13. El mejor regalo

4.7K 572 136
                                    

Habían terminado desayunando en silencio, un silencio que no era incómodo, lo cual era raro.

Para Alec porque los silencios venían cuando las personas se daban cuenta quién era él y empezaban a evadirlo, a dejarlo de lado. Hacía falta sólo una mirada o que dijera su nombre para que la gente se alejara. Después de miradas que él podía sentir e interpretar: asco, pena, molestia. ¡Como si él hubiera pedido esto!

Y para Magnus porque él no era de quedarse callado. La vida le había enseñado a defenderse no sólo con magia, también fingiendo indiferencia, y aunque se podía fingir indiferencia ignorando y guardando silencio, también hay formas de actuar y responder que son mejores, usar las palabras como escudo.

Entonces fue raro para ambos que el silencio fuera cómodo.

Un silencio que Alec rompió cuando ya casi terminaba su desayuno que Magnus aseguró no haber robado con magia. -¿Tu gato está aquí?

Pudo escuchar la sonrisa en la voz de Magnus: -¿Cómo sabes? Espera -se apresuró a agregar-, eso suena como algo que te diría un cazador arrogante. No es que te crea incapaz, pero los gatos de por sí sin muy silenciosos... Te sorprendería la cantidad de veces que me ha asustado porque no lo sentí llegar...

Alec sintió sus labios curvarse en una sonrisa. Ignoró la vocecita en su cabeza diciendo que él debía estar fingiendo y ganándose la confianza de Magnus, no disfrutando su compañía y sonriendo sinceramente. -Dicen que cuando te quitan un sentido los otros se agudizan, ¿no? Incluso si no lo estás realmente perdiendo, basta vendarte los ojos para que pongas más atención a lo que escuchas... Además siento su mirada y me está viendo feo. Me odia.

Magnus se rió, acariciando con su pie a Presidente que estaba a su lado. -No te odia. Y no te ve feo, es un gato, ve así a todos.

Alec se puso de pie y llevó su plato para lavarlo, de nuevo ignorando a Magnus diciendo que él podía hacerlo con magia.

-Ahora que lo dices -dijo Magnus, siendo testigo de una escena imposible (un cazador de sombras lavando el plato donde él comió, cuando siglos atrás los habían tirado como si él tuviera algo contagioso)-, me parece absurdo que tus padres no te siguieran entrenando. Los cazadores de sombras, perdón que te lo diga, son arrogantes por naturaleza, se creen superiores e invencibles. Ser ciego no debía impedir que fueras un gran cazador.

Alec se rió, aunque sin humor. -Sí, bueno, ellos no lo creen así. Y tal vez tarde, pero estoy aquí, buscando entrenarme y ser capaz. Es mejor que nunca, ¿no?

-Claro... ¿Puedo preguntar cuántos años tienes, Alexander?

Alec se tensó, sintiendo que era una pregunta trampa, sus manos temblaron pensando que tal vez Magnus ya lo sabía todo. Era un brujo poderoso, por supuesto que lo sabía...

-¿Alexander? -de repente Magnus estaba a su lado.

Alec apretó con fuerza el plato que estaba secando. -V-voy a cumplir dieciocho.

-Oh -Magnus sonaba emocionado y Alec no sabía por qué-, ¡tu cumpleaños! Y el dieciocho es un número importante, Alexander. ¿Cuándo es? Tiene que haber una fiesta, incluso Presidente tuvo una fiesta...

Alec no podía creerlo, le habían dicho que Magnus era un poco extravagante, pero, ¿esto?

-Es este mes -susurró Alec. Por supuesto tenía que ser ese mes.

-¿Cuándo? Podemos hacer tu fiesta aquí si quieres -Magnus sonaba tan animado-. Yo amo las fiestas y hago las mejores.

Alec tragó, preguntándose cómo negarse sin ser grosero o ponerse en evidencia. -Creo que ya no estaré aquí en mi cumpleaños, Magnus, pero muchas gracias... ¿Por qué no vamos a hacer tus posiones ya? Así terminaremos más rápido...

Magnus parpadeó un par de veces, bajando de su nube donde ya estaba imaginando su primera fiesta a un cazador de sombras. -Claro, vamos, ya sabes por dónde... Si no quieres una fiesta, puedo al menos darte un regalo...

Alec quería gritarle que no merecía nada de él. Más que su odio. Y eso seguramente pasaría. -No hace falta.

Magnus resopló. -Bien, si no quieres recibir nada de mí, entonces mi regalo será enterarte para ser mejor que cualquier otro cazador de sombras, van a envidiarte cuando acabe contigo y a pedirte perdón por no haberte creído capaz.

Alec agradeció traer gafas o de lo contrario Magnus preguntaría por qué sus ojos se llenaron de lágrimas.

Ojalá todo fuera diferente.

Si no hubiera seguido a Jace a aquella cacería para la que obviamente no estaban listos.

Si no hubieran sido atacados por ese maldito demonio y su magia, su maldición.

Si Jace estuviera su lado, él podría seguir y no estaría ahí traicionando a un brujo que confiaba en él y quería darle el mejor regalo.

Si no hubiera cedido...si no fuera egoísta...

-¿Alexander? ¿Estás bien? Te necesito completamente en esto, aunque no es magia fuerte y no te haría daño mientras yo esté aquí, debes poner atención...

-Lo s-siento -por todo-. Dime qué hacer.


CONTINUARÁ...

Está semana maratón aquí y en Fetiches ❤ *hubo varios votos para Amor desconocido, creo que puede quedar para la siguiente semana*

Caecus amor (Malec)Where stories live. Discover now