"Nada más aguantaste un golpe." + "Yo soy el rey de este maldito imperio."

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Jason McCann.

Dicen que si quieres ver el futuro, tienes que ver atrás. Antes me parecía una gran tontería, pero ahora lo sé, nadie huye del pasado.

Estaba manejando hacia un lugar en específico, Vanessa nunca ha venido aquí, por ello será sorpresa, y sé que de alguna forma le encantará. Él día del accidente... no me gusta hablar de ese día, pero, sí, el día del accidente Vanessa manejó en su auto deportivo como nunca. Ella lleva eso en la sangre, esa adrenalina, aventura. Esas cualidades la hacen más tentadora y sensual para mí. Me enamora cada vez más.

—Cada vez que estás pensando en algo, y estás concentrado te muerdes el labio, Jay. —escuché decir de parte de Vanessa en el asiento del copiloto, bloqueando el celular, mirándome con una ceja arqueada. Quería respuestas.

Pensaba en ti. No importa sí estás a mi lado o no, siempre lo haré. —respondí, relamiéndome los labios, y ella sonrió coqueta y con algo de ternura mirando a la ventana. Parecía estar sonrojándose.

Sonreí, jamás la había visto sonrojarse, pero carajo, sí que se ve linda. Me detuve por un momento, volteándome a verla, detalladamente. Se veía caliente. Que novedad. Sólo con verla, siento cómo se me pone duro.

—Uhm, la tensión sexual aquí me está afectando. —susurró Vanessa, y no pude evitar ver esos labios. Joder.

Me relamí los labios al ver que se mordió el labio inferior y se acomodó en el asiento. Cada vez que ella se acomoda así, y junta las dos piernas significa que la he mojado. Su respiración agitada se escuchaba por todo el auto, o tal vez sea yo, porque no puedo resistirme más...

Tomé aire, soltando un gruñido, para luego volver a tocar el volante empezando a manejar. Sentía la mirada de Vanessa observarme detalladamente. Acomodándose cada segundo en el asiento.

—Nena, una foto te podría durar más. —susurré, sonriendo divertido. Aún me sentía duro, y no es cómodo.

McCann, hazme tuya, maldita sea. —le escuché suplicar, soltando un jadeo. Me relamí los labios, se escucha como música para mis oídos.

Tenemos que llegar... —susurré, aún mirando el camino, pero mirándola de reojo.

Mierda. —la escuché maldecir, solté una risita y ella sonrió levemente— Dime a dónde vamos, aunque sea.

Adivina.

—No, dime.

—Aquí. —me estacioné al frente de un gran letrero. Estábamos en uno de los mejores lugares para carreras, donde las más grandes carreras de autos se crean. Un tumulto de gente rodea mi automóvil, Vanessa abrió los ojos en grande. Eran muchas fans. Mías.

Sonreí, bajando el cristal.

—Chicas, necesito que me dejen salir del auto, a mí y a mí novia. —hable lentamente, esperando su atención y comprensión. Con toda la paciencia del mundo.

—Jason, cántanos una canción.

—Jason McCann fírmame una nalga.

Lucifer Where stories live. Discover now