-Sonríe LVII-

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Había terminado el plano con la casa de sus sueños, esa que compartiría con Jin luego de la boda. Había sonreído ante el resultado final y con las imágenes de cada habitación en su mente. Lo único que faltaba era comenzar a construirla. En su mente ya tenía los números de las personas indicadas para el trabajo.

Dobló una vez más antes de terminar la sexta grulla. Había retomado esa actividad para apresurarse a hacer las mil, tenía un deseo latente en su corazón el cual quería que se hiciera realidad y lo haría, definitivamente lo haría.

Miró con detenimiento las grullas que posaban en su escritorio, sobre el plano. Tocó una con su dedo índice, en su mente inevitablemente recordó el día en que Jin le enseñó a hacerlas, la dedicación con la cual explicaba cada paso y las sonrisas cada vez que hacía algo bien. Había sido hermoso pasar ese momento a su lado, escuchar su melodiosa voz y sentir su suave piel en roces pequeños de sus manos.

Aun podía sentir el cosquilleo que sintió en aquel día, incluso recordaba su pecho emocionarse cada vez que él lo miraba o le dedicaba una sonrisa. ¿Era posible amar tanto a alguien? Nunca le había pasado algo igual, y se lo repetiría mil veces a Seok Jin si era necesario, porque era la verdad, ese amor que sentía por él era mucho más fuerte que el que alguna vez sintió por Tzuyu. Era como si estuvieran destinados a estar juntos, como si hubieran nacido para estar juntos. ¿Era eso posible? ¿Era cierto lo que decían de las almas gemelas? Bueno, no lo sabía pero quería creer que así era. Que en su otra vida estuvo al lado de Kim Seok Jin, que lo amó y que fueron felices. Como en ese sueño que solía tener en ocasiones, donde Jin era mayor que él, pero seguía siendo el mismo hombre dulce que amaba. En el sueño podía verlo siempre dedicarle una amable sonrisa, tomar sus manos, besarlas y decirle lo mucho que lo amaba. Él, por otro lado, hacía que tocara su rostro y le respondía a su confesión. Jin, por algún motivo, en ese extraño sueño, era ciego por lo que cada vez que soñaba con él hacía que tocara su rostro.

Raro, pero por algún motivo lo hacía sentir bien. Solía despertar con una sonrisa cuando soñaba con eso.

Tomó las seis grullas y las guardó en un cajón al ver la hora. Tenía que encontrarse con un cliente con el que había hablado hacía unos días. Era un proyecto pequeño, ya que en unas semanas se iría a Daegu y se tomaría unos meses de vacaciones. Quería pasar ese tiempo al lado de su futuro esposo.

Tomó su móvil y lo guardó en su bolsillo antes de salir.

~Sonríe~

Enfocó con su cámara un bonito paisaje de árboles verdes y tomó más de una foto desde distintos ángulos. Miró el resultado, una pequeña sonrisa satisfecha en sus labios. Observó cada hoja, rama y tronco. Todo era perfecto, nada fuera de lugar o que necesitara un urgente arreglo. Todo estaba bien.

Su sonrisa decayó cuando recordó a su primo Seok Jin y su situación. La boda sería en agosto, según le contó emocionado un día por teléfono. Se había puesto feliz al saberlo, pero aun así se instaló en su corazón un pequeño dolor en su pecho. ¿Cómo podía Jin estar tan emocionado aun a pesar de su realidad? Bueno, él siempre había sido alguien distinto a él en cuando las cosas estaban mal. Seok Jin no era del tipo de personas que se deprimía y acusaba a todos de sus problemas. Él...los enfrentaba y seguía sonriendo, como si todo estuviera bien y las cosas no fueran tan graves.

TaeHyung bajó la cámara, el sentimiento de tristeza en su corazón y una pequeña molestia creada tras un pensamiento que tuvo el día anterior y que no comprendió. En medio de sus recuerdos con su primo, una frase involuntaria se instaló en su mente: No quiero perder a Jin otra vez.

