Capítulo especial 1

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—Entonces

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—Entonces...— miré a mi derecha, Jason estaba recostado en el sofá de una forma extraña, la cual parecía funcionar para tener todo a la mano. Tenía el control del play en el estómago y un tazón lleno de frituras en el pecho.

—¿Entonces?— pregunté al ver que no terminaba la frase.

—¿No estamos hablando con Cassie?— llevó una papa frita a su boca tratando de lucir casual, como si el tema no le importara, pero por la forma en que comía tan enfocado supe que le preocupaba la respuesta.

—¿Hablando con Cassie o de Cassie?— puse en pausa la carrera de Need for speed que estaba teniendo en solitario mientras Jason descansaba.

—¿Ambas?— me miró alzando una ceja, arrojó otra fritura a su boca.

—Está bien hablar de ella o con ella, solo es distinto, la distancia y eso, se siente como si fuéramos extraños, no sé, trato de no pensar mucho en ello y sentirme raro.

—¿Por qué somos hombres y los hombres no lloran?— otro trozo frito a su boca.

—No, porque es mi mejor amiga y pensar en ella como una extraña me da un malestar en el estómago, creo que son gusanos o algo.

—Sí, muy normal que Cassie te dé gusanos a kilómetros de distancia.

—Bueno, también me da erecciones, se veía sexy en la boda de los bobos.

Me cansé de verlo comer solo, llevé mi mano al tazón y agarre todo un puñado de frituras.

—Si se acaban lo llenas tu— advirtió mi amigo —¿No crees que es raro hablar de la novia de tu hermano y erecciones en una misma oración? Suena como algo jodido.

—Primero es ex novia, segundo fue mi amiga primero y tercero he tenido erecciones pensando en ella desde que cumplió los quince, el campeón aun no entiende que ella no es para él— llené mi boca con comida, no me sentía bien hablando del tema, ni de Cassie, era como quitarle la costra a una herida aparentemente casi sanada.

—Primero lo de ex está por verse cuanto dura, segundo eso de amiga se cuestiona en el momento en que se volvió tu cuñada y tercero llamar a tu pene "campeón" no lo va a hacer más hábil en el momento de follar.

—Dios, que alguien borre de mi mente desde que Jason dijo tercero hasta follar, ha sido perturbante escuchar eso— Louis estaba parado en el marco de la puerta abierta, con bolsas de compra en las manos.

No lo había escuchado llegar, aunque claro, estando es su apartamento no era de extrañar su repentina presencia.

—Desde que Harry se fue estás muy sensible— puse los ojos en blanco.

—No, desde que su novia cambió el método anticonceptivo y tiene que esperar un mes para hacerlo sin condón está muy sensible— me corrigió Jason.

—¿Cómo mierda sabes eso?— Louis cerró la puerta tras de él con el pie y miró de mala manera al ser a mi lado.

—Pues deberías asegurarte de ser el único quien contesta el teléfono— se encogió de hombros restándole importancia.

—¡¿Has escuchado mis conversaciones?!— podía escuchar a la bestia rugir.

—No, solo esa— tomó una papa del tazón que por un momento creí había olvidado, se la llevó a la boca —Iba a colgar, pero escuché: "Tengo malas noticias" y pensé que iba a escuchar como te terminaban por teléfono, lastimosamente nunca pasó— mi amigo tuvo el descaro de sonar decepcionado por eso.

—Eres una pequeña mierda.

—Me han dicho cosas peores— Logan puso los ojos en blanco y siguió comiendo frituras.

—¿Por qué no simplemente usas un condón y ya?— le pregunté a Louis, no veía por qué debía amargarse si tanto extrañaba la vida sexual con su novia.

—Porque... porque— nos miró un momento y se dirigió a la barra de la cocina, dejo las bolsas allí y volvió a mirarnos sin decir nada.

—Porque su novia es alérgica al látex— Jason parecía ser un oráculo con todas las respuestas.

—¡Pequeña mierda!— Louis gritó y le lanzó una manzana a Logan, este la agarró con la mano y le dio un mordisco.

—Gracias, está bastante dulce— mordió de nuevo.

