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La frase: "Es un buen comienzo", en la voz de James, aún flotaba en mi cabeza cuando llegamos a la entrada de la Torre madre del conglomerado Brockmann y hubiese seguido pensando en ello, tratando de descifrar exactamente a qué se refería con esa idea, de no ser porque la imagen de Ian caminando en círculos por el recibidor como león enjaulado y exasperando a Leila, llamó mi atención.

― ¿Siempre se pone así cuando no tiene lo que quiere? ―ironicé entre risas y James no evitó la suya.

―Peor ―concluyó antes de que entráramos de una vez.

No sé si mi chico tiene una especie de radar para captar mi presencia cuando estoy cerca o el sonido de mis tacones sobre el mármol le anunció mi llegada, pero apenas entré tomada del brazo de James entre risas, él se volteó y tomando una postura marcial y erguida se apoyó de espaldas sobre el mesón de Leila. ¿Acaso cree que no lo vi echo una furia desde afuera? ¡Es enorme! ¡Imposible no verlo a kilómetros de distancia! O tal vez yo tenga un radar también cuando se trata de él.

No me quitó ojo de encima mientras caminaba hacia él y noté en su mirada que no solo estaba tratando de ocultar su enojo por el largo tiempo que habíamos tardado en regresar, sino que también pretendía esconder lo preocupado que estaba por mi reacción.

Por una milésima de segundo se me pasó por la cabeza la idea de que tal vez el creía que iba a dejarlo por haber callado el asunto de James, pero deseché esa idea de inmediato. Sé que la confianza es un problema para él, pero esa inseguridad es demasiado poco propia del quinto millonario en la lista de Forbes. ¿O no?

―Sana y salva ―afirmó James apenas llegamos junto a él.

― ¿No creen que fue demasiado tiempo? ―Arqueó una ceja y sus brazos se cruzaron sobre su pecho.

―Es mi hija, Brockmann. Puedo tardarme todo lo que quiera mientras esté conmigo.

―Mmm ―Fue todo lo que salió de su garganta y pude darle el punto del combate a mi nuevo padre. Es toda una nueva experiencia ver a Ian perder una discusión.

―Ya. Terminó el combate ―sentencié divertida y tomando una postura mucho más seria, imité a Ian con los brazos en el pecho y lo miré― No se me olvida que ocultaste información importante.

―No era algo que yo tuviese que decir ―reafirmó su posición, pero pude notar en su postura que estaba bajando la guardia. Sus hombros dejaron de estar lo tensos que estaban antes.

―Lo sé ―concedí en un suspiro― Aunque me hubiese gustado que fueras honesto conmigo ―Por alguna razón necesité hacer referencia a lo que James me había dicho antes, aunque él lo desconocía por completo.

―Yo solo...

― Lo sé ―interrumpí― Sé que era algo que le correspondía a mi madre y a James decir, lo entiendo y te perdono por no habérmelo dicho, siempre y cuando tú me perdones por reaccionar de esa manera y salir huyendo como siempre suelo hacerlo. Estaba...

Antes de que pudiera decir más y con esa gracia que solo en él he podido encontrar, me tomó entre sus brazos y aferrándome contra su cuerpo, simplemente y ante todos los presentes, me besó dejándome pasmada por su tan repentino arranque de pública efusividad.

― ¡Santa madre de Dios! ―Ahogó Leila en un grito que pude oír.

―No, no quiero ver esto ―gruñó James.

― ¡Hey! ¡Denles una habitación! ―bromeó Alex, que al parecer recién llegaba.

Estoy segura de que si me hubiesen dicho cuando llegué, que poco más tarde estaría besando apasionadamente al jefe y dueño del suelo que pisaba, él mismo con el que por poco nos sacamos los ojos, hubiese dicho a quién lo hiciera, que había perdido la cabeza por completo.

Sobre mi Cadáver  [TERMINADA]Where stories live. Discover now