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El cielo se oculta tras las nubes grises que dejan caer con furia gotas ligeras de agua sobre la ciudad, las calles completamente mojadas al igual que los techos coloridos de las bonitas casas, todo era silencio exceptuando el golpe que producían las gotas sobre el techo de la casa de un chico enrollado en las sabanas recostado en su único colchón, su habitación era silencio total, estaba oscura pero sin llegar a la típica ceguera provocada por la falta mínima de luz, era una mañana sin mucha gracia. El chico seguía en la misma posición desde que subió a su habitación la noche anterior sin poder dormir ni un ápice siendo el testigo de la llegada del llanto del cielo, toda la madrugada el golpeteo de las gotas llenaron sus oídos sin parar y el chico lo disfruto hasta el ultimo golpeteo.

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Con desgane obligo a su cuerpo a levantarse de la cama tras estar observando a la nada por más de una hora, poso sus pies en el frió piso de su habitación caminando hasta el baño donde encerró, saco sus ropas, entro en la ducha sintiendo el agua fría recorrer su cuerpo haciéndole temblar, llevo sus brazos alrededor de si mismo abrazándose con frío físico y sentimental. Su cuerpo frió salio se sentía desde hace mucho, su pecho dolía pero lo ignoraba lo mejor que podía.

Salio de la que fue su casa, su hogar con un pequeño bolso colgado de su hombre dio una ultima mirada a la esa hermosa casa que tantos buenos recuerdos sin contar los malos, sus manos apretaron con poco de fuerza el bolso y giro su rostro hacia el frente a la calle donde se encontraba un bonito auto estacionado al lado esta el chico de cejas exuberantes esperándole. Tord camino al encuentro con el chico abriendo la puerta del auto para dejarlo subir cosa que no dudo ni un segundo. Ya no quería estar ahí.

El auto avanzo dejando atrás la casa donde una mujer alta, de cabellos castaños claros, su tez clara, con un expresión seria dejaba correr inconscientemente las lagrimas de sus hermosos ojos esmeralda brillosos por las lagrimas que huían de sus ojos, corriendo por sus mejillas y muriendo en el filo de estas.

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Tord mantenía su vista en el vidrio sin prestar atención hacia afuera. Todo era aburrido, tonto, ridículo, cliché-los cuales Tord odiaba tanto pues el los vivía día a día-. Tras una de viaje el auto se estaciona frente a una hermosa casa, no glamurosa sino sencilla. Paul bajo seguido de Tord caminaron por el corto jardín delantero hasta ingresar a la casa que en su interior se sentía cálido con un rico olor a canela en el aire.

-Quita tus zapatos-ordeno el mayor, Tord acato casi instintivamente.-Ven, vamos a hablar sobre unas cosas.-Dijo autoritario caminando hasta la sala de estar.

Claro que lo que menos quería Tord en esos momentos era hablar pero ¿que podía hacer mas que obedecer al otro chico? Con desconfianza asomo su cabeza por la entrada a la sala observando al mayor sentado en sofá color vino mientras encendía un cigarrillo noto la mirada del menor y lo volvió a llamar con un ademan de mano, Tord entro por completo y se sentó al lado de Paul que le dirigía una mirada aburrida como a los demás.

-Bien, en primer lugar, soy Paul y estoy en mi tercer año de universidad, esas veces que nos vimos en el instituto era solo por unas cosas que tenia que hacer, claro que si hablas alguna ves con tus padre por puedes decirlo ¿esta bien?-pregunto haciendo una pausa.

-Tranquilo, nunca volveré a hablar con ellos.-Respondió sin sentimiento.

-Eso esta bien. Ahora hablaremos de las reglas.-Dejo el cigarrillo de lado observando al cohibido chico a su lado.-Primera regla, no puedes llegar a casa mas tarde las diez de la noche debes estar ya aquí. Dos, no berrinches de adolescente. Tres, si tienes problemas o dudas siempre hablaras conmigo o con Patryk al cual ya conocerás. Cuatro, nada de novios a escondidas, si tendrás novio o tienes novio debes decirnos. Cinco, nada de fiestas mientras no estamos. Y creo que es lo mas importante por el momento.-Dijo volviendo a retomar su cigarrillo.

-Esta bien no tengo ningún problema con todo eso.-Hablo el chico dirigiendo por fin la mirada al mayor.-Y ¿cuando llegan tus padres?

-No lo se, están en un viaje de negocios... desde hace diez años.-Respondió soltando el humo por su boca.-Oye otra cosa importante, también es un secreto. Patryk y yo...-Paul fue cortado por un extremo portazo de la puerta principal y no tardo en levantarse al ver al otro chico con un rostro de asombro, se notaba que había dejado de respirar.-Pat... tranquilo respira...

-¡Que precioso!-exclamo envolviendo al menor-que estaba mas que confundido al repentino ataque-en sus brazos.-¿Como te llamas? Yo Patryk pero puedes llamarme Pat.

-¡Hey! solo yo puedo llamarte así-se quejo Paul.

-No seas gruñon Paul. Dime ¿cuantos años tienes?-siguió el chico mientras sostenía a Tord de los antebrazos.

-Mi nombre es Tord y tengo dieciséis.-Respondió a un perdido.

-Bueno Tord, bienvenido a la familia. Paul y yo seremos tus padres desde hoy.-Anuncio con una gran sonrisa.

Tord no entendía, el solo quería estar solo en ese momento, estaba cansado y deseaba dormir. Observo al alegre Patryk luego a Paul y se dejo caer de espaldas.

-No otra vez-dijo Paul golpeando su rostro con la palma de su mano, tomo el cuerpo de Tord en sus brazos y lo llevo a lo que seria la habitación del chico.



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Hola ¿como están?

En esta historia espero sea lo mas triste, pues trato de poner mucho de mi, puede que incluso llegue a la locura pero ñe.

Hasta luego.

Because, I Like Boys.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora