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La mañana de ese día era, en particular, lluviosa. Chicos y chicas corrían de allá hacia aquí, de aquí hacia allá. El menor Larss corría en busca de refugio contra ese aguacero repentino, aunque era Inglaterra, él chico aun no se acostumbra a los cambios de clima, posiblemente ya estaba en su sangre.
Tord corrió por pasillos desolados, todos se encontraban ya en clases, él por dormir cinco minutos mas durmió media hora a parte de los cinco.
Entro en uno de los laboratorios buscando calor en la calefacción del aula. Saco su mochila de sus hombros la dejo caer al piso. Sus piernas se sentían frías, no era de más, él estaba empapado hasta la ropa interior.
Tord se recostó junto al gran aparato robando calor, se relajó cerrando sus ojos.

—¿Que haces aquí, Tord?—pregunto una voz temblorosa pero desafiante.

Tord abrió sus ojos y busco con la mirada a la otra persona en el lugar se encontró con unas profundas iris negras como cielo sin luces.

—Tengo frío.—respondió con simpleza, el no quería pelear en ese momento, él solo quería calor.

—Patético.—dijo en burla el mayor temblando en su lugar.

—¿Tú que haces aquí, Tom?—cuestiono con saña el menor.

—No te importa. —dijo el mayor con sus mejillas coloradas.

—Luego dices que yo soy el infantil.—comento el menor con gracia.

—¿Quieres pelea, niño?—dijo un Tom molesto de la arrogancia del menor.

—"Quiero follarte"—paso por la mente de Tord pero se contuvo. No quería ser golpeado por Tom.

—Ya tranquilo chihuahua.—Tord elevó sus brazos en señal de rendición.

—¿A quien llamas chihuahua, imbécil?—pregunto tosco el mayor mirando al menor con recelo. La camiseta que Tord traía puesta estaba empapada pegándose a su cuerpo dejando ver sobre la húmeda tela el torso y pectorales del chico extranjero. Imágenes de diferentes situaciones pasaban por la mente de Tom, él las apartaba con sutiles movimientos de su cabeza.

Aunque Tom no era el único miron, Tord no podía apartar sus ojos del cuerpo tembloro del mayor, imágenes volaban de aquí a allá, él solo las deja fluir.
La mirada de Tord se fijo en los pálidos labios del mayor, el quería devolverles el color rojo del calor con un beso. Penso en las consecuencias para al final enviarlo al avismo, con seguridad se acerco al distraído Tom, sentía su respiración aun mas cerca, entonces Tom volteo su vista al rostro de Tord, encontrándose con esas iris esmeralda que le confundían haciéndole sentir mareado.

—¿Que haces?—pregunto quedo al notar las intenciones del menor, Tord se paralizó a centímetros del rostro de Tom, todo su sistema colapso empezando a ponerse nervioso, busco una excusa.

—Yo...—hablo mirando los profundos ojos del mayor, sentía que le absorberían en cualquier momento.—Yo quería ver tus ojos.

Las mejillas de ambos se coloraron.

Tom guardo silencio. Podía sentir el calor cercano del cuerpo de Tord.

Sus miradas permanecieron conectadas hasta la interrupción de un dedo travieso en uno de los ojos del mayor, esto lo hizo alejarse del menor mientras ponía sus manos sobre su ojo lastimado.

—¡¿Que verga te pasa imbécil?!—grito con mucho enojo. Tord seguí en la misma posición con su dedo aun en el aire y una mueca de idiota.

—Si son ojos...—fue lo único que salio de su boca, miraba con incredulidad al mayor.

—Que mis iris sean grandes no significa que no tenga ojos, imbécil.—dijo Tom menos molesto.

El silencio se formo en el pequeño cuarto.

El silencio se rompió gracias a la campana pero la tensión no se esfumo.

Ambos chicos se levantaron al mismo tiempo, Tom fue por su mochila al igual que Tord.
El mayor camino hasta la puerta pero fue adelantado por el menor quien al paso le dio una fuerte palmada en su trasero. Tord volteo medio cuerpo para verlo.

—Me gustas Tom Ridge.—dijo Tord, se volteo de nuevo y salio del aula dejando a un confundido, avergonzado, molesto, feliz y sonrojado Tom.

Because, I Like Boys.Where stories live. Discover now