12. Cicatrices y runas

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[Día 2]

Alec despertó con los suaves toquidos en su puerta. Se alarmó durante algunos segundos. Después recordó dónde estaba y por qué... Tuvo que respirar varias veces para calmarse antes de salir de la cama y abrir la puerta.

Dormía sólo con unos pants flojos y viejos. Lo recordó cuando sintió la mirada de Magnus recorrerlo de arriba a abajo, sintió la piel -no sólo de su cara- arder de vergüenza. No le gustaba sentirse observado y menos por un brujo que era físicamente perfecto, su rostro -según sintió y soñó- era hermoso.

Seguramente su cuerpo igualmente. Mientras que él...

* * *

Magnus frunció el ceño, después de recuperarse de la impresión, mirando a Alec. Sus abdominales marcados un poco, como si alguien los hubiera dibujado con mucha delicadeza. No era un abdomen perfecto, pero, por alguna razón, a Magnus se lo pareció. Ese abdomen era perfecto para Alexander Lightwood, encajaba perfecto con la imagen que se estaba haciendo de él.

Cuando por fin pudo apartar la mirada de toda esa piel pálida y que parecía suave a pesar de pertenecer a un cazador, se encontró con un rostro completamente ruborizado. Sus manos en puños, claramente luchando contra el impulso de cubrirse, temblaba un poco...

Magnus supuso que debía disculparse y retirarse. Aunque él no tenía complejos con su cuerpo, claramente Alec sí.

Pero, aparentemente, Magnus no hacía caso a sus propios pensamientos, porque, en lugar de hacer eso, se encontró dando un paso más cerca y alargando su mano para rozar la piel de Alexander Lightwood. -¿Puedo preguntar -Alec se estremeció aunque apenas estuvieron en contacto, Magnus también sintió las pequeñas chispas de electricidad pasando hasta él- si te entrenas, porque tu abdomen parece trabajado pero no mucho, y no usas runas, no tienes las cicatrices que...?

...que los cazadores de sombras suelen tener.

Se calló cuando se dio cuenta de su estupidez. Por supuesto que Alec no tenía cicatrices ni runas si lo consideraban inútil para enfrentamientos y cacerías de demonios.

Pero entonces el ceño de Alec se frunció y su expresión se endureció. -Sí entrenó un poco, no como debería, pero Izzy siempre me ha ayudado e insistido en hacerlo. Y sobre las runas...no suelo necesitarlas mucho, no cuando estoy inactivo como cazador, aunque las recuerdo, ¿eh? Recuerdo cada línea... -sus manos empiezan a temblar y yo me siento la peor persona del mundo, se supone que lo ayude no que lo acompleje más.

Es como si los Hermanos Silenciosos en vez de ayudarme a controlar mi magia, hubieran estado recordándome constantemente que soy un monstruo y un asesino. Recuerdo cuando uno de aquellos hombres extraños se inclinó hacia mí, como si pudiera verme, y su voz sonó en mi mente... Y por eso, tal vez para ser un apoyo para Alexander y para apoyarme en él, terminó tomando sus manos entre las mías.

Justo ahora no sé quién necesita más a quién.

* * *

Mi respiración y latidos acelerados se calman un poco cuando las manos de Magnus envuelven las mías, no estoy seguro si soy yo quien está temblando.

-Está bien, Alexander -y la voz de Magnus parece extrañamente ronca-, entiendo, disculpa mi comentario. Pero vamos a seguir tu entrenamiento físico, tu hermana tiene razón. Y sobre las runas podrías mostrármelas, no porque no crea que sepas hacerlas, sino que soy curioso y nunca tuve un cazador a mi disposición antes...

Si Magnus fuera otra persona, tomaría eso último mal.

-Claro, puedo mostrarte después algunas runas... ¿Podrías...uh...soltarme? Para cambiarme e ir a ayudarte...como aprendiz.

-Ah, claro -suelta mis manos de golpe, tan de repente que con el impulso una golpea suavemente mi abdomen-. Primero el desayuno, a eso venía, a decirte que está listo. No soy muy madrugador generalmente, pero hoy tengo cosas que hacer y...

-Está bien, no me molesta madrugar.

Nos quedamos ahí, en un silencio extraño, él me está mirando, lo siento, y yo sólo espero...hasta que él se disculpa apresuradamente y sale.

Dejo escapar el aire en cuanto sale, ¿qué fue eso? No voy a aguantar un mes así, Magnus actúa como si ya confiara en mí, como si realmente pensara ayudarme, y, aunque es sorpresivo y abrumador, me gusta.

Y no puede gustarme. No puede gustarme el brujo elegido.

* * *

Mi vista está fija en el plato frente a mí cuando Alexander entra a la cocina. Ya vestido y usando las gafas que hace un momento por supuesto no traía.

-¿Buenos días? -parece nervioso e inseguro de entrar.

-Buenos días -no puedo evitar una sonrisa-. Creo que eso debí decirlo yo hace un momento.

Eso parece relajarlo, entra y camina directo hacia una silla, como si ya conociera el lugar. -Creo que sí, entonces, ¿cuál es el plan para hoy?

-Desayunar, trabajo en magia simple, y... ¿qué prefieres hacer después? ¿Entrenamos o podemos salir y que vuelvas a adaptarte al mundo real?



CONTINUARÁ...

Si tienen dudas, comentarios, preguntas, me pueden decir... Si no es gran spoiler, les contesto 🙊

Caecus amor (Malec)Where stories live. Discover now