Bonus Track

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—¿Qué hacés acá? —preguntó él, y más que una pregunta sonó como a una queja.

«¿Cuál era el problema con este tío?» me pregunté e intenté ignorar su mala actitud.

—Vivo en esta cuadra. Siempre ceno en este lugar, a menos que Cele vaya a mi... —me detuve al darme cuenta de que estaba hablando de ella—. ¿Por qué no te sientas aquí? La comida sabe mejor en compañía.

El muchacho dudó por un momento, pero finalmente decidió ocupar un lugar a mi lado en la barra y pidió una hamburguesa vegetariana.

Los dos nos quedamos un momento en un silencio, donde solo se escuchaban los ruidos de los comensales y la radio.

Yo también

La amé con mis locuras de poeta y moría por ella

Yo también

Le ofrecí un amor a lo Romeo y Julieta

—Juro que mataré a Marlene —dijo Casiano con un gruñido al escuchar aquella canción.

—¿Hoy no estáis en la radio?

—No. Guido me dijo que me tomara un descanso luego de... Bueno, eso.

—¿Puedo preguntarte por qué lo hiciste? —sorprendiéndonos a los dos que aquella pregunta saliera de mi boca y me apresuré a aclarar—: Es decir, tú no parecéis del tipo que grita sus sentimientos a los cuatro vientos.

—Honestamente... no lo sé —admitió, mirando a su hamburguesa con el ceño fruncido, como si esta le molestara de alguna manera—. Simplemente recuerdo que me sentí molesto cuando Perséfone me comentó que vos y Celeste estaban peleados o lo que sea, justo cuando ella y yo...

—Así que realmente pasó algo entre ustedes dos —dije y mi voz sonó más amarga de lo que pretendía.

—No nos acostamos si eso es lo que te preocupa —aclaró casi con una inocencia que me dio gracia.

—En realidad lo que me preocupa es cómo estará ella —confesé luego de un largo silencio incómodo—. Celeste no hubiera hecho todo esto solo por diversión, la conozco. Lo vi en sus ojos ese día. Es decir, puedo a leguas de distancia que tú sientes algo por ella. Pero no creí que ella llegaría corresponderte.

—¿Tan obvio fui? —preguntó sorprendido.

—Para nada —respondí sin poder evitar sonreír ante su reacción—. Pero pude notarlo, la forma en que la veías y la tratabas diferente de los demás. A veces era más amable con ella y otras veces más cruel de lo ordinario, cualquiera de las dos opciones no hacía más que ponerte en evidencia.

Casiano lanzó un suspiro mientras se quitaba el cabello del rostro en un gesto de derrota.

—Sin embargo, no creo que alguien más se haya dado cuenta tan rápido. Y mucho menos ella —agregué con una sonrisa—. Es decir, mírame, tuve que cruzar el Atlántico para poder decírselo cara a cara porque no había entendido ninguna de las indirectas que le había dado por años.

★★★

—¿Y qué vas a hacer ahora? —le pregunté—. Disculpá si suena mal, pero... ¿no sería inútil quedarte en un país al que fuiste solamente por una chica si ni siquiera te hablás con esa chica?

Elliott se quedó un momento en silencio, pensativo, antes de dejar escapar un pesado suspiro.

—Para ser honesto no sé qué haré —admitió al final—. Cuando decidí venir, no creí que Cele correspondería a mis sentimientos. Sólo quería decírselo de la manera en que ella merecía. Quería demostrarle que había alguien que podía enamorarse del precioso desastre que es ella. Que había alguien que estaría allí para ella, cuando ella siempre se ha dejado de lado a sí misma por los demás. El que Cele aceptara ser mi novia había sido un milagro. Más de lo que hubiese sido capaz de esperar. Pero luego... ¡Dios! La vida sí que pegan vueltas —dijo sin que yo pudiera entenderle del todo—. Y ahora tengo muchos asuntos que estoy ansioso por resolver en España.

—No conozco tu vida y poco interesa qué problemas puedas tener en el otro lado del mundo. Pero si le prometiste a Celeste que estarías ahí para ella siempre, ¿pretendés romper esa promesa?

—¡Para nada!

—Pero ahora ha dejado de ser tu prioridad, ¿no? —pregunté y por su expresión pude saber que así era.

—Yo no... Es decir... —comenzó a buscar las palabras correctas sin poder encontrarla, hasta que al final dejó escapar un suspiro—. Quizás tengas razón. Quizás Cele no es la única con el corazón dividido —dijo con una sonrisa triste.

—Deberías ordenar tus prioridades —dije y entonces él lanzó una inesperada carcajada—. ¿Qué?

—Nada —dijo, intentando disimular su risa—. Es que no sé si fue intencional o no, pero acabas de decir una frase de Harry Potter.

—Ah.

—Pero he de admitir que tenéis razón —dijo luego—. Solo te pediré algo. Deja que yo hable primero con Cele.

—¿Y eso?

—Tú solo hazme ese pequeño favor. Aunque ella siempre quiere mostrarse fuerte para los demás, su corazón es frágil —dijo sin ocultar su preocupación—. Ella ahora mismo no debe estar bien, al punto que se aisló de todos sus amigos y abandonó la radio que tanto amaba... Y me temo que volverá pasar por ello otra vez, a causa mía.

—Lo entiendo.

Entonces se produjo otro silencio mientras los dos pagábamos nuestras cuentas y nos disponíamos a irnos.

Cuando estuvimos parados fuera del bar y estaba a punto de irme a casa, Elliott me detuvo.

—Casiano —me dijo, y cuando me volví, sus ojos verdes parecían brillar con intensidad—. Si llegaras a tener la oportunidad de estar con Cele ¿la pondrías siempre a ella primero?

—Sí.

—Está bien —asintió y luego comenzó a caminar hacia donde suponía que vivía—. Sólo espera un poco más.


Nota

Un bonus track con un poco de humor por parte de nuestros galanes para bajarle un poco la intensidad a la cosa. Pero eso no quiere decir que el drama ya terminó. Nos quedan unos pocos capítulos para el final y es momento de que todos tomen sus decisiones. ¿Qué creen que va a pasar?


Las canciones de CelestinaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang