Capítulo 22

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—¡Follar!

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—¡Follar!

—¡Dormir!

Respondieron a la misma vez, pero cosas opuestas. Estaba algo confundida, pero estaba segura que la respuesta de "follar" no venía de la embarazada.

—¿Qué? ¿Estás loco? Hacer eso es la razón por la que estoy así— señalo su vientre.

—Dilo: Follar. No es mala palabra, puedes usar sexo si te hace sentir más cómoda, además el embarazo te sienta bien. ¿No estás interesada en mantenerte en ese estado? Yo puedo ayudarte con ello.

No sabía si reír, taparme la cara, o golpearlo. Digo, agradecía no ser el objeto de sus palabras, pero no creía que decirle eso a una embarazada con situación financiera difícil, además sin el padre del bebé presente fuera la solución a los problemas o muy considerado con ella.

—Prometo que nos divertiremos mucho intentándolo.

Ed no aguantó más y empezó a reír, yo me tape la boca, aunque mi amigo ya había caído en la tentación, yo no quería ser victima de reproches por el poco apoyo.

—Va a matarlo— Ed dijo una vez que se calmó.

Yo miré a Ci, tenía los labios apretados, los cachetes rojos y el ceño fruncido, aunque los cachetes los tenía rojos desde que Bradley dijo follar. Tal vez la idea le parecía atractiva, nunca se sabe con las hormonas descontroladas.

—Quiero retorcer tus bolas hasta arrancarlas— Ci alzó su mano derecha en forma de puño y retorciéndola —Arrancarlas para después picarlas y hacértelas comer.

¡Auch! Ed, Bradley y yo dijimos a la misma vez, no tenía testículos y sentía el dolor por ellos. Los hombres llevaron sus manos automáticamente a sus entrepiernas, en busca de protegerse.

—Creo que podrías hacer cosas más bellas con mis bolas que solo arrancarlas— el tipo no aprendía o tal vez no se rendía, quería tener la última palabra.

—Puedes apostarlo— fue todo lo que ella dijo antes de dirigirse a la cocina.

A través de la barra pudimos ver como comenzaba a buscar entre los cajones, no sabía exactamente qué, pero no se visualizaba un buen panorama para Bradley.

—Bueno, Cassie, Ed, los veo luego. Tal vez en el bar. Ahí los dejo con la loca. Buenas noches— casi corrió hasta la puerta —Por cierto Cassie, me debes la historia de Sullivan— me guiñó un ojos y cerró la puerta.

No entendía desde cuando o por qué yo le debía algo, pero supuse que no se iba a rendir hasta que le contara todo, al final de cuentas, era un abogado.

—¿Dónde está?— miró a todos lados mientras sostenía un exprimidor en su mano.

—Salvando su descendencia— le respondí sin despegar mis ojos del articulo en su mano, no podía imaginarme que iba a hacer con ello.

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