Fue raro, ver a Louis echar humo por las orejas, a Jason comer como si nada pasara en el mundo y yo, yo solo podía preguntarme que sucedía con mi hermano y mi mejor amiga porque ninguno parecía muy interesado en mantenerme al día con su situación.

Louis dio media vuelta y caminó hacia su habitación, cerró la puerta con tanta fuerza que llegué a pensar que la había sacado de las bisagras. Giré a mirar a mi amigo, quien comía como si nada hubiera pasado, como si su comentario no hubiera irritado a uno de los dueños del lugar.

—¿Eres consciente que es su casa y nos puede echar en cualquier momento?

—No importa, tu hermano te dejo una llave, podemos entrar en cualquier momento— le dio otro mordisco a la manzana, ya casi terminandola.

Sacudí la cabeza y vi la hora en el celular, faltaban diez para las cuatro.

—¡Maldición!— me paré de repente buscando mi bolso.

—¿Qué pasa?— su boca volvía a estar llena de frituras.

—Voy tarde.

—¿A dónde?

—Soy tutor de estadística— tomé mi bolso y revise que estuviera todo lo que necesitaba.

—Oh— fue la respuesta que recibí, me giré a mirar a Jason, él tenía un lado de su boca hacia arriba y una ceja alzada.

—¿Qué?— pregunté mientras me aseguraba que el celular y la billetera estuvieran en los bolsillos de mis pantalones.

—No, nada, muy casual que Summer necesitara alguien quien le explicara estadísticas— otra papa a su boca.

—Pues sí, soy el tutor de Summer ¿Y?— miré el reloj, maldición, iba realmente tarde, me iba a matar.

—No, nada, solo que es algo muy casual, que buen samaritano eres— veía como contraía sus labios para no reirse.

—Hoy estás más irritante de lo normal— tomé una almohada y se la tiré en la cara —Me llevo el auto, ahí ves cómo llegas al campus— tomé mi bolso y caminé hasta la puerta.

—Louis me llevará.

—Buena suerte con ello— cerré la puerta tras de mí y corrí hacia el ascensor.

.

—Lo siento, siento mucho llegar tarde— el aire no llegaba a mis pulmones, estaba jadeando y con unas gotas de sudor cayendo por mi frente.

—Silencio— la bibliotecaria uso un tono que podría llamarse ¿un murmullo gritado?

—Lo siento— traté de imitar el tono de su voz.

Miré a Summer, quien intentaba no reírse, estaba sentada en una de las mesas de la biblioteca, su pelo dorado estaba recogido en una coleta, llevaba un suéter rosa, dos anillos en la mano izquierda y tres en la derecha, todos ubicados en los dedos centrales, menos en el anular izquierdo. Me gustaban sus anillos, incluso sentía el impulso de tocarlos y delinear cada detalle de ellos.

—Hola, Ian— también ¿gritó murmuró? me reí un poco ante eso.

—Hola, Summer— hablé en voz baja, pero más normal —Siento llegar tarde— me disculpé de nuevo mientras me sentaba a su lado.

—Está bien, terminé de leer un documento de otra materia— me sonrió y se encogió de hombros.

—Eso es bueno, creo— negué con la cabeza y me puse manos a la obra. Saqué mis notas de estadística —Entonces te está dando dificultad entender la moda— pasé las hojas de mi cuaderno.

—Sí, tampoco entiendo la ausencia, ¿como identifico que no hay moda?— jugaba con el lápiz en su mano.

—Cuando los colores de la ropa no combinan— Summer frunció su ceño antes de reír.

Recibimos un grito de "¡Silencio!" de parte de la bibliotecaria, no estaba seguro si notaba que con su intento de callarnos lo único que consiguió es hacer temblar el lugar e incomodar a todos. Puse los ojos en blanco sin voltear a mirar a la mujer, había sido realmente incomodo su llamado de atención.

—Se serio, Ian.

—Yo soy serio— ella alzó una de sus cejas —También hay otra forma de identificar la moda o la ausencia de ella.

—¿Cual?

—El exceso de texturas— recibí un golpe en el brazo, lo sobe y sonreí.

Summer estaba mordiendo su labio inferior para evitar reír duro. Me encogí de hombros y le guiñe un ojos, ella puso los suyos en blanco y regreso su mirada a las hojas en la mesa.

—Tu eres otra cosa, Ian Sullivan— sacudió la cabeza sin mirarme.

Ella sí era otra cosa, sus labios rosa y siempre hidratados por su bálsamo labial, su pelo siempre suave y brillante constantemente invitándome a tocarlo, y sus ojos azules con un toque de verde, ella realmente lucía como el verano, llena de vida y brillando, incluso en invierno.

—¿Tengo algo en la cara?— llevó una de sus manos a su mejilla, la pasó por toda su cara en busca de algo fuera de lo normal.

—Sí— abrió los ojos grande —Ojos, cejas, pestaña, nariz, boca y un lunar debajo del labio inferior, nada que no haya visto antes— otro golpe en el brazo —¡Auch! Agresiva, no sabía que te iba lo sado, no soy masoquista, pero lo intentaré si eso te hace feliz— otro impacto más, no eran con mucha fuerza, pero eso no indicaba que dados en el mismo lugar repetidas veces no doliera.

—Céntrate, Sullivan— me puso una hoja de papel en la cara.

—Aburrida— le saqué la lengua recibiendo como respuesta un par de ojos azules siendo puestos en blanco.

—Entonces, la moda.



Un par de malos chistes de mi parte y varias puestas de ojos en blanco después, tenía una bestia devoradora en mi estomago despierta. Además de sentir mi boca seca y el trasero entumido, consideraba suficiente el tiempo de estudio, mi cabeza dolía de ver números y gráficos, o tal vez era por haber repetido lo mismo tantas veces.

—¿Quieres comer?— deje salir un aire que no sabía estaba aguantando.

—Me has leído la mente, Aestas— comencé a empacar todo en mi bolso.

—No, escuché a tu estomago rugir— rió —¿Qué es aestas?— pronunció la palabra con duda.

—Eso, mi querida Summer, es información confidencial— me puse de pie —¿Nos vamos?— le ofrecí mi mano para ayudarla a levantar, guardó rápidamente lo último que le faltaba y tomó mi mano.

Su contacto era tan cálido como el sol de la mañana acariciando la piel. Maldición, cursi, cursi, cursi, asco, eso no es parte de mí, era mejor que las cosas cursis, yo tenía estilo, definitivamente. No era como si Summer me gustara, ella no era parecida a Cassie, quien era mi tipo de mujer, así que esos pensamientos no tenían sentido, tal vez era solo una anotación sobre el clima y el contraste con su piel.

—¿Pasa algo?— caminábamos por los pasillos de la universidad directo a la salida, era tarde y no había muchas personas transitando por allí, la mayoría debía ya estar en casa o tal vez comiendo algo.

—No, solo pensaba— hundí mis manos en el abrigo que tenía puesto, mis dedos se estaban entumeciendo en la intemperie.

—¿Se puede saber en que?— acomodó su abrigo y se puso una bufanda en el cuello mientras salíamos del edificio.

—En lo que vamos a comer ¿en que más?

—¿En los aderezos?

—Nos vamos entendiendo, Summer— entrelazo su brazo con el mío y caminamos en silencio.

Hacía frío en todas partes de mi cuerpo, menos en donde nuestros cuerpos se unían, tal vez lo estaba pensando mucho y no comprendía que el calor corporal se transfería de un cuerpo a otro, o que la presión, la cual su brazo ejercía en el mío, hacía que la sangre corriera más lento debido a la obstrucción de mis arterias, sí, seguro era eso.

—¿Qué quieres comer?— giré mi cabeza para encontrarme los ojos de Summer mirándome con atención, incluso con la poca luz del exterior podía ver sus labios perfectamente y sus ojos destellaban, el brillo de la juventud en una sola persona, tal vez sonaba algo viejo, tal vez mi alma era vieja o tal vez me estaba haciendo mal leer tanto libro del siglo XIX.

RoommatesWhere stories live. Discover now