Acto 11: Relaciones impropias en Aleabid -Escena 01-

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La cabina de la nave lucía un azul obscuro que funcionaba como espejo ante la penumbra espacial.

— ¿Cuál será la próxima parada, Bashkim?— preguntó Lautaro mientras lanzaba un cilindro diminuto al aire develando una figura rectangular inscrito un número en ella, haciendo que Bashkim chisteara los dientes.

—En Aleabid—buscó entre los demás cilindros—. Paso.

—Jamas había escuchado sobre el— lanzó el siguiente cuerpo.

—Solo esta en nuestros registros. No hay embajadores y ningún tipo de relación con Martyr— rio después y aprovechó una juagada haciendo que Lautaro perdiera.

— ¿Asi que ahora tendremos que esperar y encontrar al líder o gobernador del planeta y pedirle autorización para comunicarnos?—cruzó sus brazos y miró fijamente al piloto— Yo solo deseo que Tavin no vuelva a ver los acontecimientos. Y estuve pensando que lo mas adecuado sería que el se quedará.

— ¿Y fallar en su tarea como auxiliar?—interrumpió— Lautaro. Dejame preguntarte otra cosa ¿quién dio el permiso de la embarcación de Tavin? ¿El mismo?—recogió los rulos de la mesa y los echo en una caja en forma triangular.

Lautaro guardo silencio.

—Fui yo—se puso de pie y revisó por la ventanilla que daba hacia las veloces estrellas—. Le preguntaré cuando despierte, si aún desea seguir o permanecer en la nave.

—Sería lo mejor.

—Bashkim, antes habías dicho, que cualquier duda; podrías respondernos. Joss dijo lo mismo—lo miro, el estaba sentado, asintiendo—. Entonces, bien. Han estado algunas dudas rondando mi cabeza desde hace poco tiempo. Son las siguientes: Sin suceden cosas, como el de llegar a un planeta sin la tecnología para comunicarnos con Martyr, ¿qué haríamos?, la siguiente, ¿cómo sabemos que un planeta es capaz de comunicarse, sin tener que aterrizar en él? Y por último, si en ese planeta, aunque cuente con la tecnología necesaria, pero no existe un embajador, o líder ¿que haríamos?

—Muy acertadas preguntas Lautaro. Vas comprendiendo la mente de un embajador. Te felicito. Muy bien, si la tecnología es inferior y si no cuentan con algun líder o alguien que nos asistan, deberíamos realizar un procedimiento nada favorable para mi nave... Sin embargo, lo que te dire contesta tu segunda pregunta, la frecuencia, existe un margen para detectar planetas no registrados como parte de la Unión, si tal margen se obedece, se procede a verificar si existe un líder o un embajador. Luego, si solo resta el procedimiento hacia mi nave, se necesita amplificar el rango de comunicación, reduciendo la vida de la batería de la nave. Es peligroso, por eso figura como ultima opción. Oh, como lo siento Lautaro. Que se encuentren en esta nave. Después de que regresemos, procuraré hacerle una actualización.

Lautaro agradeció. Quedó un poco más satisfecho, no obstante algo inquieto.

Las estrellas continuaron brillando, acompañando en la travesia a la tripulación. Los ojos de Lautaro y Bashkim se llenaban de una luz cálida de distintos colores. Eso los mantuvó despiertos un largo tiempo. El piloto revisó por última vez: La ruta, el nivel de energía y el tiempo de llegada. Se rindió ante sus deseos biológicos y quedó en un sueño profundo en la silla de pilotaje, abrazado por su abrigo. En la sala central Lautaro había estirado sus piernas para encontrar el mejor punto de vista de su exterior. Quedo derrotado por sus ojos.

— ¡Lautaro, Lau, hey!— exclamó Kella—. Vamos, ya es tiempo.

El actor se delimitó a sonreir, talló sus ojos.

— Vaya, si, si. Te oí al principio.

Bashkim entró a la sala interrumpiendo:

—En breve estaremos en Aleabid—comenzó a cerrar los botones de su abrigo, en acomodar frente a la tripulacion los trajes—. Deberan ponérselos. No tenemos demasiada informacion sobre su ambiente. Por cierto—agitó en el aire con la manga del traje—. Luataro tiene algo que decirte Tavin. Escuchalo antes de ponértelo. Pero antes...—suavizó su voz. Recogió aquella esfera y la puso sobre sus hombros de nuevo. Quedo mirándola perdidamente—. Lo siento Tavin. Te pido una disculpa por haberte hecho pasar por todo—recordó que la primer noche después de partir de Syfo. Tavin quien estaba dormido, comenzó a llorar, gritando Yo los ayudaré, después paraba y decía Vengan con nosotros, niños. Despertando a Kella, quien miraba en la puerta a Lautaro y Bashkim. Su padre estaba destrozado, fue lo que observó el piloto. Sintio un enorme hueco en su garganta. Kella estuvo consolándolo, despertó al joven y le dio un fuerte abrazo. Bashkim sentía que fue su culpa al no haber esperado el código de Meltris y esperar por él. Al creer en los protocolos firmemente.

Tavin estaba notablemente más calmado. El había tenido esa dura experiencia, haciendo que reflexionara sobre la cultura y creencias de diferentes planetas. El sintió que el piloto que halagaba a Kella y que presionaba para que todos convivieran se había ido y creyó que al ser tan débil, era su culpa.

—No te preocupes Bashkim. He entendido algún par de cosas—sonrió de verdad. No tenía intensión de hacerlo solo por hacer sentir bien al piloto. Observó aquella esfera sobre el hombro de Bashkim —. Quiero seguir aprendiendo, y continuar con la tarea de seguir como auxiliar de mi padre.

—Tavin, ¿en verdad quieres seguir aprendiendo? ¿Quieres continuar aún?—preguntó Lautaro, dubitativo—. Puedes quedarte en la nave, si asi lo deseas.

—Iré papa. No hay marcha atrás. Ya lo dije.

—Es asi. Bien hijo. Pongamonos el traje entonces.

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora