Capítulo 3

6.7K 306 29
                                    

No pasaron muchos minutos hasta que conseguí despertarme. Me di cuenta de que estaba en la carretera, tirada en el suelo. Lo único que sentía era un dolor terrible en el hombro y en la cabeza. Estaba desorientada. No me acordaba de mucho de lo que había pasado, pero por lo que parecía, me había atropellado un descapotable rojo. En cuanto había abierto los ojos, el chico que parecía que me había arrollado se acercó corriendo a mí.

—¿Estas bien? —dijo el chico alarmado.
No respondí, debido a que me quedé mirando su gran físico. Nunca había visto un chico que me llamara tanto la atención. Era muy guapo. Desprendía lo que yo llamaba belleza natural. Tenía el pelo rubio teñido, unos increíbles ojos azules, una sonrisa deslumbrante y perfecta, y una naricilla muy mona. Al verle, se me aceleraba increíblemente el corazón. Me sonaba de algo, pero tenía una dolor de cabeza brutal que me impedía pensar.
—Si, creo que estoy bien —dije aturdida incoporándome de la carretera.
—La ambulancia viene de camino. Lo siento muchísimo de verdad, muchísimo —decía mientras sostenía mi cara entre sus manos. De repente, sus lágrimas empezaron a correr por su rostro. Su inigualable ternura, me ayudó a descubrir quien era. Era Niall Horan,  integrante de One Direction. No era directioner, pero si que me sabía algunas de sus canciones y ellos me parecían increíbles. Era fan, simplemente.
—¿Que ha pasado?
—Has cruzado en rojo, y no te he visto. Lo siento muchísimo, todo esto es culpa mía, yo iba un poco más rápido de lo permitido —se lamentó sollozando.
—No pasa nada —le sonreí como pude.
—¿Sabes como te llamas? ¿Donde vives?
—Sí, me llamo Elena y vivo a diez minutos de aquí. Y tu eres Niall Horan —dije mientras observaba su sonrisa.

A los pocos minutos, una ambulancia llegó a la calle donde nos encontrábamos. Me subieron a ella y mientras esperaba dentro para que me preguntaran y me hicieran cosas, Niall se acercó:

—Lo siento mucho, de verdad. Allí fuera esta la policía. Tienes todo el derecho del mundo a denunciarme.
—No voy a denunciarte Niall.
Sonrió y se hizo el silencio a lo Niall, luego rompió:
—¿Eres directioner? —dijo con una sonrisa burlona.
—No —dije firmemente con una suave sonrisa.
—¿Y si no lo eres, como es que te sabes mi nombre?
—Por que soy fan. Simplemente fan. Me gusta vuestra música y nada más. —sonreí dolorosamente debido a que recordaba lo que había pasado hace un par de minutos.
Niall se quedó unos minutos mirándome.
—Me tengo que ir —dijo— Me das tú número y te llamo para verte y ver que tal estas, ¿te parece?
—Me parece —reí.

Le di mi teléfono apuntado en un papel y se despidió de mí saludándome con la mano. En ese momento, no podía ser más feliz. Me dolía el cuerpo entero, pero tenía una felicidad enorme.
Al irse Niall la enfermera entró y nos fuimos al hospital.

Pasé horas allí. Desde las nueve que Niall me atropelló hasta las cinco de la mañana haciéndo pruebas y radiografías. No tenía nada grave. El golpe en la cabeza había sido lo más leve posible. Solamente me había hecho una pequeña lesión en el hombro. Debía estar una semana en reposo. Me fui a  casa agotada y llegé a las cinco y media de la mañana a casa.

Me puse el pijama lo más rápido posible. No podía más con mi cuerpo. Me derrumbé en la cama y caí rendida. Me dormí a los pocos segundos.

(...)

A la mañana siguiente, me desperté a la una y media de la tarde. Miré el móvil. Tenia tres llamadas perdidas de Marina y cuatro de un número desconocido. No lo había escuchado porque tenía el Iphone en silencio. Durante un par de minutos estuve dándole vueltas ha ver quién podía ser. Hasta que caí en la cuenta. Niall. Solo podía ser Niall. Sonrié de oreja a oreja tontamente. Estaba a punto de llamarle, cuando mi conciencia me dijo que llamara primero a  Marina para contarle todo lo que había sucedido. Estuve un poco hablando con ella, haciéndole un breve resumen de todo y sugerió que quedáramos en el Radford Bowles para contarle todo más detenidamente y con más tranquilidad.

—Quedamos dentro de media hora, ¿te parece? —dijo ella, sintiendo como sonreía levemente.
—Perfecto —sonreí
Colgué y mire mi reloj de muñeca.  Eran las dos de la tardé. Me arreglé y me dirigí hacia el bar.

Al llegar, Marina me esperaba dentrás de la barra. Cuándo me vió me saludo con la mano y me sonrió.

—¿Se puede saber que ha pasado? —dijo seria y preocupada.
—Antes de que te alarmes está una parte mala, y una parte muy buena. —respondí pícaramente.
—¿Qué ha pasado? —repitió menos firme que la vez anterior.
—¿Empiezo por la parte buena, o por la parte mala? —dije sonriendo.
—Por la parte buena... —respondió Marina con cara de interés.
—Niall Horan es el que me ha atropellado con el coche. —dije mientras me sentaba en un taburete en frente de la barra.
—¡Qué! —exclamó histerica— ¡¿Qué tiene eso de bueno?! Es peor, se va a meter en buen lío con la prensa y con las fans. Es lo peor que te podía pasar.
—Es lo mejor que me podía pasar. —la corregí, mientras se me escapaba una sonrisilla tonta.
—No me digas que te estás enamorando de él...
—No lo sé —dudé— Le he visto una vez en mi vida y cuando le veo o pienso en él me fallan las piernas y se me acelera el corazón.
Marina sonrió ante mi comentario. Se hizo un pequeño silencio que luego rompió cambiando de tema:
—¿Qué es lo que te has hecho? —interrogó señalando a mi hombro.
—Nada grave. Simplemente una lesión en el hombro. —le expliqué mientras sacaba el certificado que me acreditaba la baja.
—¡Una semana! —exclamó mientas leyó la hoja informativa —¡Una semana sin verte! ¡Eso es mucho tiempo!
—Vendré, aunque no será para trabajar —sonreí mientras me levantaba para irme.
—Cuida ese hombro —dijo Marina mientras se despedida de mi moviendo la mano. La devolví el saludo y me fui del establecimiento.

Al llegar a casa eran las tres y cuarto de la tarde. Fui a la cocina a por un vaso de agua, cuando miré al calendario que estaba en la nevera.

—Siete de julio —dije a media voz.
Quedaban quince días para mi cumpleaños. El 22 de Julio. Mi 18 cumpleaños.

Mientras bebía el vaso de agua me paré a mirar la cocina. Era pequeña, pero moderna y estaba muy bien amueblada. Al igual que el resto de la casa: una cocina, un cuarto de baño, una sala de estar y un salón. Todas ellas ordenadas, modernas y perfectamente amuebladas. Yo solo le había dado mi toque personal.
De repente me acordé de algo. Niall. Estaba mañana me había llamado cuatro veces. Cogí mi móvil del bolso y revisé las llamadas perdidas. Tenia dos nuevas del mismo teléfono de antes. O lo que es lo mismo: Dos llamadas perdidas más de Niall. Le guardé en la lista de contactos. Quería llamarle, pero estaba muerta de miedo y de vergüenza. No sabía como hablar con él. No tenía ni idea de que decirle. Simplemente marqué su número y esperé a que lo cogiera. A los pocos segundos una voz habló.

—¿Elena? —dijo Niall.
—Sí, soy yo. He visto tus seis llamadas perdidas —sonreí.
—Si, lo siento. Pero no me lo cogías y estaba preocupado—pude sentir como lo decía con algo de vergüenza.
—Gracias —dije con sonrojé.
—Esto... te iba a preguntar, ¿te parece si mañana nos vemos un rato para ver que tal estas y hablar?
—Estaría bien, pero no sé. Tenia pensado ir a ver Londres...
—¿No la has visto todavía? —dijo con sorpresa.
—No, no he visto la ciudad todavía.
—Si quieres puedo ser tu guía —dijo sonriendo— Te debo una.
—Me parece perfecto. ¿Quedamos mañana a las diez y media?
—Vale. Hasta mañana. Mejórate.
Colgué y me senté en la cama con una sonrisa enorme. No podía dejar de pensar en que Niall me iba a enseñar la maravillosa ciudad de Londres. No podía dejar de pensar en que había quedado con él.

Escondidos → Niall Horan || (sin editar)Where stories live. Discover now