Capítulo 25

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Un sabio me dijo una vez que todo ocurre. Qué tarde o temprano todo pasa. Todo sucede por alguna razón. Los sueños se cumplen, y las penas desaparecen cómo el polvo en otoño. Cuando sufres, Dios te lo paga con riquezas inigualables. No en el sentido literal de la palabra, sino a sentirte con una felicidad plena en tu interior. Sabiendo, que aunque tengas altibajos en el camino, con un poco de esfuerzo y ayuda lograrás esquivarlos.

Porque me he dado cuenta de que no sirve para nada tirar la toalla. Arrojar todo al vacío. Cuando tiras de la cuerda no sólo se va lo malo, sí no todo lo logrado.

Tengo miedo de muchas cosas. A quedarme sola de nuevo. A ver como se muere mi padre. A sufrir como antes. A estar sin él. Sin Niall.

Porque cuando encuentras a alguien tienes miedo de que se vaya. Y no quiero que desaparezca la luz de mi vida. Intentaré agarrarla con uñas y dientes. Lucharé a muerte por ella, si hace falta. El día que ocurra estaré dispuesta a hacer lo que sea. Pero que nadie me quite a Niall. Que nadie me quite mis ganas de vivir.

Y me he dado cuenta ahora que me he puesto a pensar. Algún día esto acabará. Y se me partirá él alma. Ese día será vacío. Todo será vacío.

La angustia me invade. No quiero que nunca suceda eso. No quiero. Le quiero demasiado. Daría la vida por él.

Una mano tocó mi espalda y sirvió para tranquilizarme.

—Ey —dijo una voz perfectamente reconocible para mí— ¿Y esa carita?

Estaba sentada en mi cama, con el libro de mi madre en mi regazo y con la mirada perdida.

—No es nada —contesté lo menos terca que pude.

—Sí claro— pasaron unos instantes hasta que Niall reaccionó, colocando su mano en mi barbilla delicadamente, obligándome a mirarle a las ojos.

—Qué pasa —repitió cón una voz mucho más dulce.

Me dediqué unos segundos a pensar la respuesta. Aunque más que nada no quería reconocerlo.

—No quiero perderte, ¿vale? No quiero que esto acabe nunca. Más que nada porque el día que lo haga no quedará nadie que me importe.

Simplemente se quedó callado un par de segundos, manteniéndome con la sangre en vilo.

Hasta que me besó de una forma casi desconocida. Nueva. Muy difícil de expresar. Sencillamente maravillosa.

Nos separamos únicamente por la falta de oxígeno. Mis ojos estaban vidriosos y sentía que el corazón iba a salirse por mi boca en cualquier momento hasta el punto de fallarme.

—Entonces no me dejes ir —dijo.

—No lo haré. Te lo prometo.

Y volvió a besarme cómo la última vez.

(...)

La mañana en el Radford Bowles fue demasiado normal. En mi mente no paraba de repetirse las palabras que le había dicho a Niall esta mañana. No era de sentimiento fácil, ni mucho menos. Desde que me había ido de casa me encerré mucho en mí misma. No solía comunicar mis sentimientos así, a la primera de cambio. Me costaba mucho admitir lo que sentía. Y eso me producía tener una sonrisa tonta en el rostro continuamente.

Marina me lo preguntaba constantemente. Yo únicamente la ingnoraba sonriente, y seguía con mi trabajo.

La jornada terminó y tras recibir un mensaje de Sarah, comunicándome que estaba aquí de nuevo, me dispuse a ir a su casa.

La gran mansión (no se sí he mencionado anteriormente que es muchísmo más grande que la casa de Niall) se presentaba ante mis ojos.  Llamé al timbre y una señora que decía llamarse Marjorie le comunicó a Sarah de mi llegada.

Al vernos nos sumimos en un cálido abrazo. Llevábamos días sin vernos y sin duda, agradecía su compañía.

—Teníamos una sesión noctura pendiente.

Reímos ante su comentario y Sarah puso rumbo hacia un lugar de su casa. Yo ante la duda y esperando no ser impertinente, decidí seguirla.

Una cocina americana se presentaba con unos grandes y luminosos ventanales. Abrió el congelador y cogió dos grandes botes de helado.

—¿Tienes plan para está noche?

Yo negué con la cabeza sonriéndo.

—Está bien. Voy a llamar a Niall.

(...)

—Sí, por supuesto. Bueno... yo que pensaba que te gustaría pasar la tarde conmigo... ahora tendré que pasar la pregunta del millón.

—¿La pregunta del millón?

—Sí. La típica pregunta que te hacen los padres de tu novia: ¿es virgen?

Y bueno, me veré obligado a responderla.

Yo estallé en sonoras carcajadas.

—Entonces responde bien.

—Lo intentaré. —pasaron un par de segundos hasta que volvió a hablar— Pasalo bien. Te espero mañana.

—Te quiero —le dije, despacio.

—Yo también.

(...)

Hablar con Sarah durante horas era demasiado reconfortante, y pasar tiempo juntas me iba a venir bien.

Hablamos del misterioso trabajo de su padre. Resultó ser un hombre adueñado de una empresa farmacéutica que le aportaba dinero hasta por respirar. Y es que mi duda acerca del porqué Sarah siempre me había ofrecido dinero quedó resuelta. También mencionó (y no fueron pocas) a un tal Mike. Un chico que conoció en Polonia durante su estancia allí. Al parecer se enamoraron locamente. Aunque cabe decir que el concepto «enamorar» para Sarah era un poco distinto. Por «enamorar», Sarah se refería a acosar lentamente al individuo y ser tan plasta con el susodicho hasta que este no pueda más y acepte conocerla. Según me había contando lo había visto en un centro comercial y lo había seguido en plan CIA hasta qué el pobre chico sospecho y claro, la pilló. Ella le pedía  disculpas avergonzada mientras intentaba ligar sutilmente con Mike. Al parecer tuvo suerte y estaba de vacaciones en Polonia. Vive a cuatro calles de aquí.

Yo le relataba todo lo sucedido aquí. Cómo me había enterado del cáncer de mi padre, cómo mi relación con Niall iba en viento a toda vela.

Y es que quería disfrutar cada momento con mi padre. Hasta que el tiempo se agotara. Hasta que derrochara su último suspiro y dijera adiós a este mundo cruel.

Aquella noche soñé con el futuro. En realidad estaba en el cielo. Mi padre ya estaba muerto. Pero yo también. Estábamos con mi madre. Reunidos felicesa los tres. No era un sueño psicodélico, ni mucho menos. Fue un sueño bonito. Yo sujetaba en mi mano una foto de Niall. Le miraba desde abajo y admiraba todo lo que había logrado. Lloraba anhelando su perfecta presencia. Era su angel de la guarda. Y él el mío.

Pero, eso sólo era un sueño.

Escondidos → Niall Horan || (sin editar)Where stories live. Discover now