a un Steve exaltado.

—Que bueno que eres tu Metzaly, tengo algo muy grave que decirte —yo me quedo callada, y le abro paso para que pase, él voltea su mirada hacia donde están Lotti y Adam.

Adam lo ve de mala gana.

"¿Qué hace él aquí?" Yo me quedo pálida, eso fue en mi mente como una voz, la voz de Adam.

"Cálmete Adam y no trates de hacer nada  ¿si?"  Veo que él asiente, y aún no sé como pasó eso.

Steve me ve y arruga la frente.
—Es muy delicado Metzy, nadie puede escuchar

—No me asustes tanto. Pero ven vamos  a la sala. —mi casa no es muy grande pero del comedor a la sala hay algo de espacio, e igual no se si Adam pueda escuchar lo que piensa Steve.

—No lo hará, yo también puedo hacer lo que hace él, y la verdad es muy difícil entrar a tu mente, no siempre se puede, es muy extraño.

—Espera, ¿qué has dicho? ¿es eso cierto?

—No he venido a eso, pero sí, yo tampoco soy humano, y tu amiga ya lo sabe —dice agachando la mirada. Ahora entiendo el porque Lotti ha estado algo rara, aunque no lo quiera demostrar — A lo que vine. —hace una pausa y me ve fijamente —Es sobre Gideon.

—Ah.... él —digo sin interés de saber de él, pero la verdad me importa más de lo que quisiera aceptar — no me interesa —miento, apartando mis ojos de Steve

—Metzaly, no seas orgullosa —lo dice como un regaño, y como si ya supiera lo que pasó entre Gideon y yo.

—No lo soy, solo que él...

—Tú no sabes lo que de verdad pasa —corta mis palabras antes de que termine de hablar

—Talves sea así, pero su vida no me concierne —a veces no puedo evitar ser tan dura, y tratar de no sentir, aunque me cueste. El punto es que a veces ya no sé que pensar.

—Se llevaron a Gideon, lo van a matar, por encubrir que ya te había encontrado.

—¡¿Qué?! Pero si se supone que él, ... Me quería entregar. —duele aceptar la verdad. Al menos eso corroboro en este momento.

—Gideon jamás haría eso contigo. El concejo de ancianos lo va a matar si no hacemos algo

—¿Cómo se que eso es cierto, y que no es alguna estrategia contra mí? Y más bien si todo es real —indago, pues la duda aún yace en mí.

Una imagen de Gideon siendo golpeado bruscamente viene a mi mente.
Steve tiene su mirada fija en mí.

—¿Tú hiciste eso? —digo con algo de nerviosismo. Él asiente y siento que mi corazón quiere salir de su lugar, un gran vacío se posiciona en la boca de mi estómago junto a una gran opresión que invade mi pecho, no quiero que le pase algo malo, y mucho menos por mi. No, eso no.

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora