"Eres un bello suplicio, Lucifer en carne y hueso."

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Vanessa Steele.

Estábamos en el ascensor, la fiesta privada estaba en el último piso. Justo cuando Jason entró, se cerraron las puertas y oí y vi como todo se apagó, se escuchó como el mecanismo se detuvo.

¿Casualidad que Jason y yo nos quedásemos solos en un ascensor encerrados? No lo creo. Esto fue obra de Juliette y Max, ellos nos saludaron y sonreían mucho, algo muy sospechoso. ¡Ellos lo planearon, joder!

No escuchaba nada. Sólo oía la proximidad de Jason y la sangre que golpea en mis sienes. No sé muy bien dónde está, y apenas le oigo respirar.

Justo cuando quería hablar, levanta con lentitud casi diabólica mi barbilla para darme un beso mojado en el cuello. Una deliciosa sensación me electriza de la cabeza a los pies. Susurró en mí oído y terminó por tambalearme.

Tienes una piel sumamente deliciosa y suave...

Durante un momento, intentó controlar mi mente. Mi cerebro está en ebullición mientras mi cuerpo se abandona completamente al juego de Jason McCann.

De repente se aferra más a mí, tomando mi boca con una brutalidad perturbadora pero a la ves sexy.

Con avidez, cojo su nuca para besarlo salvajemente. Cómo si mi vida dependiera de ello. Cómo si me falta tiempo.

Oigo como deja escapar un suspiro de satisfacción.

Pero, ¡Maldita sea! El ruido de motores resuena en la cabina y el ascensor se pone en movimiento.

La luz cegadora, me deslumbra.

Me volteé a ver a Jason, y este me da una sonrisa coqueta. Cuando las puertas del ascensor se abren, sentí la mirada de todos, personas se me acercaban a abrazarme o saludarme, y yo sólo maldecía por dentro. Mi piel estaba tan caliente, yo sólo esperaba a que él aire hiciera que mi calentura se bajase, se controlase.

Es qué, todo con Jason es así, me hace llegar al éxtasis con tan sólo nada más una simple caricia o mirada turbadora.

Juliette y Max se nos acercan, no encontraba palabras para explicarles que casi toco el cielo con los dedos, con Jason en el ascensor.

—Hablamos luego, Nessa. Al parecer estás tan en shook, que no sabes ni cómo explicar lo qué pasó. —escuché decir a Juliette, abrí la boca en grande.

—¡Lo sabías, zorra! —grite, antes de verla desaparecer entre las personas con Max, todos nos miraban raro. ¿Será por qué nos estábamos poniendo apodos algo... ofensivos?

—¡Lo planeé, hasta luego perra! —grita Juliette, guiándome un ojo para al fin desaparecer.

En eso, Jason toma mi mano y le da un tierno beso. Lo miré, sentí como mi piel se estremecía.

—Creo que deberíamos irnos a un lugar... Más privado, cielo. —susurra Jason en mi oído, agarrándome de la cintura.

—¿Tú crees? —susurré bromeando, sonriendo divertida— Cielo, fue lo que me hiciste sentir que toqué al besarme de tal forma en el ascensor, en plena oscuridad...

—¿Quieres algo más romántico que eso? Hubiera sido tan excitante, que el ascensor se hubiera quedado un ratito más... —susurra en mi oído para luego mirarme a los ojos, sus labios estaban a centímetros de los míos— y hubiéramos hecho el amor, en plena oscuridad. Sería algo muy lamentable, ya qué si eso hubiese pasado, hubiese deseado algo de luz para poder admirar tu figura mucho mejor. Algo así como una vela.

Que romántico, McCann. —murmuré relamiéndome los labios, lo agarré de la mano y entré al baño, cerrando la puerta con seguro.

Que rápida, Steele. —murmura Jason, acercándoseme violentamente,

Tomándome de la cintura bruscamente para después besarme con deseo y pasión.

No me pude resistir, así que, no era de esperarse que le devolvería el beso.

Me chocó contra la puerta, pero di una vuelta dejándolo esta vez acorralado.

Esta vez, me chocó contra la pared, dejándome a acorralada.

—¡Dios, McCann! —gemí bajo al separarme de sus labios por aire, su erección hacia rozado con mi entrada. Él estaba igual de excitado como yo.

Uhm... ¿Alguien no puede aceptar que no tiene mando alguno sobre mí? —susurra Jason, algo ronco y agitado. Maldición, que ardiente es cuando está en ese modo.

—¿Seguro? —pregunto en un susurro, chocándolo contra una de las puertas de un cubículo del baño. Escuche como suelta un gruñido y sonreí victoriosamente— Sí no lo tuviese, no tuvieras una erección que la siento justo en mi vagina, ¡Oh! Y, no cabe mencionar que no estuvieras tan agitado y con los ojos oscuros de la lujuria y deseo. Provocadas por mí, Satán.

—No culpes a mi pene, soy hombre y no puedo evitar excitarme con tal seducción, eres una maldita genia en la provocación, seducción y excitación... —susurra Jason sobre mis labios, mirando estos— Además de que, aún no sé cómo puedas llegar a ser en la cama, pero me imagino que serías una jodida diosa. Quién lo diría, eres un bello suplicio, Lucifer en carne y hueso. Justo, lo que he buscado durante mucho tiempo.

Eso no lo sabrás aún, McCann. —susurro, mirándolo a los ojos— ¿Que has estado buscando, Satán?

La mujer correcta que desee acompañarme en mi infierno, y quien como Lucifer. —susurra Jason sonriendo, para luego chocarme contra uno de los espejos del baño— Antes era un rey, sin una reina, y estoy seguro de que ya la encontré.

Estaré aquí siempre, amor. —susurré acariciando su mejilla— No importa lo que pasé. ¿Recuerdas el día en el que entraste tan rápido como el rayo y me abrazaste en vez de preguntarme como estaba o qué pasó? Era porque sabías que lo que necesitaba era... sentirme segura. Y tú lo lograste. Jason, McCann, has demostrado que hasta la persona más fría... puede tener corazón, puede enamorarse, puede llegar a sentir. Me encantas.

—El motivó por la cual no te he pedido que seas mi novia, es porque, yo también deseo que sea perfecto. No quiero cagarla contigo, y perderte. Quiero algo que dure para siempre, así que... —hizo una pausa y me besó tiernamente sonriendo— Todo a su tiempo, Vanessa Steele.

Iba a responderle, pero tocan a la puerta, me arregle el vestido y el pelo. Me miré en el espejo y sentí como Jason me abraza por detrás.

Te ves hermosa como sea. —susurró en mi oído, para luego darme un beso en el lóbulo.

Lucifer Where stories live. Discover now