¿Cómo es que perdería a Jin otra vez? La primera vez no lo perdió, él logró salvarse gracias al trasplante. Entonces ¿Qué significaba eso? Dicen que el inconsciente guarda muchas más cosas que las que registra el consciente de una persona, por lo que tenía que estar relacionado con algo del pasado, algo que no recordara. ¿Habría sido un suceso en la niñez de Jin? ¿Algo que sólo ellos podrían haber vivido? Si era así no lo recordaba, aunque deseaba poder hacerlo.

El cantar de las aves lo trajo de nuevo al parque. Había un par de ancianos que estaban paseando y los cuales ni siquiera habían notado su existencia. Volvió a observar las fotos, notando un cartel en la lejanía que no podía reconocer si era de una tienda de ropa o si era una publicidad. Lo único que sabía es que se leía perfectamente la frase: El alma no muere, reencarna.

Desconcertado borró las fotos y volvió a caminar hasta encontrar un nuevo paisaje. Sin embargo jamás vio el cartel con la extraña frase.

~Sonríe~

Seok Jin se distraía antes de la cena haciendo grullas. Tenía un tiempo para él y como JungKook estaba ocupado entonces optó por dedicarse a terminar con las mil grullas para que su deseo de que su pareja pudiera caminar se hiciera realidad. Daría todos los deseos que tuviera con tal de que Kook volviera a ser aquel que fue hace más de tres años.

Con orgullo dio por finalizada la grulla número mil, la cual ató a un conjunto de nueve grullas. Había tomado tiempo, pero al fin de cuenta lo había logrado. Las tomó con cuidado y las guardó prolijamente en la bolsa donde las tenía, releyendo el deseo que él mismo había escrito con todo el amor que su corazón joven e inexperto (porque esta era la primera vez que amaba con esa intensidad) sentía.

Por un instante recordó el sueño que tuvo esa madrugada, uno extraño donde solamente podía escuchar y sentir a JungKook. Todo estaba de manera tal que no veía absolutamente nada, pero no era toda una pantalla negra, sino de luz y colores sin forma. Era hermoso sin duda alguna, pero era un obstáculo a la hora de contemplar a su pareja. Lo reconfortaba saber que podía oír su voz diciéndole cosas bonitas y el calor en sus palmas al sentir sus mejillas sonrojadas. No lo vio ni escuchó que le aclarara que estaba tocando su rostro, pero por algún motivo lo sabía. Sabía que lo que sintió fue una sonrisa de JungKook sonrojado. Raro pero hermoso sin duda alguna.

Iba a acomodar el desastre de su cama cuando un pequeño dolor lo detuvo. Respiró tranquilo, en el lugar, calmándose ante el pequeño latido fuerte y repentino de su corazón. Según el doctor comenzaría a fallar poco a poco mientras los meses avanzaran. Por el momento apenas y tenía leves ataques como esos, que le permitían llevar una vida normal. Pero con los meses que pasaran debería cuidarse más y subir escaleras ya no sería una opción para él. Eso conllevaría a tener más ataques y tenerlos sería poner en peligro su salud y asustar a su familia.

-Debo recordar decirle a JungKook que rente una casa sin escaleras.-dijo ya calmado, tomando las cosas sobre el colchón para acomodarlas en el escritorio de su cuarto.

Corto pero porque no se me ocurria nada ._. 

Lamento la tardanza pero es que empecé la universidad y suelo no tener mucho tiempo como antes. Pero al menos tengo los resumenes de los capitulos para cuando los vaya escribiendo n.n 

Por cierto, Cacería de omegas no la actualizaré por dos motivos:

*Quiero terminar sonríe antes de seguir con esa.

*Parece no tener el mismo apoyo que la primera temporada (sí, la primera temporada siempre es mejor pero bueno XD)

Así que hasta no acabar con Sonríe no actualizaré ese fic.

Nos vemos en los otros que iré actualizando a medida que vaya escribiendo XD Nos vemos! besos💋💋💋

Sonríe [KookJin]Where stories live. Discover now