Capítulo 34

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Mis ojos se abrieron, tragué saliva y mi corazón se aceleró

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Mis ojos se abrieron, tragué saliva y mi corazón se aceleró. Esa no era la razón del quebranto emocional que estaba esperando de Luke, nunca estás listo para escuchar sobre la muerte de alguien, incluso si no es cercano a ti. Puede que no duela, pero se siente un chuzo en el pecho y más si uno de tus mejores amigos está sufriendo por ello.

—Luke...— traté de decir algo, lo que sea, solo para traerlo de nuevo al mundo, pero decirle "Lo siento", no parece correcto, yo no lo siento, no conozco ese dolor y agradezco no hacerlo.

 Encontrar las palabras correctas para consolar parece más difícil que encontrar las palabras correctas para pedir perdón.

Luke me miró con ojos a rebozar de lágrimas, labios apretados y entrecejo fruncido, estaba luchando contra las ganas de llorar frente a mí. A nadie le gustaba que lo vieran llorar y sentirse vulnerable ante una persona, era como darle armas con que atacar, pero Luke debía sentirse así conmigo, nunca utilizaría su debilidad para atacarlo.

—Luke...— comencé de nuevo —No sé qué decir.

—¿Me creerías si te digo que no quiero que digas nada?— intentó sonreír, pero no lo logró, parecía más una mueca que cualquier otra cosa.

—Sí, digo, es comprensible, he dicho Luke tres veces seguidas sin decir nada coherente en el medio— sus labios se destensaron y relajó un poco sus rasgos faciales.

Terminé de entrar al cuarto y cerré la puerta tras de mí. Caminé hasta Luke, no sabía muy bien que iba a hacer, mi cuerpo parecía moverse en automático. Me detuve a su lado y me senté, tomé su mano y le ofrecí mi sonrisa más sincera, trataba de decirle que todo iba a estar bien aunque probablemente le estaría mintiendo en la cara, por un tiempo nada iba a estar bien y nada iba a tener sentido, pero eso no evitaba que yo pudiera estar allí para ayudarlo a continuar.

Luke soltó mi mano luego de un apretón. Acercó su cuerpo al mío, apoyó su cabeza en mi pecho y me rodeó con sus brazos. Su cuerpo comenzó a temblar, solo hacía pequeños sonidos que confirmaban que estaba llorando. Envolví mis brazos a su alrededor, lo apreté contra mí un segundo antes de subir una mano y comenzar a acariciar su pelo.

Cada hipido era como un golpe a mi corazón, era como si tuviera su alma entre mis brazos y la viera extinguirse, desaparecer con cada lágrima que derramaba y no poder hacer nada para detenerlas. Era verlo sangrar por una herida que no tenía forma de cubrir y curar, nadie podría reemplazar a su mamá, nada podría devolvérsela, además de la distancia que había en este momento entre sus cuerpos físicos y entre los dolientes quienes comprendían su dolor.

Sus brazos se apretaban cada vez más a mi alrededor, quería quejarme, pero al mismo tiempo no quería que él dejara de apoyarse en mí y de expresar el dolor que sentía. Luke necesitaba llorar, y yo quería ser su soporte, al menos hasta que pudiera ser capaz de sostenerse el mismo.

—¿Quieres hablar de ello?— comencé a hacer círculos en su cabeza, miré hacia abajo y lo vi cerrar los ojos.

—Quiero creer que no pasó, despertar y ver que todo solo fue una pesadilla, eso quiero— él dejó salir todo el aire que estaba conteniendo.

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