008

282K 19.6K 9.9K
                                    

[Atentas a la imagen en multimedia :v algo relacionado]

×


—¿Por qué recuerdo que te he besado? —pregunta, con el ceño fruncido por la confusión.

     Y ante aquellas palabras, Lucía detiene el forcejeo que había comenzado hace pocos segundos. Lo observa a los ojos, aturdida, con el corazón acelerado.

     —¿Tú... recordaste? —susurró.

     —Eso dije, ¿no? —Levantó una de sus cejas—. Una escena muy parecida a esta, a decir verdad —Frunció el ceño. Parecía pensarlo.

     Quería sonreír. ¡Él había recordado! No mucho... pero recordó. No lo hizo, no fue capaz de sonreír. Una voz le repitió lo que harían si decía una sola palabra.

     Algunas veces hay que hacer dolorosos sacrificios.

     Lo amaba. Aun después de tantos años... lo hacía. Pero no podía permitir que le pasara algo a su hijo.

     Su amor por Ethan era mucho mayor.

     Sí, había recordado algo, pero ¿y si era lo único? ¿Y si sólo recordaba eso y después nada más?

     No podría soportar la pérdida por mantener esperanzas: esperanzas inútiles.

     No podría.

     Sintió un enorme nudo en la garganta y lo observó; él la miraba aún esperando una respuesta... Una respuesta que no llegaría.

     Tragó hondo.

     —Señor...

     Nicolás no entiende qué sucede.

     —Ya traje el sobre, eh, lo dejé sobre su escritorio y, si me permite —Observa el agarre en su muñeca—... debo retirar-

     —No lo permito —cortó. Ella levantó su cabeza rápidamente.

     —Señor...

     —¿Qué es lo que estás ocultando? —pregunta, acercándose en demasía a sus labios.

     —Yo... —Mira su boca y luego sus ojos—. Yo no estoy ocultando nada.

      Él ríe con amargura y asiente.

     —Olvídalo —dice, soltándola—. No sé ni por qué te pregunto. Es obvio que no me dirás la verdad.

     Se da la vuelta y se aproxima a su escritorio.

     —Ni-Nicolás...

     Él se detiene en seco.

     —Ni-Nicolás...

     Sujeta su cabeza; el dolor había incrementado últimamente. Se gira, tan sólo para verla.

     —¿Quién demonios-

     —¡Nicolás! —exclamó Catalina muy sonriente, deteniéndose por un momento para analizar a "La empleaducha". Hace una mueca y niega con la cabeza—. No tienes ni la menor idea del cuánto te he extrañadoooo, mi amor —Lo abraza y le da un beso en la boca, mientras observa burlonamente a Lucía.

     Ésta aparta la mirada. Su corazón duele y sus ojos amenazan con aguarse.

     —Me retiro, Señor —No espera respuesta y sale casi corriendo del lugar.

     Nicolás observa en aquella dirección por un largo lapso. Su mandíbula se aprieta y baja la mirada de manera en la cual puede centrarse en la mujer que aún lo sostiene.

Vendida A Un Playboy © | Libro 1&2Where stories live. Discover now