20. Manos entrelazadas

3.8K 527 79
                                    

Alec empezó a caminar algo inseguro, su mano picaba por extenderla y buscar la de Magnus, su corazón estaba acelerado como si ya llevaran rato corriendo.

-Alexander, confía en mí -la voz de Magnus era suave, como una caricia, no recordaba que nadie le hubiera hablado así antes, con ternura, paciencia, pero no con lástima porque Magnus lo creía capaz, confiaba en él.

Un nudo se formó en la garganta de Alec. Él sí confiaba en Magnus, tal vez porque sabía que el que estaba en peligro aquí no era él, quien estaba vulnerable -aunque fuera irónico- era el brujo.

La pregunta era ¿por qué Magnus, a pesar del trato que los cazadores solían darle, confiaba en Alec?

-Vamos, Alexander -Magnus sobaba ya más adelante-, avanza, confía en mí, no dejaría que te hagas daño.

Y entonces Alec empezó a trotar, siguiendo la voz de Magnus. Cerró los ojos sintiendo el viento fresco, debía ser muy temprano, el sol no lastimaba todavía. De vez en cuando la voz de Magnus se dejaba oír, siempre a su lado, "Estoy aquí", "Tú puedes", "Vamos, Alexander".

Alec sentía ganas de llorar, pero también de reír. ¿Por qué sus padres no se tomaron el tiempo de hacer esto antes?

Si ellos lo hubieran apoyado, animado en su entrenamiento, si lo hubieran creído capaz de seguir siendo un cazador, él no estaría ahora a punto de cometer el peor acto de su vida, estaba engañando a la única persona que había creído en él, lo iba a traicionar y, con cada minuto que pasaba con Magnus, con cada perfecto momento, más creía que Magnus no lo iba a perdonar.

Debió haber empezado a correr más rápido, perdido en sus pensamientos, porque de repente sintió la mano de Magnus en su brazo, obligándolo a detenerse.

-Es-pera -Magnus sonaba agitado, apenas respirando, después se rió-, pensé que tenías que recuperar tu condición de nuevo, pero parece que tienes más que yo, ¿o usaste alguna runa?

Alec se sintió ruborizar. Ya nada raro. Parece que, con Magnus, le iba a suceder siempre. -N-no, ni siquiera traigo mi estela... Estaba pensando, p-perdón...

-No importa -la mano cálida y suave, pero firme, de Magnus seguía en su brazo-, ya vimos que resistencia no te falta. Y confiaste, en mí,  y en ti que es más importante. Avanzaste tú solo, Alexander.

Entonces Magnus, efusivo como era, abrazó a Alec. Sin importar el sudor que corría por sus cuerpos, o que había otros corredores pasando cerca, o que se conocían hace menos de una semana.

Era extraño como, en tan poco tiempo, la confianza y la comodidad creció entre ambos. Como si se conocieran de antes y no de hace unos días.

Alec se aferró un momento a él. Magnus susurró un "Estoy orgulloso" y Alec tartamudeó un "Gracias".

Cuando se separaron, Magnus miró los profundos ojos azules de Alec. Estaba completamente seguro que eran esos ojos. No podía haber otros iguales, pero, ¿por qué? ¿por qué soñaba con los ojos de Alec desde antes de conocerlo?

-¿Magnus? -ahora fue Alec quien tuvo que regresar a Magnus a la realidad. Pensaba buscar su brazo también, pero terminó con su mano en su rostro.

Se sentía bien su piel sobre la de Magnus.

-Perdón -Alec sintió bajo su mano cuando Magnus sonrió y repitió sus palabras-, estaba pensando...

Alec también sonrió y dejó caer su mano.

Hace mucho que Magnus no abría su corazón y aquí, frente a Alec, tan puro, tan inocente, sentía que podía volver a hacerlo.

Y era incorrecto, tuvo que recordarse que era incorrecto. Alec estaba ahí por su ayuda, no para gustarle a Magnus.

-Tengo hambre -Magnus decidió cambiar de tema, antes de volver a abrazarlo o tomar su mano y caminar juntos como quería hacer-, ¿volvemos ahora? Puedes ayudarme más tarde con mi trabajo, o podemos seguir entrenando si no estás cansado...

Alec sólo asintió. Y se dejó guiar por Magnus, preguntándose si buscar su mano era incorrecto...




CONTINUARÁ...

Caecus amor (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora