Capítulo 11

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Mi teléfono vibró retumbando por toda la cafetería mientras una alegre melodía salía de él.

—Número desconocido —murmuré.

Sin dudarlo lo cogí y  deslizé mi dedo por la pantalla del móvil iniciando la llamada. 

—¿Elena? —dijo una dulce voz femenina.
—¿Sí? —pregunté confundida.
—Soy Sarah —dijo ella— Me preguntaba si te apetecía quedar esta tarde para pasar una de nuestras tardes de chicas.

Sonreí levemente al recordar eso. Cuando éramos pequeñas, una vez cada dos semanas Sarah y yo quedábamos en una de nuestras casas para pasar nuestras tardes de chicas, consistidas en helado, películas y galletas.
Lo pasábamos tan bien... Era una edad bastante fácil y divertida... La anhelaba. Extrañaba esa edad donde el mayor problema que tenías era rasgarte la rodilla. Se podía decir que todo era color de rosa. En esa época mi familia era feliz... Éramos la familia perfecta. Mi madre no había contraído la enfermedad y mi padre no me tacaba ni un pelo. Mientras que yo siempre fui la niña que todo lo que quería lo conseguía. Juguetes, como no. Mis padres se querían y éramos una familia muy unida. Sí, definitivamente la extrañaba. 

Me evadí de mis pensamientos y decidí responder.

—Me vendría bien una de nuestras sesiones de chicas —sonreí.
—¿A las siete y media te espero en tu casa? —espetó Sarah.
—Hecho —respondí de inmediato.
—Besos cielo —se despidió.
—Adios.

(...)  

Sin duda alguna, estaba siendo uno de los días más calurosos que había vivido en Londres y mi mañana entre cafés no ayudaba mucho, pues solo hacía más que producirme más calor del que tenía.  Una voz me sacaba de mis pensamientos matutinos veraniegos.

—Hola —dijo una voz masculina un tanto familiar.

Al girarme contemplé la figura de Niall sonriéndome de arriba a abajo y yo le devolví la sonrisa.

—¿Quería algo señor? —dije pícaramente. 
—A tí —dijo sin miedo alguno.

Reí para mis adentros y le indiqué con el dedo que entrase en la zona de la barra. Me tomó de la mano y le llevé hacia la habitación de limpieza, donde no había nadie.

—¿Se puede saber que estás haciendo aquí? Como te vea el encargado me va a matar —hablé mientras intentaba reprimirme la risa.
—¿Es que no puedo venir a tomar algo?
—¿Aquí? ¿Enserio, Niall? ¿Con todas las cafeterías que hay en Londres tienes que venir precisamente a esta?
—Me pillaba cerca... —se excusó.
—Ya claro —dije mientras reía y me daba la vuelta para irme, pero retrocedí para seguir hablando.
—Tú no venías a por un café. Tú venías a por otra cosa —dije mientras alzaba las cejas.
—¿Yo? Claro que no... —mentía mientras reía tontamente.

Entonces estampó sus labios con los mios de una forma salvaje, pero dulce. Rodeó mi cintura con sus manos y mis manos se posaron en su cuello. Nuestro momento fue interrumpido por una voz que tosía falsamente. Me paré en seco y maldije por lo bajo.
Contemplé el rostro de Marina rojo por la vergüenza. Aunque el mío estaba mucho peor.

—Emmmm... Perdón, lo siento. Me he confundido —decía ella torpemente. 

Y dicho esto se fue por donde había venido. Dejándome muerta de vergüenza.

—¿¡Ves?!  —susurré— Eso solo pasa por que vienes. ¡Me distraes!

Niall soltó una pequeña risa, produciendo en mí una leve sonrisa.

—En realidad venía a proponerte invitarte a cenar esta noche.

Oh, que tierno, pensé.

—Me encantaría, pero no puedo.
—¿Qué? ¿Ya has quedado?
—Sí, con una amiga. Llevo mucho tiempo sin verla y me apetecía quedar con ella.

Escondidos → Niall Horan || (sin editar)Where stories live. Discover now