Escondidos → Niall Horan || (sin editar)

Capítulo 26 (II)

Simon se retiró un par de minutos de la sala blanca, dejándonos a Niall y a mí solos por un momento. Mi cara era reflejado de miedo y preocupación. Tenía la sensación de que aquello no iba a terminar bien.

—¿Estás bien? —preguntó Niall sujetándome la barbilla con una de sus manos.

Yo negé repetidamente con la cabeza, mordiéndome el labio inferior a causa de los nervios. 

—Todo va a salir perfecto. Eres tan buena música que es casi imposible que no te cojan —prosiguió.

Le di un rápido beso en los labios y después le di un abrazo, que me reconfortó lo suficiente como para estar un poco más segura de mi misma.

Simon apareció un par de segundos más tarde. Me despedí de Niall con la mirada y le seguí hasta que llegamos a un pequeño despacho.

—Veo que te ha comido la lengua el gato—. Yo reí amargamente ante su comentario.

—¿Porqué no se lo has dicho? —le desafié.

—¿Perdón?

—Porqué no le has dicho a Niall que nos habíamos visto antes.

Pero él nunca respondió. Es más, respondió a otra pregunta que no venía acorde.

—No te conviene mucho abrir la boca. Te estoy haciendo un favor a ti y a tú vida de mierda. A sí que controla los humos.

Eso me ofendió bastante. No era nadie para opinar sobre mi vida. Noté que se me empezaban a aguar los ojos.

Estaba comenzando a perder el hilo de la conversación.

—Se diferenciar perfectamente entre lo personal y lo profesional.

Sus palabras me habían pillado por sorpresa. ¿Sabía lo nuestro? No lo sé, siempre habíamos querido tener el menor riesgo posible con la prensa y con los fans. Sabía que no les gustaba nada este tipo de temas.

—Lo siento, señor Cowell. Pero me he perdido —intenté sonar lo más sería y profesional que pude.

—No se sí lo sabes, pero están prohibidas las relaciones de pareja entre una misma empresa o establecimiento.

Me quedé perpleja con su confesión. ¿Lo decía enserio? Sabía que en algunas profesiones no dejaban mantener relaciones, ¿pero aquí?

Las esperanzas de tener mi destino en mis manos se estaba derrumbando. Y por ello, empezaba a sentir que me faltaba un poco el aire.

—¿Y Niall sabe esto? —pregunté.

Su tono cambió. Pasó de ser rudo a comprensible.

—No tiene porqué, desde luego.

Un silencio un poco incómodo se apoderó de la sala. Pensaba en coger la puerta e irme, pero no quería parecer maleducada. Simon insistió en que me sentase, y finalmente cedí. Él mientras tanto, leía concentrado un par de folios: mi currículum.

—Para serte sincero nunca había mostrado interés por ver tu currículum, pero más que nada porqué no había tenido oportunidad de verlo.

Eso me hizo sonreír un poco.

—No es nada malo, la verdad. Tienes una amplia carrera musical para tu edad. Me gusta, sí. Es completo. Además de destacar en otros aspectos. Sí. Es bueno... —terminó de autoconvencerse.

—A pesar de que no soy el qué toma las decisiones aquí, puedo intentar convencerles. Se enterarán de tu relación con Niall, y posiblemente la idea de qué estés en el equipo les desaparecerá por completo. Son muy estrictos con eso.