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Los pensamientos de Tom eran un caos, había sido rechazado por la hermosa chica de cabellos negros y Tord había besado su mejilla en plena cafetería con todos los alumnos del instituto presentes, su reputación se iría hacia abajo. Con su rostro colorado salió de cafetería que seguía en silencio hasta que él se marchó estallaron los comentarios por todas partes, algunos comentaban la manera sospechosa en que Tord había tomado a Tom en la fiesta de la hermana mayor de este, otros comentaban que sus peleas eran fingidas, otros comentaban que eran demasiado obvios, otros planeaban como molestar a ambos chicos, claro que se ganarían una paliza que ni sus madres tendrían el valor de otorgarles.

Mientras Tom seguía huyendo de los murmullos, Edd y Tord no paraba de reír al recordar la reacción de todos en el lugar.

—No puedo creer que lo besaras ahí, ¡ahí! con todos presentes.—decía Edd entre risas y suspiros.

—Ni yo lo creo.—respondió Tord limpiando una lágrima de su ojo de tanta risa.—Pero si debo follarlo en pleno pasillo para que admita que me ama, lo haré.—declaro empuñando su mano y alzandola al aire.

—Ojala yo fuera como tú.—dijo Edd con tristeza, este cambio repentino llamo la atención del noruego.

—¿Sucede algo?—pregunto serio dejando notar en su tono la preocupación. Poso su mano en el hombro derecho de Edd para apoyarlo.

—Matt, eso pasa.—respondió el amante de la coca bajando su cabeza.

—Esto me suena a una mala historia que leí hace poco.—dice un pensativo Tord, el inglés volteó su rostro para verle.

—¿Que pasó con los personajes?—pregunto cauteloso pues algo le decía que no querría oírlo.

—No lo sé, el autor solo anuncio la segunda temporada.—respondió un tanto molesto pues ya casi pasaba un año y había señas de esa maldita historia pero ese no era el asunto en esos momentos, lo importante era idear un plan para conquistar al amante del ska.

Ahora que se había confesado, besado y por poco, sino fuera por su sueño pesado, follado a Tom Ridge, no podía echarse atrás con su conquista, tenía claro que no podía dejar ir esas pequeñas oportunidades con Tom, unos cuantos golpes no importaban si con eso lograba hacer al ojinegro totalmente suyo.

_____

Patryk corría por el campus universitario tratando de llegar a tiempo a su clase, aunque con la suerte que cargaba ese día era obvio que no lo lograría, y así fue, el catedrático le cerró la puerta en la cara sin ninguna vergüenza. Esto enfureció al extranjero y refunfuñando se fue a sentar a una de las bancas libres del espacio recreativo.

—¿Llegaste tarde?—preguntó una voz que reconoció al instante como la de su pareja, Paul.

Este traía un cigarrillo en la boca como siempre, Patryk muy molesto se lo arrebato de sus labios no tardando en trasladarlo a los suyos tomando una calada de la droga legal envuelta en un simple papel.
Paul observaba a su pareja, ese mentón definido, su perfil, su nariz fina, sus delegados labios, sus ojos marrones, su piel clara y sus labios cabellos. Definitivamente Patryk era el hombre más apuesto que nunca jamás creyó conocer, lo amaba con lo locura y pasión, le admiraba y cuidaba aunque él no fuese el mejor ejemplo a seguir.

—La vida es tan mierda Paul.—hablo Patryk después de estar en silencio unos momentos mientras fumaba.

Paul no entendía la actitud tan negativa de su siempre positiva pareja, esto le preocupo de gran manera. Con cuidado tomo a Patryk de los hombros y lo acerco a él entonces comenzó a cantar una canción, una canción que solo él sabía lo que significaba para el polaco y para él por supuesto.
El rendimiento cuerpo de Patryk fue relajándose poco a poco al escuchar la carrasposa voz de Paul.

—Eres demasiado para mi Paul, no te merezco.—declaro el polaco afligiendo a su pareja.

—¿De que hablas? Claro que me mereces, o al menos yo sí te meresco ingrato ¿Quien sino tú me amaría de la manera en que soy?—hablo el holandés tomando al polaco de sus mejillas beso sus labios, delgados y deliciosos labios sabor a nicotina.

—¿Quien sino tú me darías besos tan amargos?—pregunto esta vez Patryk sonriendo feliz, la típica sonrisa de enamorado, en su rostro.—Te amo tanto Paul y yo sé que tú también me amas tanto. Pero tengo miedo de perderte, no soy un buen chico y nisiquiera se cuidar de un adolescente.

—Yo tampoco se cuidar de un adolescente, pero juntos lo haremos, porque estaremos juntos hasta que muramos, solo tú y yo, juntos hasta ancianos. Así que deja de pensar tonterías inútiles. Te amo Pat y eso debes tenerlo claro.—declaro Paul con seriedad y sinceridad. El amaba a su hermoso polaco y por nada del mundo lo dejaría ir, aunque le obligarán el nunca abandonaría a su amable Patryk.

—Eres el mejor Paul.—dijo Patryk recostado en las piernas de Paul.

—Lo se.—respondió el polaco con una dulce sonrisa.

El cigarrillo se terminó en la mano del polaco y los sentimientos se transmitieron por medio de besos con sabor amargo pero dulces por todo el amor.

_____

Tom subió los escalones y recorrió el largo pasillo hasta llegar a su habitación, al entrar lanzó su mochila a la silla frente a su escritorio y se tiró en su cama con pesadez, estaba agotado, física y mentalmente. No había pasado las penúltimas horas cuando un grupo de chicos lo atacó por lo de la cafetería, aunque está claro quién ganó, cinco contra uno no era un problema para el amante del ska. Lo que si era un problema era que sus padre se enteran.

Tom giró sobre su cuerpo quedando boca arriba mirando el encielado de su habitación. Los besos de Tord venían una y otra vez a su mente, desde ese beso accidental que terminó sangrando sus labios, el beso en la fiesta de su hermana hasta el pequeño beso de venganza en la cafetería, las mejillas del mayor se encendían como bolas de navidad.
Tom grito de frustración y vergüenza, ya no podía seguir negando que sentía algo por el menor desde hace un tiempo cosa que al parecer se intensificó luego de un tiempo desde la fiesta maldita. Se maldijo tantas veces que hasta a su pobre y bendita madre se moriría.

—Estúpido mocoso.—insulto con una almohada en su rostro sonrojado. La vida perfecta del gran Tom estaba siendo ahogada por un gran tsunami llamado Tord y no solo iba ahogarlo sino que lo hundirá si Tom no pone alto en este momento.

—No puedo creer que te atrevieras a hacerlo ahí frente a todos. De eso no te vas a librar tonto.—hablo con molestia jurando castigar a ese pequeño ser del mal, pero unos golpes en su puerta le interrumpieron, Tom se sentó en su cama con la almohada entre sus piernas.

—Tom, hijo ¿te sientes bien?—pregunto su madre al otro lado de la puerta que seguía cerrada.—Te he escuchado desde hace unos momentos, ¿con quien estás hablando?

—Eh... Con nadie madre, solo pensaba en voz alta porque me gusta mi voz. ¿eso es raro?—pregunto nervioso jugando con la almohada entre sus piernas.

—Es un poco raro pero ¿Quien es Tord? ¿no me estás escondiendo nada?—la mayor pregunto dudosa de sus palabras. En cambio a Tom se le fue el alma, su madre había escuchado el nombre del mocoso.

—Es un chico del instituto, él es mi compañero de laboratorio.—mintió nervioso pues ni él se lo creía.

—Esta bien.—respondió la mayor dejando a su hijo en paz.

Tom se dejó caer sobre la cama nuevamente y suspiro.

Because, I Like Boys.Where stories live. Discover now