Acto 10: Rechazo Voraz -Escena 06-

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El embajador se levantó, suspiró y salieron del cuarto, después se dirijio al piloto:

—Mire piloto. Entiendo que fue difícil presenciar todo eso. Los demás embajadores renunciaron; han comenzado a avisar a la unión sobre el exilio total de Syfo. No hay esperanza para ellos, asi lo vieron—exhaló con un tono cada vez mas bajo —. No tengo necesidad de permanecer aquí, pero aún tengo cierta expectativa en que Syfo podrá cambiar. Yo solo no puedo hacer nada... He esperado el momento. Aunque deba romper algunas reglas. Me estoy volviendo loco—agachó su cabeza, reflexionando con su vista clavada en el suelo—. Extraño a mis mujeres, a mis hijos, a mi Martyr. Sin embargo debo hacer algo.

Bashkim tomó con una mano el hombro derecho y con la mano contraria sujeto la mano del hombre.

—Por supuesto. Es un acto de una total valentía. Lamento haberme comportado de una manera tan repulsiva.

Giraron y avanzaron vislumbrando a Lautaro, Kella y Tavin con bocas llenas y con sonrisas dibujadas en sus rosotros. Tavin estaba sonriendo.

El embajador se apresuró a responder al rostro de Tavin, quien estaba esperando cierta aprobación para continuar comiendo.

—No. No. Continúa porfavor.

"2 horas restan"

Tomó asiento, decidió acompañarlos, probó y lamió un boacadillo para después tragarlo completamente, luego sorbió de una bebida y comentó:

—Asi que la Tierra. Hubiese sido bueno—recostó su cabeza y observó hacia arriba—, volver a ser mas joven y tomar esta misión, eso seria grandioso—contempló a Lautaro —. ¿Tú eres el embajador? ¿O ella?—lanzó un vistazo a Kella.

—Soy yo—dijo Lautaro limpiando algunas sobras de comida alrededor de su boca.

El hombre pasó su mirada de pies a cabeza del actor.

—Pero, ¿no eres Lautaro, el actor? Mis hijos son grandes admiradores de usted.

Lautaro estaba un poco avergonzado.

—Es bastante obsevador. Se lo agradezco.

—Es el trabajo de un embajador Lautaro—dijo con un tono comico—. Ahora ya conozco el nombre de alguien y ¿el de ustedes?—apuntó con su barbilla hacia los demás.

—Tavin.

—Kella.

—Bashkim.

—Pero que emocionante conjunto de individuos.

Kella asintió con su mirada. Era una mujer que estaba fascinada y una ferviente admiradora del trabajo de un embajador. Conocía la historia de muchos, incluso del presente individuo frente a sus ojos.

—Usted, ¿no es Meltris?, uno de los primeros embajadores, ¿un hombre que conoce temas desde Dais hasta el Dirasat.

Ahora Meltris se mostro avergonzado y bastante halagado.

—Si, asi es.

Kella se acomodó en su lugar, asegurándose que su espalda estuviera de manera recta.

—Por favor, por favor cuente algo acerca del planeta—suplicó infantilmente—. Soy una Daisum.

—Una Daisum—rió—. Por supuesto—pensó un momento mientras daba golpecitos con su dedo indice en su labio inferior—. Ya se que contarles, pero sería mas comodo sentarnos en aquellos asientos—apuntó hacia una pared, la cual tenia mal dibujado unos encorvados asientos, pero no había nada físicamente. Desconcertados lo acompañaron. Posiblemente el arduo trabajo y la difícil situación hizo que su cerebro no procesara la información adecuadamente. Meltris tocó el extremo de la pared y luego tiro de el, unas formas irregulares y muy endebles salieron, pero repentinamente fueron solidificandose desde la parte baja hasta completar aquel dibujo del asiento encorvado. Se sentaron con rostros de duda—. ¿Observaron la gigantesca estatua?

— ¿La del hombre de seis piernas—dijo Bashkim mientras inspeccionaba la forma encorvada.

—Asi es—dijo sonriendo ante el desconcierto que se hallaban sus visitantes. Kella estaba pendiente de lo que diría Meltris. Tavin palpó varias veces un extremo del asiento, después pareció entenderlo y estaba atento. Lautaro y Bashkim tardaron en estar en calma—. Ese hombre es el guía, una fuerte motivación para los nativos. Las orejas grandes indican que el ha oído más alla de lo que nosotros podemos: los propios pensamientos. Las seis piernas muestran los seis caminos que tomó:

Waje: El de destruir su pasado.

Dytha: Dejar atrás sus emociones.

Trelath: Perdonar sus pecados.

Pesms: Reconciliarse con uno mismo.

Jaste: Misericordia—

—Un hombre muy sabio, ¿qué paso con él?— preguntó Lautaro.

—Murió antes de terminar el último camino.

—Pero es extraño, ¿acaso el hombre ayudó a su gente, evitando la invasión?—mencionó Kella.

— ¿Solo?—dijo Meltris.

—Tenía seguidores o personas que deseaban seguir su camino. Se que el vivió hace tiempo, pero es de suponer que sabiendo el impacto sobre la gente debió sentir una gran responsabilidad de encaminarlos hacia algo mejor.

—Lo hizo, las personas pensaban distinto. De hecho existió, por mencionarlo, paz. Habian llegado a crear transporte y tecnología de gran impacto como la de sus sillas. Pero cuando comenzó la invasión, las siguientes generaciones que aún eran jóvenes e inexpertos y añadiendole que algunos empezaron a seguir los seis caminos a una edad tardia... Quebraron su fe, habían capturado y asesinado a sus familias. Ni siquiera terminaron el waje camino.

—Entonces sus propias creencias los traicionaron en el peor momento—comentó Bashkim.

Lautaro quedó con su vista hacia el piso apoyando su cabeza en sus manos . Kella preguntó:

— ¿Qué pasa Lautaro?

Lautaro tardó en percatarse de la pregunta, pareció haberse perdido en su mente.

—Mi esposa, la madre de Tavin era embajadora. Creí que jamás le pasaría nada, era una mujer excepcional. Y...—decidió pausar. Kella juntó sus manos, con un gesto de titubeo. Tavin se acercó a su padre. Luego hubo silencio—. Es solitario el trabajo de guardar esos sentimientos. ¿No es cierto, Tavin?

—Estoy seguro que fue una esposa demasiado buena, para que el gran actor de Martyr se sienta de esta forma—pausó Bashkim. Cuestionó lo que que había dicho—. Es decir, adelante, Lautaro. Te escucharemos.

Lautaro miró a las personas de su alrededor haciendo énfasis en su hijo.

ODISEA ÁNIMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora