— Señorita Rockefeller, un gusto por fin conocerla, he oído bastante de ti. — Estrechó mi mano.

—¿Eres Mahia?

—No. —Miró a Sebástian confundida.

—¿Rossy, Nael, Angela, Cristina, Pamela, Kendal?

—Ella no es esa clase de amiga, Samira. —Dijo Sebástian.

—¡Wao, te sabes su lista de contactos completa! —Dijo la chica. 

—Es por precaución, — Le dije mirándolos a ambos. — tengo que saber quien podría hacerme daño.

Ambos se miraron.

—Mi nombre es Carolayn, la encargada de los viajes y negocios del señor Fantiny, es un gran placer conocerte, Sebástian no paraba de hablar de ti.

—Eso si te lo creo, le gusta alardear sobre sus trofeos.

—Samira, por favor. —Dice él. —No alardeo de ti, solo le conte quien eras. 

No hablé más y solo dibuje una sonrisa fingida que bastó para a aclarar que no estaba de mucho humor como para presentarme. Al parecer Sebástian tenía a todo su circo de marionetas enterado de mí y sin yo darme cuenta, a decir verdad, el que todos estén enterados de mí me aburre un poco.

— Señor. — Habló un chico que sostenía mi maleta — ¿A su cuarto?

Sebástian me miró esperando respuesta de parte mía. O sea ¿Puedo elegir?

— ¿Hay otros cuartos aquí? — Pregunté tímidamente.

— Sí. — Contestó Sebástian — Hay ocho cuartos, elige el que gustes.

— Quiero el cuarto número dos entonces. — Ordené.

— El dos en mi habitación, Samira. —Contestó Sebástian con una sonrisa.

¡Oh vamos! ¿¡Enserio!?

— Pues pido el ocho.

El chico asintió y comenzó a subir mis maletas al cuarto número ocho, yo pues me quedé un momento en la entrada, quería sentir el aire fresco y despejar la mente. Con cada paso me sentía agotada, tengo mi cuerpo muy adolorido pero el doctor dijo que tenía que caminar un poco, dormir bien tomar mis pastillas.

El lugar desde la entrada de la casa era hermoso, se podía ver la ciudad y lo hermoso que es cuando casi cae la noche.

— Tu eres la chica de en sueños, la hija de la diseñadora, cuanto ansié conocerte desde que Sebástian me habló de ti.

La voz femenina detrás de mí me hizo girar, y ahí estaba Carolayn con un sonrisa un fingida, sus ojos estaban clavados en las vendas que traía puestas, sus gestos se podrían describir como la chica facilona que consiguió trabajo con el presumido millonario y que soñó con tirarselo y no se le ha dado el plan.

— Me encuentro extraño que estés en casa de Sebástian, tenía entendido que él no deja entrar mujeres.

— Es cierto. — Se recogió el pelo — Pero tenía un asunto muy importante que hablar con él acerca del viaje a Europa, luego supe que estabas aquí y pues quise conocerte.

— Si. — Bufé.

— ¿Entonces estas aquí por tu condición supongo? — Preguntó mirándome completa.

— No Carolayn, estoy muriendo lentamente de cáncer y mis últimos días los quise pasar al lado del hombre que amo. — Lo dije sarcásticamente.

— ¿Amas a Sebástian?

— ¿De todo lo que te dije eso fue lo único que pudiste escuchar?

— Perdona, pero, ¿es cierto lo que dices?

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora