Capítulo 36

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Calor, sentía calor por todo mi cuerpo, estaba sofocada, casi podía asegurar que estaba sudando

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Calor, sentía calor por todo mi cuerpo, estaba sofocada, casi podía asegurar que estaba sudando. Mi cuello molestaba y mi respiración no era constante, casi parecía que el oxígeno no lograba llegar a mis pulmones.

Abrí los ojos para encontrarme con la cara de Harry, sus ojos estaban cerrados, y su respiración era pausada, no parecía tener el mismo problema que yo. Mi cabeza estaba en un ángulo extraño, apoyada en su pecho, pero mirando hacia arriba ¿Cómo había logrado quedarme dormida así? No tenía idea.

Sentía el sofoco en el cuello, el alzar mi mano, aún algo dormida, dejó ver la razón de mi molestia. El abrigo aún cubría mi cuerpo, además de que probablemente la calefacción estaba un par de grados más arriba de lo usual, era como si planearan cocinarme en mis propios jugos, asqueroso.

Retiré, lo más despacio que pude, el brazo de Harry que se envolvía alrededor de mi cuerpo. Despegué mi cuerpo del suyo a la misma velocidad en la que había hecho lo anterior, además de asegurarme que algún mechón de mi pelo cayera en su cara y lo despertara de repente.

Una vez parada al lado de mi cama lo observe, dormía, casi podía declarar la misión un éxito, ahora solo debía abrir la puerta y salir sin ser detectada. Caminé en la punta de mis pies hasta la puerta, esperando no doblarme un tobillo y caer, o que alguno de los zapatos hiciera un ruido extraño. Tomé el pomo de la puerta y lo giré suavemente, cerré los ojos y los apreté cuando escuche el seguro retirarse. Abrí un ojo y miré a la cama, con la tenue luz de la lámpara pude ver su rostro relajado.

Traté de ser rápida en mis puntas, salí del cuarto y cerré despacio. Solté el aire que estaba sosteniendo en cuanto ambos pies tocaron el suelo y no hubo ningún ruido extraño. Sacudí la cabeza, con razón escabullirme de mi casa no era un práctica frecuente, era demasiado estresante, además de las horribles consecuencias que pudiera enfrentar.

—Ese es un comportamiento sospechoso.

Ahogué un grito.

Mi corazón se aceleró, llevé una mano hasta mi pecho, como si eso evitara que se me saliera de él o ayudará a rebajar la velocidad que había adquirido.

—¡Me va a dar un paro cardíaco del susto!— miré mal a Ed antes de dejar caer la mano de mi pecho y dirigirme a la cocina. Necesitaba tomar un vaso de agua y bien fría.

Por el rabillo del ojo lo vi dejar las llaves en la mesa de centro de la sala, quitarse la bufanda y comenzar a desabrocharse el abrigo.

Yo me dirigí a la nevera para sacar un vaso de agua fría. Saqué la jarra con agua y la dejé sobre la barra americana antes de buscar un vaso. Mientras servía el vaso alcé la vista, Ed tenía los ojos en mí, como si esperara algo.

—¿Quieres un vaso?

—No, gracias— cruzó sus brazos y me miró.

—¿Pasa algo?— le pregunté.

RoommatesWhere stories live. Discover now