Capítulo 7

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                             •••~~•••

Ya he llegado a la universidad. Lotti no ha podido pasar hoy por mi, según ella tenía que ir a casa de Steve para lo del trabajo en pareja. Estaba algo enojada y malhumorada por eso.

En parte me alegra, porque para mí esos dos terminaran en una venturosa relación amorosa.

Voy a mi casillero a ver qué clases me corresponde llevar hoy, ya que ni para eso he tenido mente. Y vaya suerte la mía, justo hoy voy a clase con el profesor Hedrick que imparte la clase  historia de la psicología. Amo psicología, pero historia no es lo mío.

Se me ha hecho raro no ver a Gideon desde que llegué. Me he cruzado por el pasillo con Steve y Owen, pero Gideon no estaba con ellos. Y bueno asumo que Lotti igual ya llegó porque Steve ya está aquí, pero no la veo por ningún lado.

Me dirijo hacia el aula de clase. Otra vez he llegado tarde. ¡Pff! gracias a Dios que el profesor aún no ha llegado.

No hay asientos en la parte de adelante así que me tengo que ir a los pupitres de atrás. Particularmente odio sentarme atrás, pero hoy no tengo ganas de escuchar al profesor Hedrick.

Justo ahora acaba de entrar el profesor, con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Atención, alerta! Cuando éste profesor viene así  es porque desgraciadamente algo muy malo trama.

—Buenos días jóvenes, él día de hoy estudiáremos la psicología y su relación con los filósofos que han transcurrido durante la historia de su profesión, y luego haremos una clase práctica —en sí es interesante pero tiende a aburrirme.

En unos minutos y el profesor ya comienza a desarrollar el tema.

El estudio de la psicología el conocimiento y diferenciación de los fenómenos o hechos psicológicos son tan remotos como el origen de la ciencia en general. En su más antigua acepción, la psicología, como tratado del alma humana, existe desde que la humanidad comenzó a hacer filosofía y ciencia —La verdad es interesante el tema, pero justo hoy vine con tanta pereza. Debo de tener el gen de algún perezoso, bueno no, son muy feos, pero algo tiernos. Aghj solo tonterías pienso, debería poner atención mejor. ¡Metzaly, enfocate!

Luego de un rato de explicación, escucho las pisadas de alguien entrando al aula.

—¡Buenos días joven o más bien buenas tardes! —dice el profesor

—Disculpe, me he extraviado anteriormente y no daba con el aula correspondiente. —escucho, mientras garabateó algo en mi libreta.

—¡Oh! es nuevo acá. —conjetura, la voz rasposa del profesor.

—Así es profesor, me han trasladado de Universidad.

Yo solamente me he dedicado a escuchar  la conversación y el cuchichear de mis compañeros mientras sigo enfocada en mi cuaderno. No me he dado la molestia de voltear a ver. ¡Tengo tanto sueño!
Sin querer bostezo.

—Señorita Metzaly, acaso le da sueño mi clase —rayos, en qué momento todos posaron su atención en mí.

¡Vaya! Éste profesor me odia hasta por respirar el mismo aire, es raro que no me ha reclamado por eso.

Me recompongo y trato de hablar —No profesor, disculpe no he dormido bien, eso es todo —sin querer volteo mi vista al chico "nuevo" y tiene una medio sonrisa llena con algo de burla  por lo que el profesor me ha dicho. Pero, un momento, ¡ALTO! STOP! ¿Acaso ese no es el chico de mis "pesadillas" o "sueños raros"?
¿Qué pasa aquí?
O sea, REATZIONA METZALY.

El profesor aparta su mirada de mí para enfocarse en aquel chico, mientras yo no puedo dejar de verlo, pues no salgo de mi asombro. Creo que si hubieran moscas por acá, ya habrían entrado en mi boca.

—Podría presentarse, por favor joven —creí que esto sólo se hacia en la secundaría, éste profesor es bastante arcaico.

—Claro profesor, —habla con educación y con un porte al estilo medieval  —Soy Adam Alexander y tengo 20 años de edad. —no sé si es por que yo aún estoy pasmada viéndolo, o  no sé por qué, pero su ojos están en dirección directa a mí.

—Ya un poco grandecito ¡eh! —habla el  profesor con un poco de sorna —bueno ve a sentarte por ahí —dice señalando unos pupitres sin ocupantes— y ponte al corriente de lo que hemos visto. Seguro la señorita Metzaly —enfatiza mi nombre, entornando sus ojos —te podrá ayudar —perfecto solo eso me faltaba, ayudar a alguien en esta clase cuando no se casi nada de ésta, y que posiblemente él tenga más noción de ella que yo.
Se siente super raro estar con el desconocido de tus sueños enfrente tuyo. ¡Las jugadas del destino! Es un jodido ajedrez, y que de ese juego no sé nada.

Desgraciadamente uno de los asientos vacíos queda al lado mio. Y justo lo que esperaba. Él se sentó ahí. –¡gracias profesor! –digo en mi mente con algo de molestia.

La clase ha transcurrido, y si me preguntan que ha dicho el profesor realmente no sabría que decir.

Ya está a punto de terminar esta clase. ¡Gracias a la providencia!.

—Bueno jóvenes les asignaré sus trabajos en pareja —y vuelve a sonreír de esa manera que da miedo  —realizarán un estudio analítico sobre la vida de cada pionero de la psicología, que yo les estaré asignando —lo sabía algo malo tramaba este profesor —y como siempre yo formaré las parejas.

Cruzo los dedos para que no me ponga con alguien de los que les caigo mal, o que no me caen bien. Y comienza a nombrar las parejas de cada uno.

—Roxana con Deysi, Scarleth con Jessi. (...) Y finalmente Metzaly con  Adam —bueno no está tan mal después de todo, al menos no quedé con los que no quería, el punto es que se siente más que raro estar al lado de alguien al que no conocías y haber soñado con él. ¿Qué jugada me estará haciendo el destino?

—Disculpa, ¿Metzaly? —Adam se ha acercado a mí. Y teniéndolo cerca es completamente igual al chico de mis sueños raros, su mirada es la misma, aunque obviamente ésta no demuestra amor, nostalgia o lo que se le parezca, o eso creo yo. Pero sí, sus ojos tienen algo de chispa, que llenan de una belleza inigualable a esos estanques azules.

—Sí, soy yo —digo al fin

—Quisiera saber las clases anteriores que se han visto, y todo lo relacionado. Para que me prestes tus apuntes, si puedes.

—Sí, no hay problema, mañana te traigo mis apuntes. —digo guardando mis útiles de clase.

—Bueno está bien, también hay que hacer lo que dejó el profesor. —yo asiento con la cabeza y me levanto para disponerme a salir. Pero alguien me toma del brazo y me detiene. Su tacto es helado igual que el de Gideon. Pero no me transmite nada tan fuerte como el tacto de él.

Lo volteo  a ver de mala manera y me suelto de su agarre.

—Disculpa, es que quería preguntarte si puedes mostrarme las instalaciones de la universidad. —resoplo por lo bajo y medito un poco.

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¡Bum!
¿Qué harían ustedes si se les presentara el chico de sus sueños?

¿Qué piensan de Adam?

Los leo.....

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora